El 11M de 2004
Historia de España
Crónica del siglo XXI

Apoteosis de Don Tancredo

Libertad Digital, lunes, 18 de Mayo de 2009 - Luis del Pino

Doble ración de noticias hoy del 11-M.

El Mundo publica, por su parte, una entrevista con el perito Antonio Iglesias, que desvela algunos sabrosos detalles acerca de las interioridades de la pericial de explosivos realizada durante el juicio, detalles que resultarían esperpénticos si el asunto no fuera tan trágico.

Básicamente, la situación en la que nos encontramos es la siguiente: asumiendo que las muestras que fueron entregadas a los peritos proceden de los trenes y no están previamente manipuladas, entonces los resultados de los análisis demuestran que en los trenes no pudo estallar Goma2-ECO, sino Titadyne.

El problema que tenemos es cómo se transforma esa certeza racional en algo más que una simple certeza racional. Porque, hasta el momento, todos los partidos políticos, sin ninguna excepción, continúan haciendo el Don Tancredo con el 11-M. Lo hace el PSOE, que desde el primer momento ha puesto el máximo empeño en que la masacre de Madrid no se investigue. Pero también el PP hace el Don Tancredo en el tema del 11-M, lo cual ya es algo más difícil de explicar. Como también hace el Don Tancredo UPyD, que pretende presentarse como una alternativa a los partidos tradicionales y que, a la hora de la verdad, forma parte con ellos de una misma cofradía del silencio.

Por si la información publicada por El Mundo en las últimas semanas fuera poco, publicamos hoy en Libertad Digital nuevos datos sobre las supuestas "negligencias" que permitieron a los "huidos" del 11-M largarse de España. Si el otro día conocíamos que a Daoud Ouhnane no se le detuvo porque no se quiso, hoy es la propia sentencia de la Operación Tigris la que nos desvela que a Mohamed Afalah no se le trajo a España porque a alguien no le dio la gana. Turquía puso a Mohamed Afalah a disposición de las autoridades españolas, a pesar de lo cual nadie exigió su entrega.

Hay un detalle que conviene resaltar: ya no estamos hablando de informaciones periodísticas que alguien pudiera sentirse tentado de discutir. Estamos hablando ya de verdades judiciales. Quien dice que Afalah estuvo a disposición de la Policía española desde junio de 2004 y se le dejó escapar es la propia Audiencia Nacional. Quien dice que no ha quedado acreditado que Mohamed Afalah se suicidara en Irak (que es lo que en su día nos dijeron) es la propia Audiencia Nacional. No es de extrañar que la sentencia de la Operación Tigris tardara tanto en darse a conocer, porque resulta ciertamente demoledora. Supongo que las presiones al tribunal habrán alcanzado niveles ciertamente notables.

Pero volvemos, claro está, a la pregunta que antes planteábamos: ¿y ahora qué? ¿Va alguien, dentro del panorama político, a mover un dedo para que se esclarezcan estas nuevas incógnitas que la propia Audiencia Nacional ha puesto sobre la mesa?

¿O tendremos que seguir siendo un escaso grupo de medios de comunicación los únicos que movamos ficha?

Ya está bien de dontancredismo, ¿no?

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Otro huido del 11-M estuvo a disposición de la Policía desde junio de 2004

Libertad Digital, lunes, 18 de Mayo de 2009 (Luis del Pino)

Una sentencia, la de la llamada operación Tigris, puede aclarar otra; la del 11-M. La clave vuelve a estar en los supuestos autores materiales huidos. En este caso, el protagonista no estaba en un piso de Barcelona sino en Turquía. Se comunicó en junio de 2004. Después voló.

Después de cinco años de investigaciones, el primer asalto judicial sobre los atentados de Madrid se cerró con un resultado ciertamente decepcionante: ni siquiera sabemos quién puso las bombas que estallaron en la mañana del 11 de marzo de 2004.

Antes de comenzar el juicio del 11-M, la versión oficial establecía que las bombas habían sido colocadas por Jamal Zougham (el único condenado como ejecutor material), por Abdelmahid Bouchar y por las siete personas que al parecer murieron en la explosión de Leganés, más otros cuatro individuos que habrían huido de España con posterioridad al atentado y habrían terminado suicidándose en Irak. Un total de 13 responsables para 13 bombas.

Posteriormente, las sentencias de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo vinieron a lanzar un jarro de agua fría sobre esa versión oficial, al absolver a Abdelmahid Bouchar de la autoría material y al establecer que no podía determinarse qué participación habían tenido los 7 muertos de Leganés en los hechos, puesto que su implicación no se había analizado en el juicio de la Casa de Campo.

Ahora, la sentencia de la Operación Tigris viene a arrojar nuevas sombras de duda sobre el último grupo de supuestos autores materiales (los huidos a Irak), al desvelar importantes contradicciones en los informes policiales correspondientes.

Las llamadas de Afalah

Así, en la sentencia del 11-M se afirmaba que Mohamed Afalah (uno de los cuatro supuestos huidos a Irak) llamó a su familia desde Irak los días 17 de marzo, 30 de abril y 12 de mayo de 2005, para despedirse de ellos antes de inmolarse en un atentado suicida. Sin embargo, en la sentencia de la Operación Tigris se desvela, basándose en informes policiales no incorporados al sumario de 11-M, que Mohamed Afalah fue detenido por la Policía turca el 14 de junio de 2004 e internado en un centro de detención de extranjeros con vistas a su expulsión, donde permaneció varios meses, hasta que consiguió huir el 28 de marzo de 2005.

En consecuencia, es imposible que Mohamed Afalah llamara a su familia desde Irak para intentar despedirse el 17 de marzo de 2005, puesto que en esa fecha estaba todavía detenido en Turquía.

La detención

Pero entonces, ¿uno de los supuestos autores materiales del 11-M fue detenido en Turquía en junio de 2004 y permaneció en prisión diez meses, a pesar de lo cual no se le puso a disposición de la Justicia española?

En efecto, según la sentencia de la Operación Tigris, Mohamed Afalah fue detenido en Turquía el 14 de junio de 2004, portando un pasaporte español falsificado a nombre de Tarek Hamed Hamu. Las autoridades turcas comunicaron ese mismo día la detención al Consulado General de España en Estambul, solicitando permiso para repatriar a España al detenido, puesto que tenía pasaporte español. El Consulado General de España en Estambul informó a la Embajada de España en Ankara, quien a su vez solicitó del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación que se confirmara la validez del pasaporte español.

Las autoridades turcas enviaron a España toda la documentación necesaria. Según consta en la sentencia de la Operación Tigris, tanto el pasaporte con la fotografía como las huellas dactilares del detenido estuvieron a disposición de la Policía española desde el 11 de agosto de 2004, a pesar de lo cual nadie reclamó nunca a Mohamed Afalah desde España.

Finalmente, el 28 de marzo de 2005, Mohamed Afalah se fugaba del centro de internamiento, como recoge la sentencia de la Operación Tigris.

Las contradicciones

¿Cómo es posible que nadie identificara a Mohamed Afalah, en busca y captura por el 11-M, a pesar de disponer de su fotografía y de sus huellas digitales? ¿O es que nadie le quiso identificar? ¿Sucedió, tal vez, lo mismo que con ese otro huido, Daoud Ouhnane, a quien se fotografió en mayo de 2004 en Santa Coloma de Gramanet, a pesar de lo cual nadie le detuvo?

Según la sentencia de la Operación Tigris, existen numerosas contradicciones en las explicaciones dadas por la Policía al hecho de que no se reclamara la entrega de Mohamed Afalah por parte de las autoridades turcas. De hecho, en la sentencia constan hasta cuatro versiones diferentes sobre cuándo conoció la Policía española la detención de Afalah.

Primera versión

Así, en un oficio de fecha 12 de febrero de 2007, firmado por el Inspector Jefe de Sección con carnet profesional número 18.428, se afirma que fue con fecha 08 de febrero de 2007 cuando se tuvo conocimiento de que las autoridades turcas habían detenido a un individuo en posesión del pasaporte español falsificado a nombre de Tarek Hamed Hamu.

  Segunda versión

Sin embargo, en otros dos informes policiales fechados el 9 de octubre de 2006 y el 2 de febrero de 2007, firmados ambos por el policía con carnet profesional número 18.403, se hace constar que el individuo llamado Tarek internado en el centro de detención de Estambul había sido identificado como Mohamed Afalah.

Tercera versión

El mismo funcionario policial que firmaba el primero de los oficios a los que hemos aludido (el 18.428) afirma en otro oficio posterior, de fecha 27 de febrero de 2007, que fue el 7 de abril de 2005 (gracias a un escrito de la Brigada de Información de Ceuta) cuando se tuvo conocimiento de la detención en Turquía, en junio de 2004, de una persona con un pasaporte falsificado a nombre de Tarek Hamed Hamu.

Como consecuencia de esa información, el 9 de mayo de 2005, se solicitó del agregado del Ministerio del Interior en Turquía todos los datos relacionados con esa persona detenida en Turquía, incluidas fotografías, huellas y copias de la documentación que portaba. De dicha información tenían conocimiento tanto el instructor como el secretario de las diligencias (funcionarios policiales 18.428 y 82. 934).

Cuarta versión

Por su parte, el informe general de la Operación Tigris, realizado por el Secretario de las diligencias, indica que fue el día 6 de septiembre de 2005, de modo casual, cuando se tuvo conocimiento de la detención de una persona que portaba pasaporte a nombre de Tarek Hamed Hamu.

Cuatro versiones distintas para unos mismos hechos. Lo cual, lejos de despejar las incógnitas sobre por qué no se reclamó a Turquía la entrega de Mohamed Afalah, viene a plantear incógnitas adicionales: ¿en qué fecha tuvieron realmente conocimiento de la detención de Mohamed Afalah las unidades policiales que investigaban la Operación Tigris? ¿Cuándo se llevó a cabo la comparación de las huellas digitales de Mohamed Afalah con las del detenido en Turquía?

¿Y por qué todos esos datos no se pusieron a disposición del juez instructor del 11-M y del tribunal de la Audiencia Nacional encargado de juzgar los hechos?

La propia sentencia amplía todavía más estos interrogantes, al afirmar que "no consta exactamente cuándo identificó la Policía española a Mohamed Afalah mediante la comparación de las huellas recibidas y las que constaban de Afalah en los archivos policiales". De hecho, y siempre según la sentencia, no existe ningún tipo de informe pericial donde se acredite expresamente que la persona detenida en Turquía era Afalah.

En otras palabras: que tenemos que creernos que en algún momento (no sabemos cuándo) alguien (no sabemos quién) dictaminó por fin (no sabemos cómo) que la persona que había sido detenida en Turquía y que luego se había fugado a Irak era Mohamed Afalah.

El suicidio

Supuestamente, Mohamed Afalah pasó a Irak después de fugarse del centro de internamiento en Turquía. Y allí, según la versión oficial, se habría inmolado en una acción suicida.

La sentencia de la Operación Tigris da por buena la versión de que Afalah murió en Irak, aunque en unos términos que vienen a socavar un poco más la versión oficial del 11-M.

En concreto, la sentencia afirma, con un grado de imprecisión ciertamente peculiar, que Afalah falleció "por el mes de mayo de 2005" en Irak. Pero, por lo que respecta al motivo de la muerte, lejos de corroborar la historia de que participó en algún tipo de acción suicida, la sentencia afirma que la forma en que Afalah murió "no ha quedado suficientemente acreditada". En otras palabras: que tampoco existe prueba alguna de que sea cierta la historia que nos contaron sobre que Afalah había muerto en un atentado suicida en Irak.