El filósofo mormón Richard Sherlock se convierte tras una homilía del cardenal Burke sobre Dietrich von Hildebrand
C.L/ReL 7.04.2012
En la madrugada del Sábado Santo, como se
recibe en muchas diócesis a los catecúmenos adultos, será
bautizado en la parroquia Santo Tomás de Aquino de Logan, en la
diócesis de Salt Lake City (Utah, el estado mormón),
un profesor de filosofía que inició su proceso de conversión
en septiembre de 2010, en Roma.
De Harvard a Utah
Se trata de Richard Sherlock, doctor en
Filosofía por la Universidad de Harvard y profesor de esa
disciplina en la Universidad de Utah, tras enseñar en diversos
otros centros académicos del país en Memphis, Boston o Nueva
York.
Todo un "cerebro" que nació en una familia
mormona algo sui generis: su madre sólo
practicaba a medias y su padre se convirtió al mormonismo muy
tardíamente. Así que Richard no hizo los célebres viajes de
misión de los jóvenes mormones por el mundo.
Es más, perdió pronto esas convicciones en cuanto empezó a
estudiar filosofía en la Universidad: "No perdí la
fe, sino que la cambié. Dejé de ser mormón para ser
cristiano cada vez más profundamente, de una forma más
intelectual y espiritual", explica en una entrevista
concedida al website de la diócesis.
La cultura de la vida
Según su hermano, ya era de facto un teólogo católico
cuando se graduó en Harvard a finales de los setenta con una
tesis sobre los llamados "derechos reproductivos" que
le situaba en las antípodas de la cultura de la muerte, lo cual
no deja de tener mérito en ese lugar y en esa época. Como
también que a mediados de los ochenta enseñase en la
universidad neoyorquina de Fordham que el control de
nacimientos era "moralmente equivocado".
Opuesto siempre al aborto y a la eutanasia, nunca se planteó sin
embargo hacerse católico.
"En cierto modo he sido el último en darme cuenta
de que era al catolicismo a donde realmente pertenecía",
explica. Y eso que su compañero de habitación en Harvard,
especialista en los Padres de la Iglesia, se lo había dicho:
"Hace veinte años me dijo que por mi forma de pensar y de
hablar tenía que hacerme católico. Yo sabía que él tenía
razón, pero luego... la vida seguía su curso".
Burke y Hildebrand
Intelectualmente católico, pues, hace tiempo, no fue hasta el
otoño de 2010 cuando cambió su corazón.
Dietrich von Hildebrand
"Comprendí Roma por primera vez durante
una conferencia en un congreso sobre la obra del fenomenólogo y
converso católico Dietrich von Hildebrand. Y
asistí a una misa celebrada por el cardenal Raymond
Burke. Su homilía fue magnífica y la bendición cayó
sobre mi cuerpo como una descarga eléctrica. Fue un sentimiento,
pero también algo más. Fue una comprensión de la verdad, una
iluminación. Sentí lo mismo que al meditar sobre el Evangelio
de San Lucas en la capilla del monasterio de Huntsville
[comunidad trapense de Utah]".
Raymond Burke, de 63 años, hasta 2008 arzobispo
de St Louis y desde entonces cardenal prefecto de la Signatura
Apostólica, es uno de los prelados más próximos a la
mentalidad de Benedicto XVI, y Dietrich
von Hildebrand (1889-1977) uno de los grandes filósofos
católicos del siglo XX, autor, entre otras obras, de El
caballo de Troya en la Ciudad de Dios, una de las grandes
reflexiones sobre la situación de la Iglesia en el postconcilio.
Las candelas
Este domingo, Sherlock recibirá por fin las aguas bautismales,
que bañarán esa cabeza pensante que ya le había llevado
intelectualmente a Cristo antes de que su corazón lo supiera:
"Había estado en misa varias veces, pero nada podía
haberme preparado, tras mi conversión, para lo que supuso mi
primera Vigilia Pascual, recorriendo la capilla oscura
en la procesión de las candelas".
"Cristo es la luz del mundo y nosotros
somos su pueblo", concluye, ya en capilla antes del gran
día.