El 11M de 2004
Crónica del siglo XXI
La sentencia contra Sánchez Manzano le deja en una posición indefendible en la querella por los delitos de falso testimonio y de encubrimiento por ocultación de pruebas
LD 17 de septiembre de 2009 Luis del Pino
La sentencia del Juzgado de Instrucción 56,
que desestima en su integridad la demanda de protección del
honor que Sánchez Manzano había interpuesto contra El Mundo y
cuatro de sus periodistas, marcará un antes y un después en las
investigaciones del 11-M.
Tiene gracia que tenga que ser una juez de primera instancia la
que se atreva a poner negro sobre blanco lo que, a pesar de
resultar evidente, los jueces de la Audiencia Nacional y del
Tribunal Supremo no se atrevieron a confirmar en su día: que se
han producido gravísimas irregularidades en las investigaciones
del 11-M, como algunos medios de comunicación (¡qué pocos!)
venimos denunciando desde hace ya tiempo.
Porque la juez Lledó (mis felicitaciones,
señora) no se ha limitado a rechazar la demanda invocando
genéricamente el derecho a la libertad de expresión, sino que
ha entrado en el fondo del asunto, examinando las pruebas
aportadas por El Mundo y las declaraciones de los testigos, y
estableciendo un relato de los hechos que deja a Sánchez
Manzano, y a la propia versión oficial, a los
pies de los caballos.
Porque se confirma que Sánchez Manzano ordenó llevar
los restos de los trenes a la Unidad Central de Tedax, en contra
del cauce usual, que era que se llevaran a la Brigada
Provincial de Desactivación de Explosivos.
Porque se confirma que el laboratorio de los Tedax, a diferencia
del de la Policía Científica, no contaba con el equipamiento
necesario para los análisis detallados que había que realizar a
las muestras, a pesar de lo cual no se enviaron a la Policía
Científica esos vestigios que nos habrían permitido conocer
qué explosivo estalló en los trenes.
Porque se confirma que Sánchez Manzano volvió a faltar
a la verdad en el juicio del 11-M (ya lo había hecho
antes en la Comisión de Investigación del 11-M, al decir que la
nitroglicerina era un componente común a todas las dinamitas),
cuando dijo que NUNCA se enviaban restos no pesables (es decir,
residuos de explosiones) a la Policía Científica.
Porque se revela que la Brigada Provincial de Tedax remitió a la
Unidad Central dirigida por Sánchez Manzano una nota informativa
(dato que hasta ahora desconocíamos) indicando que la mochila de
Vallecas no estalló porque tenía dos cables sueltos, a pesar de
lo cual el comisario Sánchez Manzano no comunicó ese
extremo al juez Del Olmo en el informe sobre explosivos
de 26 de abril de 2004, en el que se afirmaba que se desconocían
las causas por las que la mochila no había estallado.
Porque se confirma que lo primero que se hizo con el teléfono
encontrado en la mochila de Vallecas, en la madrugada del 12 de
marzo, fue desarmarlo para efectuar el análisis de huellas
dactilares y que eso implica, necesariamente, que se
perdió cualquier información de programación que el teléfono
tuviera. A pesar de lo cual, Sánchez Manzano le dijo al
juez Del Olmo que el teléfono estaba programado en modo alarma,
con las 7:40 como hora de activación.
Lo que esta "verdad judicial" establece es tan
contundente, respalda hasta tal punto lo que hemos venido
publicando a lo largo de todo este tiempo, que puede
tener consecuencias de largo alcance en los diversos procesos
abiertos en relación con el 11-M.
Para empezar, Sánchez Manzano queda en una posición
indefendible en la querella por los delitos de falso testimonio y
de encubrimiento por ocultación de pruebas, que contra
él se instruye a instancias de la Asociación de Ayuda a las
Víctimas del 11-M. Porque ahora tenemos que varias de las
irregularidades más graves denunciadas desde los medios de
comunicación han recibido un respaldo judicial.
Pero la sentencia que ayer conocimos también puede tener,
debería tener, influencia en la causa que sobre el 11-M se sigue
instruyendo en la Audiencia Nacional. ¿O es que acaso el juez
Velasco puede hacer oídos sordos a estos nuevos hechos probados
y continuar instruyendo, como si nada, una causa contra
islamistas de opereta que aparecen y desaparecen, que mueren y
resucitan, en un vano intento de afianzar una instrucción
sumarial que, como la sentencia de ayer demuestra, está podrida
desde su mismo inicio?
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Sobre el 11-m.
Pío Moa LD 18.09.2009
Lo único que está claro sobre este asunto son dos cosas: que nada está claro, y que el gobierno y la "oposición" están empeñados en que no se aclare en absoluto y han formado un frente cerrado contra las investigaciones independientes que han mantenido un foco de esperanza de que la oscuridad no se impondrá. Hay otras cosas claras, por supuesto, como la rapidísima explotación, absolutamente inmoral y demagógica, sospechosa por sí misma, que hicieron del atentado el PSOE y PRISA (¿recuerdan el "sindicato del crimen?), ahora felizmente desavenidos. Esta gente ha llegado incluso a utilizar fraudulentamente la ley contra los investigadores, lo cual revela su nerviosismo. Ahora, la sentencia de la juez sobre el asunto de Sánchez Manzano, el cual no pudo obrar como lo hizo sin órdenes superiores, quizá abra una grieta en el poderoso frente antiaclaración. Dentro del tremendo deterioro que sufre la justicia española, quedan todavía algunos jueces que no son meramente funcionarios a las órdenes de los mandamases de turno, como los precedentes hacían suponer a Sánchez.
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