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Para celebrar el centenario de Schola Cordis Iesu ya desde 2024
En 1955 se celebró oficialmente el trigésimo aniversario de
la fundación de Scola Cordis Iesu
(Aniversario
de la fundación de «Schola Cordis Iesu» Revista Cristiandad de Barcelona nº. 268, 15
de mayo de 1955, página 179), pero Luis
Creus dejó escrito que en 1924 comenzaron sus reuniones los
iniciales miembros de lo que después se denominó Schola y
finalmente Schola Cordis Iesu; y siempre se nos dijo a los que
llegamos después, en la tercera generación, que el comienzo fue
en 1924.
Podríamos pues empezar a celebrar ya su centenario, al menos los que cada vez parece más claro que no tenemos "subjecto" para reuniones.
Para celebrarlo podemos ver, si Dios quiere, algunos extractos de escritos sobre Schola publicados en la revista Cristiandad de Barcelona, que "no es el órgano de Schola, pero que la hacen los de Schola".
Dice Luis Creus Vidal en su artículo "Prehistoria" de CRISTIANDAD publicado en la revista Cristiandad de Barcelona en su nº. 5, 1.06.1944, pág 99:
Los orígenes remotos de esta nuestra Revista, ... primero su germen, ... luego su «prehistoria»...
Desde 1924 ... comenzamos a reunirnos. ... fue en 1932 cuando nuestro grupo empezó a tomar personalidad... como muy bien dice nuestro compañero «Fraxinus Excelsior» [Enrique Freixa Pedrals], en aquella época «éramos muy jóvenes».
Muchos libros, mucha dirección [la del Padre Orlandis], pocos miembros... No pocos cambios de domicilio... Auténtica tertulia... llevábamos muchos meses de labor cuando nos apercibimos de que ni nombre habíamos atinado en tomar... Alguien, por fin, sugirió ... «Schola».
Fue una escuela, y escuela de verdad. Y hasta hubo quien nos tomó en serio... varias veces la jerarquía más directa y más cara se dignó descender hasta nosotros...
Un día, que no fue el único, recibimos la visita de un Padre [José M. Murall, S. J.] ... Era el Padre Provincial de la Compañía de Jesús [en su "provincia" de] Aragón .
...
Truncó... nuestra vida social la tragedia de 1936. Durante la misma tuve ocasión de hablar, en circunstancias bien extraordinarias, de nuestra «Schola», con otra jerarquía más alta: con el Pastor de nuestra Diócesis, con el Obispo Mártir, doctor Irurita. Conocía nuestro grupo, y me manifestó altísimamente la complacencia que le causaba nuestra buena voluntad. Y ratificó y avaló si procede la palabra la dirección que nos guiaba y a la que obedecíamos [la dirección del Padre Orlandis]. Los momentos parecían dar especial solemnidad, como de testamento, a sus palabras: «Síganla me insistió sin titubeos. Cuanto ella les mande y recomiende hacer, es el Obispo de Barcelona quien lo manda y recomienda».
El decisivo libro de Echave sobre el martirio del obispo Irurita
...En nuestra ciudad quedaba, oculta y latente, pero bajo la protección de Dios, aquella «Schola» tan querida.
...
El Padre General de la Compañía de Jesús, el P. Wladimiro Ledochowski... no había olvidado los coloquios alguno de ellos en audiencia especial y privada que con nosotros, cuando «Schola» estaba en germen, pero ya con conciencia de su misión, en 1929, se había dignado tener en ocasión de su visita a Barcelona...
Pude proceder a publicar un libro... me atreví a pedir un prólogo a aquel mismo Padre Provincial ... Pronto me llegó el prólogo..., que se refiere, más que al libro..., a aquella «Schola»... este prólogo constituye la mejor y más autorizada historia de «Schola»... voy a reproducirlo:
¿Cuál es la historia interna del libro?... Volviendo por unos momentos la vista atrás, podríamos asegurar que a la España católica no la destrozó propiamente el pueblo sindicalista. ¡Pobre pueblo! Desde mucho tiempo se estaba fraguando la ruina de la patria en los cerebros de unos cuantos, que se dieron a sí mismos el calificativo de «intelectuales». Estos tales se formaron, en primer término, es decir, se deformaron, a sí propios, descristianizando sus inteligencias; luego se esforzaron por descristianizar las de los demás. «Hay que acabar con toda la civilización cristiana», repetían en privado y en público. Por modo astuto se apoderaron de gran parte de la enseñanza oficial, hicieron la revolución desde los libros y desde las cátedras.
No pocos jóvenes católicos contemplaban con honda pena los daños causados por los enemigos: ponderaron su táctica. No contentos con examinar y lamentarse, determinaron prepararse también, hacer por el triunfo de la verdad y del bien lo que los adversarios hacían por el de la falsedad y del mal. Este ideal asoció a no pocos jóvenes, a algunos de ellos en la capital de Barcelona.
Sobremanera prácticos, se contentaron al principio con lo necesario: Director, sacerdote, es decir, maestro y maestro excelente; libros, muy escogidos libros; espíritu sobrenatural, que vivificara y vigorizara todo. Modestia. Su nombre no podía serlo más: expresión del deseo de aprender y formarse.
Algunas veces visité su local. Muy sencillo: cuatro salas; dos para libros, muy buenos, de historia, filosofía, teología; sala de sectas, es decir, de cuanto podía servirles para conocer al enemigo; sala de reunión. Allí trabajaban, oían al maestro, le preguntaban, le presentaban sus dudas, proponían sus planes, fijos siempre sus ojos en el porvenir, que esperaban y para el que se preparaban. Su Director se lo predecía con seguridad y claridad admirables.
Se observaba en ellos, ante todo y sobre todo, amor a la verdad católica, deseo sincero de adquirir criterio netamente católico para resolver según él los problemas de hoy. Vida sobrenatural con la práctica de la caridad para con Dios y para con el prójimo y con la sumisión más completa a la Iglesia de Jesucristo. Trabajo asiduo para adquirir competencia en lo religioso, cultural, social, económico. No se contentaban con manuales, pues deploraban la confusión reinante en nociones las más elementales sobre moral y derecho, en las que se apoyan las relaciones de los hombres y de los pueblos.
Fruto de aquella labor callada y escondida es el presente libro. Su doctrina será muy útil a todos, pero lo será aún más el ejemplo de aquel reducido grupo de jóvenes. La formación social, sobre todo, de los que quieren trabajar seriamente, ha de ser en primer término doctrinal, base sólida, cuerpo de doctrina compacto, estudiado a la luz de la filosofía cristiana. Esta preparación conservará las inteligencias alejadas de influjos sentimentalistas perniciosos; sugerirá, al exponer la doctrina, palabras que sean expresión fiel de la concepción justa de las cosas; soslayará problemas resbaladizos y partidistas; mantendrá siempre vigorosos los grandes principios religiosos, sin desviarse nunca del camino da la verdad y del bien. ...
José M. Murall, S. J. -- Villa Santa Croce, San Remo -- Diciembre 1937.
Del libro
de Luis Creus Vidal, Paganismo
y Cristianismo en la economía,
Ediciones Antisectarias. Burgos 1938.
Pasada la tormenta, reuniéronse otra vez bajo la misma dirección, salvada providencialmente también los dispersos miembros. Faltaban dos en los que se habían cifrado las mayores esperanzas. Mas decir que faltaban no es cristiano, que han seguido asistiendo a estas nuestras reuniones, que tan queridas les eran, desde el Cielo; mas esta vez no para aprender, sino para acompañarnos.
«Schola» ha crecido. En todo, hasta en el nombre. Pero la extensión de su nombre corresponde a otro contenido mejor, a otro contenido infinito. Ahora es «Schola Cordis Jesu». Ahora aspira a ser escuela donde sus discípulos aprendan del amor de Jesucristo, que es Dios, y que, al mismo tiempo, es el hombre de mayor corazón de la Historia, de esta Historia que durante tantos años ha sido tema preferente de sus tertulias. «Schola» cree en este amor.
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Añade Creus en en su artículo Más "prehistoria" de CRISTIANDAD, publicado en la revista Cristiandad de Barcelona en su nº. 21, 1.02.1945, pág 99 nº 21, pág 53:
En el número 5 de junio próximo pasado la obediencia me forzó a dar a conocer a nuestros lectores los orígenes y la gestación de esta Revista: hija de aquella «Schola», ahora «Schola Cordis Iesu», hija del Apostolado de la Oración.
Hoy me obliga otra vez a extenderme sobre el mismo tema. Afortunadamente para mí, la tarea es mucho más fácil, por cuanto girará en torno de dos figuras, muy queridas... José Oriol Anguera de Sojo y José María Planas Corbella.
«Schola», una «Peña» de partidarios de Jesucristo
Aquella antigua «Schola» ...podía, ciertamente, causar extrañeza ... ¿Cómo, en épocas de lucha cual era la de aquellos años de 1930 a 1936, unos, entonces, «jóvenes», dedicaban tantas y tan largas horas al estudio? ... ¿Cuál era, por tanto, el verdadero espíritu, el verdadero motor de aquella actuación de «Schola», tan íntima, tan modesta?...
El azar nos trae un fragmento de Santa Teresa del Niño Jesús (fragmento epistolar, confidencia a su Madre Marie de Gonzague) que acaso nos ayude a explicar un poco aquel espíritu:
«...ce qu'elle estime, ce qu'elle désire uniquement, c'est de faire plaisir à Jésus... elle le sait, elle l'a compris, le bon Dieu n'a besoin de personne, encore mois d'elle que des autres, pour faire du bien sur la terre» (Hist. d'une âme, Cap. IX).
[...lo que ella estima, lo que únicamente desea, es complacer a Jesús... ell lo sabe, lo ha comprendido, Dios no necesita a nadie, y menos a ella que a otros, para hacer el bien en la tierra (Hª de un alma, IX)]
«Le bon Dieu n'a besoin de personne». Es esta una grande y fundamental realidad... No es el apóstol quien favorece a Dios sirviéndole; es Él quien le hace favor, dignándose aceptarlo en su santo servicio.
La conciencia de esta realidad estaba dentro del espíritu fundamental de aquella «Schola».
Este entusiasmo... Quizá es lo que en el Evangelio se llama «pobreza de espíritu».
Sabiendo que en nuestras pobres humanas fuerzas no podemos llegar a más, en el campo del apostolado, a menudo el buen Dios se contenta con hallarnos auténticos y entusiastas «partidarios» suyos. ...dice San Juan de la Cruz: que el más pequeño movimiento de amor puro, le es a Él infinitamente más útil que todas las obras reunidas. Y dice «útil». ¿Qué será la «utilidad» para Dios?
Una modestísima peña de «partidarios» del Corazón de Jesús en su tremenda lucha secular contra el poderoso Príncipe de este Mundo, es lo que intentaba ser la «Schola». Anguera, cuando se refería al tiempo del fundamental ataque del Averno contra la Iglesia: la época del Renacimiento, alcanzó a ser auténtico «partidario» de Cristo, que nos mostraba las vicisitudes sufridas por la Grey del divino Capitán. Lo mismo diremos de Planas con sus exposiciones científicas y filosóficas. Una peña de «partidarios». De modestos seglares padres de familia a menudo cuyas obligaciones diarias apartaban de apostolados más extensos y más activos, y que no podían, por tanto, pretender otro papel que el ínfimo, aquel a quien todo el mundo puede llegar: el de espectador. Y, como tales, «vivían» las incidencias de la lid, sufriendo o gozando según las alternativas, no pudiendo hacer otra cosa, oteando la visión, a la luz de la Teología de la Historia, en el espacio y en el tiempo, del colosal combate que en el mundo se libra que seguir las peripecias de la divinal Contienda, y, unidos a la Iglesia en espíritu, sentir con Ella las penas y las alegrías, deplorar los desengaños que la afligen, pero, también, compartir sus supremas e inefables Esperanzas.
Muy poca cosa era ésta, humanamente hablando... Mas si a los reyes de la tierra no prestan servicio los «ojalateros»{1}, el Rey del Cielo, sin embargo, los acoge con benignidad, y aún, en su bondad sin límites, los busca. Y se digna descender hasta ellos, y consolarlos con la promesa del futuro y definitivo triunfo de su divina estrategia: «...Mas tened confianza, que Yo he vencido al Mundo» (jn 16,33)
No dice aquí «venceré». Le ha «vencido ya», porque para Él no cuenta el tiempo. Y eco de esta Primera Promesa es la segunda, la contenida en la Revelación privada de Paray-le-Monial: «Venceré a pesar de mis enemigos» [Reinaré a pesar de Mis enemigos y de todos aquellos que quieran oponerse. (Santa Margarita María Alacoque: Autobiografía, 92).]
Este fue el único ideal al que se atrevía a acercarse «Schola». Constituir un grupo más de «partidarios» del Corazón Divino. De admiradores de Jesucristo... Admiradores suyos que anhelaban su triunfo, que con verdadera ansiedad presenciaban la gran Lucha, sabiendo, sin embargo, que en ella no podían desempeñar gran papel, lo cual, sin embargo, no les preocupaba...
"Peña" y centro de estudio
No obstante esto, aquella absoluta conciencia de su modestia no fue, gracias a Dios, y en gran parte al esfuerzo y al empeño de los dos grandes compañeros cuya memoria honramos, jamás motivo ni tentación hacia un cómodo «dolce far niente» intelectual.
Santa Teresa del Niño Jesús nos da otra vez la pauta:
«Quel mystère! Jésus, n'est-il pas tout-puissant? Les créatures ne sont-elles pas à celui que les a créées? Pourquoi s'abaisse-t-il à dire: 'Demandez au Maitre de la moisson d'envoyer des ouvriers?' Ah! c'est qu'il a pour nous un amour si incompréhensible, si délicat, qu'il ne veut rien faire sans nous y associer...» (Carta XII, 15 ag. 1892).
[«¡Qué misterio! ¿Jesús, no es Todopoderoso? ¿Las criaturas no son de Él que las ha creado? ¿Por qué se abaja a decir: 'Pedid al Dueño de la mies que envíe obreros?' ¡Ah!, es que Él tiene por nosotros un amor tan incomprensible, tan delicado, que Él no quiere hacer nada sin asociarnos...»] (Carta XII, 15 ag. 1892).
En cierto modo, y en distinto sentido puesto que la Santa se refiere allí directamente a la vida y al apostolado de plegaria, osaríamos a aplicar estas frases a «Schola», personificada siempre en sus dos modélicos miembros. La conciencia de su modestia no fue ocasión para olvidar este amor delicado de nuestro Dios que en cierto modo quiere asociarnos a su divina empresa... La primera finalidad, la más importante de todas: formarse... la Historia escenario de la actuación de la divina Sociedad que Cristo fundara formaba parte favorita de las materias científicas de aquella «peña».
Formar seglares conscientes: formar hijos enamorados de su Madre la Iglesia. Primera finalidad. Segunda: que esta formación pudiera, en su día, irradiar en el círculo modestísimo y limitado de su vida civil. Formando así apóstoles, no por lo modestos, menos sólidos y profundos, los cuales, siquiera en la propia familia o en la corta esfera de sus actividades profesionales, por la profundidad de sus convicciones, fuesen dignos, de alguna manera, de ser «asociados» por Dios, en su divina delicadeza, en la tarea de hacer bien a la Sociedad...
Frutos de "Schola"
José-Oriol Anguera de Sojo
Dos de sus miembros, en su corta, pero gloriosa y admirable vida, consiguieron plenamente este ideal, sirviendo de modelo a sus compañeros.
Y si algo justifica y asegura a éstos sus compañeros la legitimidad del camino escogido, es el amor de ambos hacia aquella «Schola», objeto de su predilección. Y su vida demuestra que ésta no era, como hemos asegurado, una torre de marfil solitaria, sino que en ella se trabajaba, con el ideal de formación, al servicio de Dios y de la Sociedad.
Corta e impetuosa la vida heroica de José Oriol Anguera de Sojo y Dodero, lo demuestra plenamente. Herido un número inverosímil de veces, a causa de su arrojo legendario, nos imaginamos verle, en plena Guerra de Liberación, en el Frente de Levante. El estudioso Letrado, consagrado a la Historia y a la Metafísica, llevaba en su saco el Misal Romano, una gramática árabe (en el noble afán de acercarse mejor a sus tropas, y de aprovechar tal circunstancia para conocer esta lengua de la que hubiera sacado tanto provecho), y, por fin, algo inverosímil en un teniente y en aquel frente montuoso turolense-valenciano: una «Suma» de Santo Tomás, hallada en las ruinas de un Convento liberado... En sus ocios militares reproducía, ante un auditorio improvisado las conferencias adecuadas, naturalmente, al lugar que le conocíamos. Un eco propio de su querida "Schola"...
En ella, como hemos apuntado antes, Anguera había tomado a menudo la palabra. El joven jurista, autor ya de un estudio sobre las Instituciones jurídicas pre-Romanistas en el antiguo Condado de Ausona, sentía pasión por la Historia, no simplemente la erudita como fue un ejemplo este su primer fruto sino por otra clase de Historia, mucho más profunda y mucho más luminosa también.
Era la Historia triste y atormentada del Mundo, la de Europa especialmente, la que nos describía fijándose, por ello mismo, con especial preferencia, en la época renacentista, inicio de la Apostasía pagando pesado tributo a sus profundos errores y ofreciendo, con sus guerras, con sus plagas, el espectáculo miserable del rebaño que se empeña en huir de su Pastor.
Y sus antiguas conferencias tienen hoy el valor inmenso de haber sido confirmadas con la enorme y sincera consecuencia de su vida heroica. Sus convicciones expresadas primero en palabras, fueron rubricadas después, dando así plena responsabilidad a su pensamiento, al pie de Peña Juliana, frente a la contra-ofensiva enemiga.
Pero, no obstante su heroísmo, hay algo en Anguera superior a todo esto. Su conducta lo denuncia: Ibrahim, su asistente moro, aún se admira de qué «cuando Teniente estar solo» pasase las cuentas del Rosario. Y más lo denuncian aún su correspondencia y sus notas. No es juvenil impetuosidad bélica. Es consecuencia. Consecuencia en quien a través de sus estudios había llegado al conocimiento íntimo, que equivale al amor, de la persona de Jesucristo.
Para Anguera el estudio era oración. La filosofía le servía de peana para llegar a verdades superiores y admirables, y la Historia para ponderar las vías de la Providencia y llenarse de esperanzas sabiendo que la domina el más gigantesco de los hombres: Jesucristo, que también es Dios.
Él le vería inclinarse, por encima de los siglos «misereor super turbam» en ademán de misericordiosa majestad. Y es que ante su divina Figura se detiene el cansancio de la Historia. Ella la preside y la recoge, para conducirla. De sus siglos, ha escogido los últimos para mostrar, como remedio supremo, lo más íntimo de su adorable Persona, el Corazón. El mayor Corazón de todos los tiempos, que lo mismo consolaba a la pobre viuda huérfana de hijo, como expulsaba gallardamente a los mercaderes del Templo. Un Dios. Un Dios que tiene Corazón y nos lo muestra...
Anguera no alcanzó a ver a su «Schola» convertida significativamente en «Schola Cordis Iesu» con audacia. Pero se nos antoja que ...debía ya divisar su triunfo, prometido a los que, como él, son sus auténticos partidarios...
José María Planas Corbella
Otra vida, también corta y modélica. Figura con trazos tal vez no tan vigorosos como la anterior, pero, quizá, más íntima, si cabe, dentro del carácter de la vieja "Schola".
Doctor en Ciencias, discípulo del gran Sereri en Roma, se separó, físicamente hablando, de nosotros, en 1935: por oposición había llegado a ser Catedrático, en la Universidad de Zaragoza, el más joven de toda España.
Su asombrosa capacidad en ciencias exactas le dio un prestigio extraordinario. En 1936 le vemos en Göteborg, representando a nuestra Patria. Mas el prestigio de su inteligencia corría parejas con el que rodeaba a su persona: se presagiaba en él al futuro sabio cristiano. Como tal era ya considerado doquier.
Sus ausencias eran compensadas por su correspondencia. Desde todas partes nos escribía: siempre, alejado de nosotros, nos recordaba.
Porque Planas personificaba, en cierto modo, el elemento científico máximo de nuestro grupo. En una ocasión, nuestro Director, excusaba, bondadosamente, nuestra inacción: «Os falta Planas», nos decía.
Era una vida que prometía poderosamente. Era una inteligencia que hubiera glorificado a Dios; que, con su prestigio, hubiera traído otras hacia Él.
Él permitió su sacrificio. Y le pidió un sacrificio tal, del que solamente pueden ser capaces las almas de su temple.
Hemos abusado ya en este pobre escrito del recurso al auxilio de los de Santa Teresa del Niño Jesús. Ella nos perdone... ¿No es ella quien nos dice que «Dios, a menudo, se contenta con nuestro deseo de trabajar para su gloria»?
...
En su carta VII, a dos Misioneros, la Santa habla.
"...Le Père Mazel, qui fut ordonné prêtre le même jour que vous, ne savait pas parler non plus; cependant, il a dejà cueilli la palme... Oh! que les pensées divines sont au dessus des nôtres!... En apprenant que ce jeune missionnaire était mort, avant même d'avoir foulé le sol de sa mission, je me suis sentie portée à l'invoquer; il me semblait le voir au Ciel dans le glorieux choeur des martyrs. Sans doute aux yeux des hommes, il ne mérite pas le titre de martyr; mais, au regard du bon Dieu, ce sacrifice sans glorie n'est pas moins fécond que ceux des confesseurs de la foi".
"...Él Padre Mazel, que fue ordenado sacerdote el mismo día que ustedes, no sabía tampoco hablar; sin embargo se ha llevado la palma... ¡Oh, qué por encima de los nuestros están los pensamientos divinos!... Al saber que este joven misionero había muerto, antes de poner los pies en su misión, yo me he sentido llevada a invocarlo; me parecía verlo en el Cielo en el glorioso coro de los mártires. Sin duda a los ojos de los hombres, no merece el título de mártir; pero, ante Dios, este sacrificio sin gloria no es menos fecundo que lod de los confesores de la fe".
Sacrificio sin gloria. Mas también ha habido quien se ha sentido llamado a invocarle. uno de sus compañeros de Zaragoza: «...va a menudo a Almudévar, a la tumba de Planas, a rezar» Los pensamientos divinos están, realmente, muy por encima de los humanos.
De "Schola" a "Schola Cordis Iesu", CRISTIANDAD
José Oriol Anguera de Sojo y José María Planas personifican los tiempos «prehistóricos» de nuestra querida "Schola" la cual, tan pobre ya de sí en miembros y en medios, vio perder, por designio providencial, a sus dos mejores. Quizá con ello Dios ha querido patentizarnos que no necesita de nadie para hacer el bien sobre la tierra, y, a la vez, demostrarnos que únicamente son eficaces los medios sobrenaturales: indudablemente, la protección de nuestros amigos y compañeros desde el Cielo se ha patentizado, también, bien clara y eficaz: mucho mayor que la que nos hubieran prestado, aún contando con sus dotes tan relevantes, en la tierra.
Lección es ésta que nos toca recoger. Espíritu éste que debe informar a Cristiandad en su modesta misión de apostolado.
...
Ante el empuje enemigo, nuestra vocación es ésta, coadyuvando así a vigorizar las fuerzas de resistencia con la función a que nuestro oficio de vigía nos califica: reafirmar nuestra esperanza.
Y, pese a la lobreguez del momento, y al proceloso océano preñado de tempestades que se abre ante la Barca de Pedro, la visión de la Historia a la luz de las Promesas de Dios nos da seguro derecho a esta esperanza.
Comunicarla a todos es la vocación que «Schola Cordis Iesu», inspirada seguramente por sus dos mejores miembros, siente. Ella es la razón de ser de Cristiandad.