Inicial

«Contemplamos ascensos meteóricos de personajes arropados por el progresismo eclesial más extremista
En todos los cargos de relevancia, sin excepción alguna, fueron situados los elementos de sectores más contestatarios con la doctrina de la Iglesia
, los sujetos más críticos hacia el pontificado de Juan Pablo II»
Entrevista a Prudentius de Barcino fundador de Germinans germinabit

Libertad Digital. (Religión en Libertad). 22.04.2008

El 10 de mayo del 2007 vio la luz la web Germinans germinabit. Dirigida por un sacerdote de la archidiócesis de Barcelona, es una de las referencias fundamentales para conocer el estado de la Iglesia Católica en Barcelona y Cataluña. La verdadera identidad de su fundador y director, que escribe con el pseudónimo de Prudentius de Barcino, es uno de los secretos mejor guardados de la blogosfera. En su primera entrevista a un medio de comunicación, Prudentius explica las razones de la existencia de Germinans.

La actual web Germinans germinabit, iniciada el 10 de mayo del pasado año, tuvo como preludio el blog “De Bello Pallico”. Durante el trascurso del año 2007 el blog apareció citado en periódicos como La Razón y La Nueva España de Gijón como el blog-revelación de temática eclesial en ese año. Llevaba poco más de 3 o 4 meses de singladura. ¿Cómo nació la idea?

El blog “De Bello Pallico” fue una experiencia muy singular. Aparentemente estaba circunscrita a la realidad eclesial barcelonesa, pero encontró eco en muchas otras realidades que se sintieron reflejadas en las vivencias allí descritas. Todo nació de una voluntad de presencia. Me costó mucho decidirme a emprender ese camino. En junio de 2004 llegó la partición de la archidiócesis de Barcelona y el relevo episcopal. Hubo un gran movimiento de oposición urdido por los sectores progresistas del clero: se llegó incluso a la lectura de un manifiesto en el patio del Palacio Arzobispal que eligió como portavoz en contra de la decisión de Roma a Mn. Josep Maria Turull Garriga. La cosa no llegó a más porque la elección de Mons. Martínez Sistach constituía una promesa de pacificación. Una buena parte del clero más joven y dinámico tomamos una actitud de prudencia ante los acontecimientos. Decidimos de esta manera mostrarnos a disposición del nuevo Arzobispo con determinación y espíritu de generosa entrega.

¿Y que sucedió?

Vimos como poco a poco nos íbamos encontrando más solos. No digo aislados, ya que teníamos nuestros diversos ministerios que constituyen como siempre el origen de nuestras más hondas satisfacciones personales, pero sí poco arropados por nuestro Pastor. Así lo empezaban a experimentar un nutrido grupo de laicos, los mejor preparados para el apostolado en todos los ámbitos. Mire, en Cataluña existe una imperiosa necesidad de testimonio laical en todos los sectores de la sociedad, y una de las empresas más específicamente atendidas es la formación de seglares valientes y entregados a la causa del Evangelio.

¿Empezaron a experimentar una cierta frustración personal?

En cierta forma, así fue. Aunque algunos han tratado de ver en todo ello un resentimiento. Ciertamente los cambios introducidos por el nuevo Arzobispo no dejaban espacio a la duda. En todos los cargos de relevancia, sin excepción alguna, fueron situados los elementos de sectores más contestatarios con la doctrina de la Iglesia, los sujetos más críticos hacia el pontificado de Juan Pablo II y evidentemente contra el Cardenal Carles. Contemplamos ascensos meteóricos de personajes arropados por el progresismo eclesial más extremista: el ejemplo de Mn. Turull fue paradigmático (el del manifiesto anti partición): en un mismo año, con apenas 38 de edad, pasó de párroco de San Ramón de Peñafort a Vicario Episcopal y de Vicario Episcopal a Rector del Seminario. Era inexplicable. Pero no era eso lo que nos causaba desánimo. No quisimos interferir en la voluntad del Arzobispo para obrar con plena libertad.

¿Y entonces cual fue el revulsivo?

Pues creímos que a pesar de todo debíamos continuar con nuestra misión, eso sí, permaneciendo muy unidos en fidelidad al magisterio de la Iglesia, continuando nuestra formación y nuestra sed de crecimiento espiritual. Pero todo ello en cierta manera nos fue negado.

Explíquese usted

Un joven sacerdote, de recta doctrina y de gran dinamismo pastoral, acudió a entrevistarse con el Arzobispo, exponiéndole el proyecto de creación de un grupo de estudio y de apoyo espiritual en la línea del magisterio de Juan Pablo II. Y el Dr. Martínez Sistach se lo prohibió con la excusa de que ello crearía división en la diócesis. Eso creó un estado de honda decepción. Tanto que al sacerdote impulsor le costó salir de ese bache.

Y entonces usted tomó el relevo por su cuenta y riesgo.

Digamos que sí. El código de derecho canónico concede a los sacerdotes el derecho de agruparse en asociaciones con fines espirituales para su propio crecimiento y edificación, para su formación y santificación. Nadie podía negarnos ese derecho. La situación me parecía caricaturesca. Y decidí hacer caricatura de todo ello.

Iniciado el curso 2006-2007 hice la composición de lugar y creé los primeros personajes con una cierta inventiva. Todo se situaría en el siglo I de nuestra era, en la Bárcino romana. Los nombres eran no tanto una burla como una referencia caricaturesca de cada uno de los principales protagonistas de la vida diocesana. El esquema era el mismo que el del famoso cómic belga de Gosciny y Uderzo.

Se refiere a “Asterix y Obelix…

Si, pero ahora los protagonistas se llamarían Cursus, Grassus, Trémolus, Ficus, Puer Haeres, etc… Verá usted: así funcionan los cómics de éxito, con una cierta aunque inocente mordacidad, con juegos de palabras a partir de los apellidos o de ciertos tics temperamentales o signos descriptivos de índole física.

¿Y eso cautivó al clero?

Claro está. Esa fue la razón del éxito inicial. Todos y de todos los sectores ideológicos del clero y del laicado empezaron a leer y a seguir con asiduidad el “De Bello Pallico”. Era como una especie de higiene matinal con que todos se desayunaban. Me alegro de ello. No hay nada tan saludable como el buen humor. Sin embargo conservé un fuerte sentido ético en los artículos. Me dediqué a la denuncia no a la ofensa. Nunca me permití licencias más allá de lo honesto, ni siquiera en los comentarios a veces muy ácidos. Los mensajes de adhesión al espíritu del blog no paraban de llegar. Muchos lectores, laicos y sacerdotes, se convirtieron en informadores privilegiados pues eran testigos en primera persona de la realidad descrita. Y todo ello empezaba a doler: comenzaron los primeros ataques.

¿A través de los comentarios en el blog?

No, no: ataques informáticos de gran envergadura, hasta hackear y destruir el blog, que apareció un día con una gran cabecera como titular “Scripta non manent” (Los escritos no permanecen), una bandera republicana y un “Prudentius R.I.P.”. Habían hecho desaparecer todos los artículos del blog.

Suerte que un gran amigo, Pauper Maestus, con mayores conocimientos informáticos que yo, había guardado la mayoría de los artículos que fueron inmediatamente reeditados en otro blog. Ese ataque inspiró una gran corriente de solidaridad hacia nosotros. Ahora ya no éramos cuatro o cinco francotiradores. Fueron muchos los que dieron un paso adelante para sostener y defender nuestro legítimo derecho a la libertad de opinión y expresión.

Pero el blog “De Bello Pállico” desapareció…

Lo hice desaparecer en la cresta de la ola del éxito mediático, tras ser citado en esos periódicos a los que usted hacía referencia. Algunos compañeros desaprobaron la desaparición del blog. Lo hice como un regalo y una tregua en el 70º cumpleaños de nuestro Arzobispo: el 29 de abril de 2007, y a la espera de ver signos concretos por su parte de condescendencia y cercanía. Le quedaba oficialmente un quinquenio de ministerio. Quizá tomaría una actitud diferente.

Y no se produjo ese acercamiento...

Ni por asomo. Al contrario. Desde las altas cúpulas del poder creían que nos habíamos cansado de luchar. Que habíamos claudicado. Que el hastío nos había vencido. Que como decían: “Ya se habían aburrido”. Pero evidentemente no fue así. El 10 de mayo nacía la web Germinans Germinabit.

Religión en Libertad ofrecerá mañana a sus lectores la segunda parte de la entrevista.

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Segunda parte de la entrevista que Luis Fernando Pérez, coordinador de Religión en Libertad, ha realizado al fundador y director de Germinans germinabit.Prudentius de Bárcino

LIBERTAD DIGITAL. (Religión en Libertad) 23.04.2008

El 10 de mayo del 2007 vio la luz la web Germinans germinabit. Dirigida por un sacerdote de la archidiócesis de Barcelona, es una de las referencias fundamentales para conocer el estado de la Iglesia Católica en Barcelona y Cataluña. En la segunda parte de la entrevista que ha concedido a Religión en Libertad, Prudentius de Bárcino relata las dificultades y presiones que ha tenido que afrontar Germinans en su casi un año de vida, y anuncia su incorporación como blog a este portal.

Nos describía ayer algunas de las circunstancias que motivaron el cierre del blog “De Bello Pallico”…

Bueno, sólo algunas de las causas externas, la verdad es que existían causas internas…

¿División quizás entre los que estaban en la sombra?

No, nada de eso. Además aunque a nivel de colaboración en lo que a la información e ideas se refiere ya éramos un grupito de sacerdotes y laicos, la responsabilidad era totalmente mía. No, se trató más bien de una cierta incomodidad que en conjunto experimentábamos con los comentarios que se dejaban en cada post. Tratábamos de no censurar a nadie si lo que expresaban era una argumentación o una opinión, pero apareció el “bajo mundo” de la descalificación personal y los “trapos sucios”, es decir, insinuaciones sobre la honestidad moral de las personas. Y ahí, yo no deseaba entrar. El blog corría el riesgo de convertirse más que un foro de debate, en un patio de vecinas.

Y se acabó el blog y nació Germinans como página web.

Exacto. Pero para ello fueron necesarios un conjunto de malabarismos un tanto curiosos. No voy a desvelar los más íntimos secretos de la página como tal, pero intentábamos contactar con un “servidor” que no nos obligara a dejar muchas huellas personales y encargar el diseño de la página a alguien de absoluta confianza y discreción. Había que evitar riesgos innecesarios. Y se consiguió…

Utiliza usted un lenguaje propio de una película de espionaje…

Yo no sé si de espionaje o de terror. O mejor quizá de todo un poco, se lo aseguro Después, más allá de la logística, nos quedaba aún algo complicadísimo.

¿Aún más?

Pues sí, se trataba de comprometer a una serie de gente, sacerdotes y laicos, bien cualificados y entusiastas con el proyecto. Distribuir las columnas, enfocar las temáticas, establecer una cierta coordinación estable. Con los laicos no me parecía tan complicado, pero con los curas, ¡ah, eso era harina de otra costal! El clero es muy difícil de domar, hay mucho francotirador y además los sacerdotes somos muy susceptibles antes las correcciones fraternas. Todo ello también fue un handicap. Además debíamos caminar sobre terreno seguro. Un paso en falso con alguien inadecuado hubiera malogrado el plan.

Pero al final nació Germinans…

Era el día de San Juan de Ávila, el 10 de mayo. Germinans nacía con vocación contestaria, con un pronto rebelde, aunque quizá menos “canalla” que “De bello pallico”. Pero el rasgo que más puede definir el proyecto Germinans es la ilusión y la fe sobre las que se sustentaba una convicción muy bien expresada hace pocos días por un lector habitual, el firme convencimiento de que en la Iglesia de Barcelona estábamos ante un gran pantano cenagoso, cenagoso en todos los órdenes, aunque presentado como un oasis muy peculiar. Y eso era pervertir la realidad, un engaño. Por eso nuestro primer objetivo sería tirar la piedra para demostrar que las aguas de ese pretendido oasis tan “sui generis” (aquí el nacionalismo juega un papel muy importante) no son otra cosa que un estanque pútrido. Acto seguido hay que demostrar que se puede desecar ese cenagal, que esas tierras pueden convertirse en sembrados fecundos y además que la buena semilla sembrada en esas tierras dan un magnífico fruto: en una palabra que tras la tierra arrasada por el progresismo volverá a “germinar” la Iglesia. Eso si, los ritmos no los controlamos nosotros, están en manos de Dios.

¿Cuál fue la reacción de su arzobispo cuando supo que pocos días después de la desaparición del blog nacía Germinans?

A nuestro Arzobispo lo han tratado de condicionar desde el inicio de su pontificado, no iba a ser diferente ahora. Le referían que éramos como el maquis, que si nos habíamos echado al monte, que debía hacer todo por hacernos desaparecer. Que éramos de aquellos mezquinos que tiran la piedra y esconden la mano… Sabemos que le impelieron para que contratara a unos abogados para que vieran las posibilidades de eliminar la página. De descubrirnos y llevarnos a juicio ante los tribunales civiles. Hasta la posibilidad de una pena canónica pública desde el Tribunal Eclesiástico. No sabes que cúmulo de despropósitos a cual más disparatado.

Y ustedes, impertérritos…

“Inconmovibles como la montaña de Sión” como reza el salmo. Eso sí, defendiendo nuestro derecho a pensar diferentemente y a manifestarlo. Desde ese momento aparece en nuestra página aquel logo con la máscara que se hizo famoso en la transición reclamando “libertad de expresión”.

¿Están dispuestos a dar la cara algún día?

Nosotros creemos que las cosas se enfocan de manera desacertada. No es que seamos una secta secretista, con ritos iniciáticos de admisión y ocultos objetivos, como los resortes mediáticos del progresismo y las instancias cercanas al poder nos presentan. Eso lo serán otros, no nosotros. Yo quisiera aprovechar la oportunidad que representa esta entrevista para decir a todos los que están obcecados en conocer nuestros nombres, que somos los párrocos que escuchan en las homilías de las iglesias de los barrios periféricos o en el centro de la ciudad, los vicarios que confiesan en las parroquias, los padres de familia que te encuentras cuando llevas a la catequesis a tus hijos; somos aquella señora que te cruzas y saludas en la puerta de aquella librería religiosa o el abogado que te escribe un buen artículo en un semanario o el bibliotecario que te busca aquel libro para organizar una conferencia y te sugiere algún autor olvidado.

Germinans es aquel "brancadier" que lleva la camilla contigo cuando vas a Lourdes y es aquel estudiante que asiste a la Misa de la mañana de Mons. Tena en la capilla del Santísimo de la Catedral. Germinans es aquella madre de familia que lleva una pancarta en contra del aborto en el acto de enero en Montjuic y el catequista de Confirmación de un grupo de adolescentes difíciles, pero haciendo experiencia de Dios en todo ello. Eso es Germinans, una Iglesia viva que se esfuerza por vivir la fidelidad a Dios cada día y no se resigna a ver morir la fe en su tierra y que la Iglesia se extinga en Cataluña porque cree convencidamente en la fuerza de la gracia. Y además quiere recordárselo a sus legítimos pastores. No somos como aquellos que desde sus cómodos despachos o sillones se esconden detrás de la “opción preferencial por los pobres” y “las denuncias proféticas” para socavar la Fe de la Iglesia y la Unidad en torno al Santo Padre y los Obispos.

Y dígame, sinceramente: ¿están animados a continuar?

Mire, ahora Germinans no es un blog famoso, con alguien detrás que asegura su continuidad. Como le decía, Germinans se ha convertido en un colectivo muy nutrido. Son muchísimos los sacerdotes y más aún los laicos que apuntalan nuestro proyecto. No podemos decepcionarlos. Además no saben nuestros detractores hasta qué punto están cuajando los frutos, y no sólo aquí, en toda España y especialmente en Roma, y no puedo decir nada más. Pero aunque no fuese así, únicamente por el hecho de haber podido agrupar a un colectivo tan anárquico como parte del clero e ilusionarlo a trabajar con el laicado por algo tan noble como un servicio mayor y más fiel a la Iglesia, vale la pena seguir. Además Germinans debe preparar el camino para la sucesión de nuestro Cardenal dentro de 4 años. Y esta vez es mejor no confiarse y así no tener que improvisar. Como dice mi colega Dom Gregori María, “Hombre prevenido vale por dos” y “Cura organizado vale por diez”. Y no lo vamos a hacer megáfono en mano. No buscamos los mejores puestos en el banquete. Somos como aquellos arquitectos y albañiles de las catedrales góticas de los que nunca conoceremos su nombre. Ellos nunca lo quisieron porque todo lo levantaban para Gloria de Dios.

Siempre con esa ironía que les caracteriza...

En esta vida, créame, podemos perder todo menos la gracia de Dios y el sentido del humor.

Muchísimas gracias por su tiempo y su disponibilidad para esta entrevista.

A Dios sean dadas….