El Pacto de Pamplona, Acuerdo por la Paz y la Tolerancia, fue firmado el 7 de octubre de 1988 en Pamplona por Ramón Arozarena Sanzberro (EE), Ángel Ciprés (AP), José Ignacio López Borderías (PL), Jaime Ignacio del Burgo (DC) Pablo García Tellechea (CDS) Jesús Aizpún Tuero (UPN), Jesús Malón Nicolao (PSN-PSOE) y por el presidente del Gobierno navarro Gabriel Urralburu Tainta.
«La paz es objetivo esencial de la actividad política,
imprescindible para alcanzar la felicidad de los ciudadanos. Sin
embargo subsisten los conflictos y la paz sigue siendo una
aspiración.
La democracia es el régimen que sostiene la renuncia a la fuerza
bruta y la institucionalización de la voluntad mayoritaria como
sistema de dirimir los conflictos de la sociedad. La democracia,
como la paz, no es un estado sino una aspiración y tarea
permanente.
El terrorismo, por el contrario, lejos de representar la voluntad
popular, desprecia las libertades individuales y colectivas,
socava el fundamento mismo del orden jurídico y significa la
radical negación de la soberanía popular. Esta se ha
manifestado libremente en favor de la democracia y de la
convivencia pacífica, que constituyen el medio y el fin deseado
por todos.
El terrorismo, además de producir la muerte y desolación,
atentando contra el primero de los derechos humanos, el de la
vida, deja penosas secuelas civiles y morales entre los vivos: el
fanatismo e intolerancia de quienes justifican y exaltan la
violencia y tiñen la contienda política de actitudes
amenazantes y coactivas; el temor de los amedrentados por el
acoso de los violentos, escépticos ante los valores
democráticos y remisos a toda llamada a la participación
ciudadana; Ia intolerancia de signo contrario, la de quienes
tienden a responder irracionalmente a la irracionalidad y hasta
propugnan combatir el terrorismo con medios terroristas.
Los partidos políticos firmantes de este documento,
representantes y vehículos fundamentales de la participación
política, constatamos que, junto con los demás problemas que
padece nuestra sociedad, el terrorismo, que no afecta únicamente
a nuestra comunidad y cuya solución no depende exclusivamente de
Navarra, es un obstáculo fundamental para la convivencia
democrática.
El actual marco jurídico la Constitución Española, la Ley de
Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra,
garantiza la defensa y consecución de cualquier objetivo
político y posibilita los cauces de participación a
los ciudadanos para hacer valer sus idearios políticos, incluida
la defensa de ideas no recogidas en la actualidad en el
ordenamiento constitucional vigente.
Los partidos políticos de Navarra firmantes de este acuerdo,
identificados en la voluntad común de promover la paz y la
tolerancia, somos conscientes de que esta tarea corresponde a la
sociedad en su conjunto, y de que para ello es necesario reforzar
los cauces que permitan expresar ese propósito y alcanzar tales
objetivos.
Nuestro esfuerzo colectivo por la paz y la tolerancia aspira a
integrar todos los proyectos políticos y todas las ideologías
que se reconozcan en estos valores de respeto de la voluntad
popular y de rechazo a la utilización de la violencia.
Por todo ello los partidos políticos firmantes suscribimos el
siguiente
ACUERDO
PRIMERO: Reafirmamos nuestro apoyo al actual
Estado Democrático de Derecho, basado en la soberanía popular,
expresada mediante el sufragio libre, como marco jurídico que
garantiza la defensa de las libertades y el ejercicio del
pluralismo político, social, económico y cultural.
SEGUNDO: Proclamamos la legitimidad de
toda idea o proyecto político, siempre que no se apoye en la
utilización de la violencia. Nuestro sistema
democrático, permite la defensa y, en su caso, la incorporación
al ordenamiento jurídico de cualquier reivindicación que quiera
plantearse. En consecuencia, y sin perjuicio de nuestro
propias convicciones, manifestamos nuestro respeto por
los diferentes proyectos políticos que en relación con la
configuración institucional de Navarra coexisten en
nuestra sociedad.
TERCERO: Rechazamos la utilización de la
violencia como método de consecución de objetivos políticos,
entendiendo que el terrorismo, además de constituir una
práctica éticamente execrable y de acarrear desastrosas
consecuencias de todo orden a quienes lo sufren, representa la
expresión más dramática de la intolerancia, el máximo
desprecio a la voluntad popular y un importante obstáculo para
la satisfacción de las aspiraciones de los ciudadanos. En
consecuencia con lo anterior, aquí y ahora, expresamos nuestro
más firme rechazo a la violencia de ETA, exigiéndole el
abandono inmediato y definitivo de la misma. Asimismo rechazamos
el fanatismo e intolerancia de quienes justifican y exaltan la
violencia y tiñen la contienda política de actitudes y
actuaciones amenazantes y coactivas.
CUARTO: Hacemos un llamamiento a quienes
ostentando representación parlamentaria, no ejercen sus derechos
y obligaciones inherentes a la misma, para que, al igual que el
resto de los partidos, rechacen la violencia como método de
actuación política, asuman sus responsabilidades
institucionales y defiendan desde ellas sus propios
planteamientos políticos, en confrontación y debate con los
otros representantes de la soberanía popular
QUINTO: Nos reafirmamos en el principio
democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben
resolverlas los representantes de la voluntad popular. Ningún
grupo terrorista, ni ningún partido político que apoye la
práctica de la violencia o se sostenga en ella para conseguir
sus fines, está Iegitimado para erigirse en representante del
pueblo de Navarra. En consecuencia, rechazamos toda
posibilidad de que ETA, o cualquier organización respaldada por
la misma, sea reconocida en negociaciones políticas que
pretendan condicionar el desarrollo libre del sistema
democrático en general y el propio de Navarra en particular.
Sólo la voluntad de nuestro pueblo puede orientar el presente y
el futuro de Navarra. Por eso manifestamos nuestra seguridad de
que ETA y sus defensores nada han de obtener mediante la
violencia y la intimidación y de que Navarra continuará
progresando asentada en sus instituciones democráticas y regida
por la voluntad de sus ciudadanos.
SEXTO: Expresamos nuestro convencimiento de que la
acción policial, la colaboración internacional entre los
gobiernos y entre los distintos poderes judiciales, constituyen
elementos indispensables en la tarea de prevenir nuevos atentados
y evitar la impunidad de quienes los han cometido, todo
ello desde el respeto escrupuloso a los derechos humanos y a los
principios que rigen el derecho internacional. Al mismo tiempo, en
una solución dialogada para la conclusión definitiva de la
violencia, apoyamos la aplicación de medidas de reinserción
para quienes abandonen el uso de la misma.
SÉPTIMO: Sostenemos que las instituciones deben
prestar todo su apoyo a aquellas personas que sufran los efectos
de la violencia. Esa ayuda debe ser expresión de solidaridad
hacia los afectados al tiempo que firme réplica humanitaria que
testimonie la actitud de la sociedad frente a las agresiones del
terrorismo.
OCTAVO: Manifestamos nuestro más firme
convencimiento de que la sociedad civil debe articular y
protagonizar sus propios sistemas de rechazo pacífico a la
violencia. En consecuencia, invitamos a todos los
ciudadanos a una más activa participación política y social
desde el diálogo y el respeto a todas las ideas.
NOVENO: A fin de desarrollar los objetivos
expuestos en el presente documento, acordamos la creación de una
Comisión integrada por representantes de los partidos firmantes
para que, con asistencia de la representación del Gobierno de
Navarra, elabore un programa de acciones concretas en
defensa de la paz y de la tolerancia cuya ejecución se
encomendará al propio Gobierno. A la Comisión le
corresponderá asimismo, la evaluación de la eficacia y de los
resultados del programa acordado y procederá, en su caso, a su
actualización.
DÉCIMO: Finalmente, solicitamos al Parlamento
de Navarra, a los Ayuntamientos y Concejos, a las organizaciones
sociales, económicas, culturales, deportivas, y a todos los
ciudadanos, que presten su apoyo al presente acuerdo».
Como prueba de conformidad con el presente ACUERDO, lo firman, en
el Palacio de Navarra, a 7 de octubre de 1988.
Por EE: Ramón Arozarena Sanzberro
Por AP: Ángel Ciprés
Por PL: José Ignacio López Borderías
Por DC: Jaime Ignacio del Burgo
Por CDS: Pablo García Tellechea
Por UPN: Jesús Aizpún Tuero
Por PSN-PSOE: Jesús Malón Nicolao
Presidente del Gobierno de Navarra: Gabriel Urralburu Tainta