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Munilla dice como obispo de San Sebastián que el factor mediático contribuye fácilmente a ver gigantes donde sólo hay molinos
Homilía de Monseñor Munilla en la Misa de toma de posesión como obispo de San Sebastián (9-I-2010)
AGENCIAS. San Sebastián Sábado, 9 de enero de 2010
José Ignacio Munilla se ha presentado hoy "pobre y humilde" al tomar posesión como nuevo obispo de San Sebastián, diócesis a la que llega con la intención de "entroncarse plenamente" y a cuyos fieles ha dicho que rezar "unos por otros" es "el camino para sanar heridas". Munilla ha sido nombrado obispo en una solemne eucaristía celebrada en la catedral del Buen Pastor, en la que han participado varias decenas de obispos y sacerdotes y en la que el nuncio papal, Renzo Fratini, le ha entregado el báculo, símbolo de su nuevo ministerio y el Obispo de San Sebastián ha tomado posesión de su cargo sentándose en la Cátedra.
Más de ocho minutos de aplausos le han dedicado en ese momento los feligreses que abarrotaban el templo, algunos de ellos llegados desde Palencia, la diócesis que ha dirigido en los últimos tres años este obispo donostiarra de 48 años que en sus primeras palabras no ha olvidado "una mención especial" a los palentinos que le han acompañado hoy. Ese aplauso ha sido un refrendo de su nombramiento. Munilla ha sido nombrado obispo en una solemne eucaristía celebrada en la catedral del Buen Pastor, en la que han participado más de 40 prelados y cardenales. Aunque la nieve ha impedido la participación en la solemne ceremonia de una decena de obispos que sí tenían previsto acudir, como los de Huesca, Lleida, León y Calahorra, sí han conseguido sortear las malas condiciones de las carreteras tres autobuses y un microbús procedentes de Palencia, de donde han llegado también algunas de sus autoridades, como el alcalde, Heliodoro Gallego (PSOE), y el presidente de la Diputación, Enrique Martín (PP). Arantza Quiroga (PP), presidenta del Parlamento Vasco, también ha asistido, al igual que el pasado sábado a la despedida del obispo saliente, pero no responsables de la Diputación de Guipúzcoa, que gobiernan PNV y Hamikabat y que sí enviaron representación oficial a la Eucaristía de hace una semana. María San Gil también estuvo en la homilía.
Munilla no ha hecho alusiones directas a la polémica que ha despertado su nombramiento ni al rechazo que ha concitado en casi el 80 por ciento de los párrocos guipuzcoanos, del que han dejado constancia por escrito.
Ha agradecido a todos la acogida y el recibimiento que le han otorgado, aunque ha opinado que ha sido "un tanto desproporcionado" y "sobredimensionado por las circunstancias".
"El factor mediático tan influyente en nuestros días contribuye fácilmente a construir castillos en el aire, a ver gigantes donde sólo hay molinos, a engrandecer a quienes lejos de ser supermanes tan solo son unos peregrinos más en el camino de la vida; o tal vez, a juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora", ha destacado durante su homilía.
Ha dicho que llega "con la inevitable sensación de que las expectativas" que muchos puedan tener "son muy superiores" a lo que quepa esperar de él, por lo que ha pedido a la comunidad católica de Guipúzcoa "comprensión" ante su "pequeñez", además de "buena voluntad en la acogida" de sus palabras.
"Mi intención es la de entroncarme plenamente en el recorrido de nuestra diócesis, sumando mis esfuerzos al proyecto pastoral de una Iglesia al servicio del Evangelio. Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a las orientaciones de nuestro querido Papa, Benedicto XVI. ¡Confiamos plenamente en el ministerio del sucesor de Pedro!", ha recalcado.
Ante el recibimiento y el gran aplauso recibido al tomar posesión de su diócesis, el obispo de San Sebastián ha dicho: "... me he acordado del borriquillo que Jesús montaba aquel Domingo de Ramos en su entrada en Jerusalén. ¿Os imagináis qué ridículo hubiese hecho aquel asno si hubiese creído que aquellas aclamaciones y aquellos saludos estaban dirigidos a él, en vez de a quien llevaba sobre sus lomos? Le pido al Señor no ser tan `burro´ como para engañarme así".
Y a continuación, ha añadido: "Me parece que todos, sin excepción, deberíamos aplicarnos la parte que nos corresponde en esta imagen de la entrada de Jesús en Jerusalén. ¡Qué absurdo hubiese sido que quienes salieron a las calles, aquel Domingo de Ramos, batiendo sus palmas y cantando cánticos de alegría, lo hubiesen hecho por el simple motivo de que el borrico les resultase simpático! ¿Y qué decir de los habitantes de Jerusalén, si se hubiesen resistido a recibir a Jesucristo, porque no les gustaba el asnillo sobre el que venía montado?".
El obispo ha pedido: "Oremos unos por otros, queridos hermanos. No lo digo como una frase hecha, sino con plena convicción de que es el camino para sanar heridas y para alcanzar la meta que perseguimos, que no es otra que dar gloria a Dios. Os pido que nos tomemos en serio esta llamada que os hago. La oración dirigida a la Virgen María será especialmente eficaz. ¡Bien sabemos de la capacidad que tienen las madres de congregar a sus hijos! Con frecuencia, cuando falta la madre, resulta casi imposible convocar a la familia; sin la madre aquello se convierte en un `desmadre´. Pero nosotros ¡tenemos madre!; y se llama `María´. ¡Cada vez que pronunciemos con confianza este santo y bendito nombre -`¡María!´-, nos sentiremos más hermanos!"
Éstas han sido sus palabras ya oficialmente como obispo, instituido por bula papal el pasado 21 de noviembre después de que los más altos responsables de la Iglesia fueran "prudentemente aconsejados", según el escrito del Vaticano leído al comienzo de la Eucaristía.
Un "saludo fraternal" le ha ofrecido al nuevo obispo su predecesor, Juan María Uriarte, quien ha asegurado que a Munilla no le faltará su "cercanía" y, "en la medida que lo estime necesario", su "consejo y parecer".
Casi dos horas ha durado la ceremonia de toma de posesión de Munilla, contra quien media hora antes, en la plaza del Buen Pastor, medio centenar de miembros de asociaciones de gays y lesbianas coreaban consignas de rechazo a un prelado al que consideran "apologeta del odio" hacia los homosexuales.