Miles de personas acuden a la
misa prohibida por el Gobierno en el Valle de los Caídos y
obligan a abrir los accesos
...
...Hispanidad Futura. .......CRISTIANDAD FUTURA.
Los monjes del Valle de los Caídos celebran a la intemperie la misa de los domingos porque el Gobierno ZP no permite el acceso de los fieles a la basílica
ReL Domingo, 7 noviembre 2010
El miércoles, 3.11.2010, tuvo lugar el
primer cierre total a los fieles, el viernes y sábado continuó
la persecución, y este domingo, 7 noviembre 2010, ha tenido
lugar, a las puertas del recinto del Valle de los Caídos, la
primera protesta pública de la comunidad benedictina, sometida
desde hace un año a un acoso constante que inició María Teresa
Fernández de la Vega y ha completado, hasta el cerrojazo
definitivo, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Todo ello, con el Papa en España y a pesar de tratarse de
un templo sometido al derecho pontificio. Fuentes episcopales
consultadas por ReL confirman que Benedicto XVI está al tanto de
lo que está pasando en el Valle de los Caídos. La comunidad no
ha recibido ninguna notificación ni explicación por escrito de
las autoridades sobre las razones de esta proscripción.
Dada la prohibición gubernamental a los fieles para asistir a
misa en la basílica, a las once horas de hoy domingo la
comunidad en pleno, salvo algunos monjes de mayor edad, bajó
desde la Cruz hasta la entrada del recinto para celebrar una misa
al aire libre a la que asistieron unas trescientas personas. La
Guardia Civil se limitó a controlar que no hubiese riesgo de
acciente en la carretera de acceso.
El acto religioso tuvo lugar en la explanada, antes de las
puertas, bajo unos pinos y junto al muro que rodea Cuelgamuros,
con objeto de proteger del frío, en la medida de lo posible, a
los asistentes, pues se registraron sólo siete grados
centígrados.
Concelebraron diez sacerdotes de la comunidad, con Fray Santiago
Cantera como oficiante principal. La escolanía en pleno asistió
con sus cantos como habría hecho en el interior de la basílica.
Durante la homilía. Fray Santiago recordó las palabras de
Benedicto XVI en el avión que le trajo a España sobre la
agresividad del laicismo en nuestro país, y evocó las misas
vigiladas que celebró en Polonia, en los estertores del
comunismo, el sacerdote Jerzy Popieluszko (1947-1984), que
acabaría siendo asesinado por sicarios del régimen.
Entre los asistentes corría desde luego el convencimiento de que
el Valle de los Caídos está viviendo una situación insólita
que ya adquiere caracteres de persecución abierta, ilegal e
incluso ofensiva para el Vaticano. No tiene precedentes que
estando el Papa en un país, sacerdotes católicos tengan que
celebrar a la intemperie porque el Gobierno impide el acceso de
los fieles a misa.
Los monjes del Valle continuarán celebrando a la intemperie la
misa todos los domingos a las 11.00 mientras no se permita el
acceso de los fieles a la basílica.
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Homilía de Fray Santiago Cantera
"Queridos hermanos en Cristo Jesús:
Las lecturas de hoy resultan sugerentes sobre todo para dos
aspectos de nuestra vida actual. Por un lado, nos encontramos en
el mes de noviembre, dedicado a la intercesión por las almas de
los difuntos: se abre con la solemnidad de Todos los Santos, que
nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad ante Dios y
a la salvación eterna; y al día siguiente prosigue con la
conmemoración de los Fieles Difuntos, que instituyó el abad
cluniacense San Odilón a inicios del siglo XI.
Es precisamente en el segundo libro de los Macabeos donde se
encuentran algunos de los textos en los que la Iglesia Católica
fundamenta la creencia en el Purgatorio o unas penas purgatorias,
que es un dogma de fe definido por el II Concilio de Lyon en
1274. Para pasar a contemplar la belleza infinita de Dios, las
almas deben estar limpias de toda mancha dejada por sus pecados.
Nosotros podemos ofrecer nuestras oraciones, penitencias,
limosnas y sobre todo el Santo Sacrificio de la Misa para que las
almas que se encuentran en ese estado puedan pasar a disfrutar de
Dios.
En el texto que hoy se ha leído, contemplamos la
firme esperanza de los hermanos Macabeos en el premio eterno por
su muerte martirial en defensa de la fe. Dios quiere que
todos los hombres se salven, dice San Pablo.
Y Jesús nos habla de la inmortalidad, pues Dios no es Dios
de muertos, sino de vivos, porque para Él todos están
vivos. Dios desea que todos podamos llegar a gozar de la
visión de Él en el Cielo. La secta de los saduceos, que
trataron de poner a prueba a Jesús, tuvo su origen precisamente
en la época de los Macabeos: fueron los judíos helenizantes que
colaboraron con las autoridades impías y aceptaron elementos
provenientes del paganismo y del racionalismo. Serían unos de
los responsables en llevar a Jesús al Calvario. Aquí entra la
segunda consideración.
Los Macabeos son un ejemplo de martirio en tiempos de
persecución religiosa. No tenían miedo a la muerte, porque
creían en el premio eterno. Jesucristo ha culminado lo que ellos
anticiparon y se ha convertido en el Gran Mártir de la verdad y
del amor de Dios, la Víctima que se ha ofrecido al Padre para
redimirnos del pecado y abrirnos las puertas del Cielo. Por eso
todos los mártires han dado desde entonces su vida por Él y con
Él.
Hoy vivimos tiempos difíciles para la fe en España y el
testimonio de los mártires debe servirnos de estímulo frente a
la adversidad. Ayer mismo celebrábamos la memoria de los
mártires españoles del siglo XX. En el avión de venida, el
Santo Padre Benedicto XVI dijo ayer que España está sufriendo
una ofensiva laicista muy semejante a la de los años 30.
Vosotros mismos lo podéis contemplar hoy en esta celebración,
que a mí me recuerda a las misas del Beato mártir Jerzy
Popieluszko en la Polonia de los años 80.
Por ello, debemos mirar el valor de los mártires para llenarnos
nosotros mismos de valor. Traigamos a la memoria los cerca de 50
católicos asesinados esta semana en Iraq por elementos
islamistas. Ojalá los católicos españoles seamos capaces de
decir con convicción lo que ha dicho el cardenal arzobispo de
Bagdad: No tememos la muerte.
Es preferible una Iglesia mártir -y recordemos que la palabra
mártir significa testigo- que una Iglesia connivente
con el mal por temor a perder un bienestar temporal. A medio y
largo plazo, la Iglesia que realmente pervivirá será la
primera. Hoy no honramos a ciertos eclesiásticos que en los
años de la persecución en México pactaron los denominados
arreglos con el gobierno masónico, sino que
veneramos como santos y beatos a los mártires cristeros,
procedentes sobre todo del pueblo sencillo.
No tengamos miedo a defender la verdad de Cristo. San Juan
Crisóstomo fue desterrado dos veces por denunciar públicamente
la corrupción de la corte de Constantinopla, pero ante la
persecución afirmaba: Decidme, ¿qué podemos temer? ¿La
muerte? Para mí la vida es Cristo y una ganancia el
morir. ¿El destierro? Del Señor es la tierra y cuanto la
llena. ¿La confiscación de los bienes? Sin nada
vinimos al mundo y sin nada nos iremos de él. Yo me río
de todo lo que es temible en este mundo y de sus bienes. No temo
la muerte ni envidio las riquezas. Yo leo esta palabra escrita
que llevo conmigo: [
] Yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo.
Evitemos el odio que pueda surgir en nuestro corazón hacia
quienes persiguen la fe. Oremos por ellos y que el amor de Cristo
venza el muro del odio. Pero, sin dejar de amarles, sepamos
también mostrar nuestra firmeza, porque el Señor está con
nosotros y tenemos que defender su heredad, de la que forman
parte las iglesias y los lugares de culto. Que podamos decir con
convencimiento las mismas palabras que el abad benedictino Santo
Domingo de Silos dijera a un rey de Navarra en el siglo XI:
La vida podéis quitarme, pero no más.
Quiero terminar extractando algunos preciosos versos de una canción que entonaban los cristeros mejicanos y que revelan
el valor y el anhelo de eternidad que debemos tener. Dicen así:
El martes me fusilan / a las seis de la mañana / por creer
en Dios eterno / y en la Gran Guadalupana. [
] Matarán mi
cuerpo, pero nunca mi alma. / Yo les digo a mis verdugos / que
quiero me crucifiquen, / y una vez crucificado / entonces usen
sus rifles. [
] No tengo más Dios que Cristo, / porque me
dio la existencia. / Con matarme no se acaba / la creencia en
Dios eterno: / muchos quedan en la lucha / y otros que vienen
naciendo. [
] ¡Viva Cristo Rey!
Que la Santísima Virgen nos alcance del Espíritu Santo el don
de fortaleza y haga que la visita del Santo Padre traiga sobre
nuestra querida y atribulada España frutos copiosos de una fe
recia y de un espíritu ardiente".