...CRISTIANDAD FUTURA... ...Hispanidad Futura. ....
Los militares cristianos son los servidores de la paz
ReL 4 04 2012"La religión no es causa de la guerra
sino antídoto contra toda violencia"; Iglesia y ejército
"no son incompatibles en abosoluto", los capellanes en
el ejército "no es una concesión de los estados... La
asistencia religiosa es un derecho del militar creyente", el
catolicismo popular es un freno "no sólo contra las sectas,
sino contra la secularización... una pequeña llama
humeante en medio del frío invierno de la secularización";
la presencia de los militares en las procesiones "es algo
que reclama el mismo pueblo". Son algunas de las respuestas
del arzobispo castrense en España, monseñor Juan del Río, en
una entrevista concedida y publicada por la diócesis de Málaga.
Iglesia y ejército. Hay gente que opina que son términos
incompatibles.
No son incompatibles en absoluto. Los
militares cristianos son los servidores de la paz entre las armas.
Son aquellos que sirven a la patria y están dispuestos a
entregar su vida para que otros tengan seguridad, otros tengan
libertad y para que otros puedan, precisamente, opinar sobre todo
lo que quieran opinar. Porque si no hay independencia, libertad
ni seguridad, simplemente no existimos.
Algunos cristianos abolirían directamente los ejércitos.
¿Tiene justificación desde el Evangelio?
Les diría que lean la Pasión y que vean que fue
un soldado romano el primero que hizo una profesión de fe en el
Dios crucificado: "verdaderamente éste era el Hijo
de Dios"; y que Jesús curó al criado del centurión
romano. A lo largo de la historia, la Iglesia siempre ha
estado con los hombres que han defendido su patria.
O sea, que la vocación militar no está reñida con la
vocación a la santidad.
Se puede ser santo con la gracia de Dios, lo demás es
añadido, coyuntural, para la legítima defensa.
También hay quien dice que la existencia de capellanes es
un "privilegio" de la Iglesia Católica.
La asistencia religiosa es un derecho del militar
creyente, sea de la confesión que sea. Y eso está
reconocido como un derecho fundamental de la persona. No
es una concesión de los estados. Lo mismo que los
militares tienen derecho a ser atendidos médicamente o
psicológicamente, pues también tienen derecho a ser atendidos
en el orden espiritual. La libertad religiosa debe ser respetada
por todos. Un ejemplo de ello es vuestra diócesis, concretamente
en Melilla, donde hay soldados y civiles de diversos credos,
dándose una gran convivencia pacífica, que es una demostración
de que la religión no es causa de la guerra, sino todo
lo contrario: antídoto contra la violencia; cuando
verdaderamente se vive la sana religión, sea musulmana,
cristiana, judía, etc. Solamente cuando se manipula y
se utiliza el nombre de Dios en vano surge el fanatismo.
Usted ha dicho que el catolicismo popular es un gran freno
contra las sectas.
No sólo contra las sectas, sino contra la
secularización. Yo ahora, como arzobispo castrense,
tengo que viajar mucho y veo la gran suerte que tiene Málaga del
fenómeno de la religiosidad popular porque es como una
pequeña llama humeante en medio del frío invierno de la
secularización. Donde hay una cofradía, la gente sabe
que Cristo murió en la cruz, que la Virgen se llama María y los
grandes momentos existenciales de su vida los vive con referencia
a lo sagrado, cosa que en otros sitios no se da.
Y sobre la presencia del ejército en las procesiones,
¿qué nos dice?
Es algo que reclama el mismo pueblo,
porque la institución militar es muy querida, lo mismo que son
muy queridas las grandes devociones a Cristo y a la Virgen.
Aquello que se quiere es aquello que se expresa. Si se ama al
ejército, se quiere que en los días grandes esté presente.