UN MILAGRO DEL CORAZÓN DE DIOS
"Una paralítica se curó gracias a la oración de sanación"
LA RAZÓN 4.12.2003
El psiquiatra ateo que se convirtió al
presenciar un milagro, Philippe Madre, sanó por medio de la
oración de intercesión a una paralítica.
Ante una audiencia de 50.000 personas, la mujer
salió a dar testimonio y al escucharla, doce paralíticos
comenzaron a caminar.
¬ En Francia muchos periodistas le han
preguntado por qué no todos se sanan al acudir a la oración de
intercesión ¿qué ha respondido?
¬ No todos se sanan porque Dios no es un mago,
el poder de Dios es un poder de amor. Dios sana a unas cuantas
personas del total de los enfermos y esas personas son para
manifestar su amor a los hombres. Lo que importa en la sanación
es el testimonio. Dios no habla sólo a la persona que está
sanando sino a todas las que ven el signo. Un testimonio de
sanación fortifica la fe de quien lo ve o quien lo oye.
¬ ¿Cómo fue el milagro de la mujer
paralítica?
¬ Antes de la misa, el sacerdote y yo
habíamos rezado. Recibí una convicción interior de que Dios
quería curar a una de las personas paralíticas.
Milagros de la misericordia
Así que cuando llegué al sitio, comencé a
observar a los paralíticos y tuve la percepción de que esa
persona no estaba presente. Durante la homilía llegó una
muchacha en silla de ruedas y Dios puso en mi corazón la certeza
de que era ella, así que terminé rápido la homilía y me fui
al encuentro de esa mujer. Le pregunté si pensaba que Dios
podía hacer algo por ella y me dijo «yo querría pero tengo
mucho miedo, no es posible para mí».
¬ ¿Por qué estaba paralítica?
¬ Porque hacía dos años se había caído en
un pozo y se había fracturado la columna vertebral. Estuvo más
de un día en el fondo del pozo sin que nadie la encontrara y las
hormigas comenzaron a comerse sus piernas. Médicamente estaba
definitivamente paralítica. Como yo estaba seguro, aunque no
puedo explicar esta certeza, le dije «vamos a orar para que seas
liberada de tu temor». Recé con ella durante unos minutos y
ella temblaba de miedo y empezó a sentir fuerzas en sus piernas
y en diez minutos estaba andando normalmente.
¬ ¿Qué ocurrió después?
¬ Todo el mundo estaba sorprendido y le pedí
que diera su testimonio. Mientras ella lo daba doce personas
paralíticas fueron también curadas.
¬ ¿Para qué Dios da el don de sanación?
¬ La sanación es el signo de la compasión de
Dios pero sólo un signo porque la compasión es más importante
que la sanación. La compasión consiste en que Dios visita la
pobreza del hombre, para reavivarle, para volverle a la vida.
Dios viene a darle un sentido a la vida y al sufrimiento. Aquel
que encuentra un sentido a su sufrimiento es mucho más feliz que
aquel que simplemente es sanado.
¬ ¿Es posible consolar el corazón de Dios?
¬ Consolar quiere decir unirnos a alguien en
su soledad. El corazón de Dios está lleno de compasión por los
hombres que sufren. Pero uno de los sufrimientos de Dios es que
está muy solo para tener compasión por los que sufren. Como nos
ama, Él invita a algunos a que nos unamos para tener compasión
por aquellos que sufren. Lo grande del cristianismo es la
compasión por aquel que sufre porque nos ha sido dado ver a esa
persona con toda su dignidad.
Amor por los que sufren
¬ ¿Cómo podemos ser compasivos con los
demás?
¬ La base de la compasión es una relación de
amor con Dios mismo. Él nos da a compartir los sentimientos de
su corazón, así que permite que seamos movidos a la compasión
como Él lo fue cuando le traían a los enfermos, a los
moribundos.
¬ ¿Por qué no todos los hombre se adhieren a
la fe?
¬ El hombre está siendo atraído por falsas
imágenes de felicidad. Todos los hombres están hechos para la
felicidad, la verdadera felicidad es Dios. El hombre tiene la
libertad de reformularse la libertad de otra manera; por ejemplo,
en esta sociedad europea una de las grandes imágenes de
felicidad es el placer inmediato sin importar lo que venga
después. Con esa imagen de felicidad cuesta mucho oír la voz de
Dios.
¬ ¿Qué diferencia hay entre la virtud de la
fe y el carisma de la fe?
¬ La virtud de la fe es la fe de los
creyentes. El carisma de fe es una gracia transitoria, una
exactitud interior que se siente de repente, se orienta hacia una
persona que nosotros no conocemos, con la exactitud de que Dios
quiere hacer una cosa por ella. Con este carisma, Dios viene
también a liberar a la persona de ese miedo.