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Alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación
Biden al definir su política exterior al comienzo de su presidencia en su discurso de febrero de 2021, buscó enviar una señal inequívoca al mundo de que Estados Unidos estaba listo para retomar su papel como líder global después de cuatro años en los que el presidente Donald Trump llevó una agenda de "Estados Unidos primero". En 2025, Trump regresa a la Casa Blanca con planes de revisar drásticamente la política exterior estadounidense. Se ha mostrado crítico con el costo del apoyo estadounidense al esfuerzo bélico de Ucrania, ha pedido a los miembros de la OTAN que aumenten drásticamente el gasto de defensa y ha dicho que no descartaría el uso de la fuerza militar para tomar el control del Canal de Panamá y Groenlandia, ya que insiste en que el control de ambos es vital para la seguridad nacional estadounidense (Fuente: TOI, The Times of Israel).
Hacernos entrar en una nueva etapa de "Estados Unidos, primero" nos puede llevar ya a que en los demás países se impongan los que quieran hacer lo mismo y vayamos a una lucha armada nacionalista de unos países contra otros. Unido el malestar insoportable que por ello sobrevenga con la persecución religiosa presente y su exacerbación próxima y con el enfriamiento de la caridad causada por la iniquidad de la anomía cada vez más generalizada, puede ser el comienzo de los dolores, seguido por la gran tribulación y por la persecución extrema, que precederá, en el momento más insostenible, a nuestro rescate por Jesús, el Verbo hecho carne, a su vuelta. Pero ya desde los comienzos bélicos previos tenemos mandado levantar la cabeza, porque indicarán que se acerca nuestra liberación (cfr. Lc 21, 28).
Mt 24-25
Cuando salió Jesús del templo y caminaba, se le acercaron sus discípulos, que le señalaron las edificaciones del templo, y él les dijo: «¿Veis todo esto? En verdad os digo que será destruido sin que quede allí piedra sobre piedra». Estaba sentado en el monte de los Olivos y se le acercaron los discípulos en privado y le dijeron: «¿Cuándo sucederán estas cosas y cuál será el signo de tu venida y del fin de los tiempos?». Jesús les respondió y dijo: «Estad atentos a que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Mesías, y engañarán a muchos.
(Mt 24, 1-5).Vais a oír hablar de guerras y noticias de guerra. Cuidado, no os alarméis, porque todo esto ha de suceder, pero todavía no es el final. Se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá hambre, epidemias y terremotos en diversos lugares; todo esto será el comienzo de los dolores.
(Mt 24, 6-8).Os entrearán al suplicio y os matarán, y por mi causa os odiarán todos los pueblos. Entonces muchos se escandalizarán y se traicionarán mutuamente, y se odiarán unos a otros. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente, y, al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría; pero el que persevere hasta el final se salvará. Y se anunciará el evangelio del reino en todo el mundo como testimonio para todas las gentes, y entonces vendrá el fin.
(Mt 24, 9-14).Habrá una gran tribulación como jamás ha sucedido desde el principio del mundo hasta hoy, ni la volverá a haber. Y si no se acortan aquellos días, nadie podrá salvarse. Pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días. Y si alguno entonces os dice: El Mesías está aquí o allí, no le creáis, porque surgirán falsos mesías y falsos profetas, y harán signos y portentos para engañar, si fuera posible, incluso a los elegidos. Os he prevenido. Si os dicen: Está en el desierto, no salgáis; En los aposentos, no les creáis. Pues como el relámpago aparece en el oriente y brilla hasta el occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres. Inmediatamente después de la angustia de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y los astros se tambalearán. Entonces aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre. Todas las razas del mundo harán duelo y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Enviará a sus ángeles con un gran toque de trompeta y reunirán a sus elegidos de los cuatro vientos, de un extremo al otro del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis todas estas cosas, sabed que él está cerca, a la puerta.
(Mt 24, 21-33).Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
(Mt 24, 42-44).Velad, porque no sabéis el día ni la hora.
(Mt 25, 13).«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?. Y el rey les dirá: En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Entonces dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también estos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?. Él les replicará: En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
(Mt 25, 31-46).
Mc 13
Cuando salía del templo le dijo uno de sus discípulos: «Maestro, mira qué piedras y qué edificaciones». Jesús le respondió: «¿Ves esos grandes edificios?; pues serán destruidos, sin que quede piedra sobre piedra». Y sentado en el monte de los Olivos, enfrente del templo, le preguntaron Pedro, Santiago, Juan y Andrés en privado: «Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas?, ¿y cuál será el signo de que todo esto está para cumplirse?». Jesús empezó a decirles: «Estad atentos para que nadie os engañe. Vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy, y engañarán a muchos. Cuando oigáis hablar de guerras y noticias de guerra, no os alarméis. Todo esto ha de suceder, pero no es todavía el final; se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambres. Todo esto será el comienzo de los dolores. Mirad por vosotros mismos. Os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos. Es necesario que se anuncie antes el Evangelio a todos los pueblos. Pero cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis por lo que habréis de decir; decid lo que se os inspire en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que habléis sino el Espíritu Santo. Y entregará a la muerte el hermano al hermano y el padre al hijo, y se levantarán hijos contra padres y se darán muerte; y seréis odiados por todos a causa de mi nombre, pero quien persevere hasta el fin se salvará.
(Mc 13, 1-13).Porque aquellos días habrá una tribulación como jamás ha sucedido desde el principio de la creación, que Dios ha creado, hasta hoy, ni la volverá a haber. Si el Señor no acortase aquellos días, nadie podrá salvarse. Pero en atención a los elegidos que escogió se abreviarán. Y si entonces alguno os dice: El Mesías está aquí o allí, no le creáis. Porque surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán signos y portentos para engañar, si fuera posible, a los elegidos. Pero vosotros estad atentos, que os he prevenido. En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta.
(Mc 13, 19-29).Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!.
(Mc 13, 33-37).
Lc 21
Y como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruido». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?». Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: Yo soy, o bien: Está llegando el tiempo; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida». Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
(Lc 21, 5-19).Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación». Y les dijo una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
(Lc 21, 24-31).Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.
(Lc 21, 34-36).