A la energía nuclear por la
política de lucha contra el cambio climático
Calentamiento global y cambio
climático
El informe del IPCC de 2013 se reescribirá para que no contradiga el resumen dictado por los políticos
LD Daniel Rodríguez Herrera 2013-10-30
Aunque pueda sonar extraño a cualquier mente formada en los usos y costumbres de la ciencia, en el IPCC la ciencia la dictan los políticos. Parece razonable que si se elaboran unos informes tan amplios que requieren de un resumen más breve para hacerlos asequibles a los no iniciados, primero se escriban los informes y a partir de ellos se elabore el resumen. Y así se va haciendo durante todo el proceso, según se van escribiendo los borradores, justo hasta el momento en que se deja grabada en piedra la versión final.
A finales de septiembre se reunieron los representantes de los gobiernos para consensuar el texto final del Resumen para Responsables de Políticas a partir del último borrador elaborado por los científicos, que a su vez se escribe a partir de los borradores de los informes más extensos. ¿Y qué sucede a partir de ahora? Que dichos borradores se reescribirán para que su versión final guarde coherencia con el Resumen. Los textos actualmente publicados en la web del IPCC son sólo los borradores. Lo reconoce la propia organización:
Lo que se ha publicado hasta ahora es el Resumen para Responsables de Políticas ya aprobado así como los borradores finales (versión del 7 de junio de 2013) de los capítulos subyacentes y el Resumen Técnico (descargable gratuitamente en www.climatechange2013.org). Estos borradores siguen sujetos a errores de transcripción, corrección de errores y todos los cambios necesarios para mantener la consistencia con el Resumen aprobado. Prevemos que el informe completo en su forma final y lista para publicación estará disponible electrónicamente en enero de 2014.
Este, cuando menos, discutible proceso ya provocó un grave escándalo cuando la versión final del segundo informe del IPCC, tras ser aprobado por los científicos responsables, fue reescrito para ajustarse al Resumen en varias partes clave, añadiendo certezas sobre la responsabilidad humana en el incremente de temperaturas y eliminando las numerosas dudas.
Así, por ejemplo, el borrador afirmaba "¿Cuándo podremos identificar los efectos de las actividades humanas en el clima? No resulta sorprendente que la mejor respuesta a esta pregunta sea que no lo sabemos". Esa y otras dudas fueron eliminadas y en su lugar se introdujeron frases como "el cuerpo de las pruebas estadísticas, cuando se examinan en el contexto de nuestra compresión de la física del sistema climático, apunta ahora a una influencia humana en el clima global distinguible".
------------------
Resumen para Responsables de PolíticasLD Daniel Rodríguez Herrera, viernes, 2013-09-28
Con el mismo bombo y boato que siempre, pero con mucha menor repercusión mediática que en 2007, ha sido publicado este viernes el Resumen para Responsables de Políticas del quinto informe del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), tras las negociaciones entre los representantes de los Gobiernos encargados de consensuarlo.
En la mayoría de los medios los titulares, como siempre, se centran en las cifras que más alarma pueden causar, como que la temperatura podría subir hasta 4,8 grados en 2100, obviando que el informe da una horquilla que se mueve entre 4,8 grados en su extremos superior y 0,3 en el inferior, que es lo mismo que decir nada. Pero se da el informe por bueno sin más, llegando en algunos casos especialmente ridículos a dar sus conclusiones como aquello que dice "la ciencia", así en general.
Aunque tiempo habrá de analizarlo, la contradicción más flagrante del informe no se ha resuelto y salta a la vista a quien quiera profundizar un poco en él. Se trata, por un lado, del aumento de la confianza en las conclusiones generales: pasa del 90 al 95% la seguridad de los redactores del informe en que el hombre es responsable de más de la mitad del calentamiento global que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, en el apartado más técnico, se reduce notablemente la precisión con que se estima la llamada "sensibilidad climática", que es la cifra que sirve precisamente para calcular qué culpa tienen las emisiones de CO2 en los cambios de temperatura.
Dado que nuestro clima es un sistema extraordinariamente complejo y caótico, no podemos saber con exactitud qué consecuencias provoca cualquier cambio como, por ejemplo, el incremento del dióxido de carbono en la temperatura. De ahí que se intente estimar lo sensible que es el clima a dichas variaciones. En los tres primeros informes del IPCC se daba una horquilla de 1,5-4,5º al aumento provocado por doblar la cantidad de CO2 en la atmósfera, pero en el cuarto se elevó el límite inferior a 2 grados. Ahora, tras millones y millones gastados en investigación, lo han vuelto a colocar donde estaba.
Pero hay más. En todos los informes anteriores se daba una cifra dentro de dicha horquilla como la "más probable". En esta ocasión han renunciado a hacerlo porque, reconocen, no hay una tendencia general en los estudios científicos como para sacar una conclusión. Es decir, admiten no tener ni idea de lo sensible que es el clima al incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera y al mismo tiempo que están seguros de que ese incremento es el culpable.
Renunciar a ofrecer una cifra tiene otras consecuencias. La predicción de que la temperatura subirá hasta 4,8 grados está respaldada por modelos informáticos que, al margen de otras muchas deficiencias, necesitan saber cuál es la sensibilidad climática para ofrecer un resultado. No saber cuál es la más probable implica no saber qué resultado de los modelos es más probable. En definitiva, esta contradicción certifica lo que ya sabíamos: que la climatología no sabe qué temperatura tendremos en el futuro.