...La crisis iniciada en 2007....HISTORIA
DE ESPAÑA
España desde 1982
El insostenible invierno demográfico de España
Carmelo López-Arias ReL11 01 2015
La revista Razón Española consagra monográficamente su número 188 (noviembre-diciembre de 2014) a la natalidad y al "invierno demográfico" que padece, de modo muy especial, España. Una alerta en la que ha sido pionero Alejandro Macarrón con su libro El suicidio demográfico de España (Homo Legens, 2011) y con la creación de la Fundación Renacimiento Demográfico,
Macarrón firma uno de los dos estudios del número ("El invierno demográfico ya está aquí"), y Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla, el segundo ("Cómo se extinguió España").
Entre los datos alarmantes que señalan los
diversos trabajos del citado número monográfico de Razón
Española, destacan los siguientes:
-Con una población cuatro o cinco veces superior a la de
entonces, España registra el mismo número de
nacimientos que en el siglo XVIII.
-La edad promedio, que en 1975 era de 33 años, y 2014 ha subido
a los 43, un incremento debido en un 75% a la caída de
los nacimientos, y sólo en un 25% al aumento de la
esperanza de vida. En 2023, en 22 de las 50 provincias españolas
la edad media superará los 47 años.
-En 1977 la edad media de la mujer al tener el primer hijo era de
25 años, en 2014 ha subido a 31, justo el límite en el
que la fecundidad empieza a desplomarse, razón por la
cual los expertos consideran este retraso como una de las causas
principales del invierno demográfico.
-Según datos de la ONU, en 2050 los españoles mayores de 64
años serán el 68% de los españoles entre 20 y 64 años
(es decir, la población en edad laboral). Esa cifra era del 26%
en 2009.
-Las cifras anteriores estaban calculadas sobre la base de que la
tasa de fecundidad había tocado fondo en 2009 (1,41 hijos/mujer)
y se recuperaría hasta estabilizarse en 1,85. Sin embargo,
entre 2009 y 2014 esa tasa ha caído aún más, hasta 1,26 hijos/mujer.
(La tasa de reemplazo generacional se sitúa en 2,1 hijos/mujer.)
-Entre 2010 y 2020, cada año habrá un 3% menos de
población en la franja más dinámica económicamente (25
a 40 años).
-En 2080, es decir, cuando aún vivan los hijos de los españoles
actualmente en edad intermedia, la población española habrá
caído a 25 millones de habitantes, casi la
mitad de la actual, y envejecida en las dimensiones explicadas.
-Las pensiones de las promociones del baby boom (650.000-700.000
nacimientos al año) tendrán que ser pagadas por las promociones
del invierno demográfico posterior (350.000-400.000
nacimientos al año).
-Actualmente, el 50% del gasto farmacéutico lo concentra
la población de más de 75 años... que se doblará en
apenas unas décadas. En 2064 los mayores de 80 años serán el
21% de la población.
-Y, por último, un dato relacionado con la natalidad: la
nupcialidad. En 1975 no se casaba el 15% de la población. De
seguir las pautas actuales, pronto se alcanzará el 60%.
La madre del 40% de los niños que nacen actualmente no está
casada y el 20% de los hogares son ya monoparentales, con un
ritmo de crecimiento del 47% anual.
El gran obstáculo: el dogma relativista
Tanto Macarrón como Contreras subrayan los dos aspectos más
preocupantes de este problema, tan lento de revertir: por un
lado, el desinterés de los responsables de la cosa
pública, a pesar de ser el principal problema nacional
(implica necesariamente la desaparición del Estado del Bienestar
tal como lo hemos conocido desde la Segunda Guerra Mundial, ya
sea en número de beneficiarios y/o en cuantía y concepto de las
prestaciones); y por otro, la existencia de clichés
ideológicos que impiden abordarlo.
En ese sentido, señala Contreras que
actualmente el Estado trata la natalidad como un "capricho
privado", y que la ideología ambiente, el
"dogma relativista", paraliza a políticos y creadores
de opinión a la hora de concienciar a la población de lo que se
viene encima. Según ese dogma, "el Estado no puede
considerar ciertos estilos de vida más valiosos que otros,
premiándolos o promoviéndolos", como el sentido común y
la racionalidad económica indican que debería
hacer con la natalidad.
Pero ese dogma relativista debería ser revisado, sostiene el
profesor sevillano: "No es necesario entrar en juicios
morales: el Estado no necesita considerar virtuosos o viciosos
tales o cuales estilos de vida... Pero sí puede determinarse con
objetividad, sin necesidad de juicios morales, que ciertas
opciones de vida privada contribuyen a la sostenibilidad de la
sociedad y otras la perjudican".