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Un análisis del cardenal Zen para 2016 sobre la Iglesia bajo el comunismo en China
ReL AsiaNews 10 enero 2016
El cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito
de Hong Kong, cree que en el Vaticano hay demasiado optimismo
cuando se habla de diálogo con China y que los hechos demuestran
que las autoridades chinas no quieren dialogar: ordenan obispos
ilícitos, controlan los seminarios, obligan a participar en
celebraciones junto a obispos excomulgados o ilegales....
Roma no habla de los obispos encarcelados como monseñor Su
Zhimin durante 20 años, o bajo arresto domiciliario, como Ma
Daqin desde hace 3 años. El cardenal Zen teme que Roma
quiera dejar en manos del gobierno comunista el poder de nombrar
obispos y que eso facilite la desaparición de la iglesia
clandestina fiel. Este es su análisis para la agencia misionera
Asia News.
**
Hace tiempo que no hablo de la Iglesia en China
en mi blog. Ciertamente, no porque esté muy ocupado (no puedo
desinteresarme de nuestra Iglesia en China por el hecho de estar
ocupado), y tampoco porque tema que mis ideas vayan a ser
criticadas (a mi edad, ya no tengo nada que ganar o
perder).
El problema es que me gustaría dar buenas noticias, pero mi
suerte está próxima a la del profeta Jeremías. Hace
mucho tiempo que espero tener buenas noticias, pero éstas no
llegan.
Ahora, en esta época de Fiestas de Navidad y Año Nuevo, mis
lamentaciones serán de extra chorum, pero, como sea,
no puedo ser un perro que no ladra.
A.
Recuerdo que a comienzos del año pasado, el periódico Wen
Wei Po anunciaba con júbilo que las relaciones entre
China y el Vaticano pronto habrán de tener un buen
desarrollo. Inmediatamente después, el Secretario de
Estado del Vaticano dijo que las perspectivas son
prometedoras, hay un deseo de diálogo de ambas
partes.
Yo tenía mis dudas sobre esta inesperada brisa de
optimismo, no veía ningún fundamento para este
optimismo.
Más de mil cruces fueron quitadas de lo alto de las
iglesias (en algunos casos las iglesias mismas fueron
destruidas). Después de tanto tiempo, ya no podemos engañarnos
diciendo que se trata de un episodio de celo exagerado por parte
de algún oficial local.
Son varios los seminarios que ya no funcionan. Los estudiantes
del Seminario Nacional de Beijing son obligados a firmar una
declaración de fidelidad a la Iglesia Independiente [o sea,
dependiente del Gobierno comunista, nota de ReL], prometiendo
asimismo concelebrar con obispos ilegítimos (de otro
modo no recibirán el diploma al finalizar los estudios).
El Gobierno continuamente está consolidando una iglesia
que objetivamente ya está separada de la Iglesia Católica
universal; con intentos de persuasión y con amenazas
inducen al clero a cumplir actos contra la doctrina y la
disciplina de la Iglesia, renegando de la propia
conciencia y dignidad.
B.
En el último semestre de 2015 algunos acontecimientos
que parecen positivos terminaron por dejarnos no del todo
entusiastas. El obispo Wu Qin-jing de Zhouzhi, luego de diez
años de su ordenación episcopal, fue finalmente colocado como
obispo, pero sin embargo debió pagar el precio de un cierto
compromiso (véase mi blog del 14 de julio de 2015).
Poco después, el obispo Zhang Yinlin de Anyang fue
ordenado. Incluso algunos medios católicos, que
habitualmente son cautos, exultaron diciendo que todo había
marchado bien. Subrayaron que esta ordenación es la
primera luego de estos tres últimos años de contactos
entre Roma y Beijing, y también la primera desde que Francisco
es Papa, y presentan el hecho como un buen comienzo.
Ahora bien, es esta última afirmación lo que me produce miedo,
porque el proceso contiene la elección democrática,
la lectura del decreto de nombramiento de la (así
llamada) Conferencia Episcopal China y la
posición canónica no aclara nada acerca de un obispo con-consagrante.
Procesos de este tipo permanecen en un estado anormal en los
últimos tres años, ¿esto amerita que nos alegremos? (véase mi
blog del 7 de septiembre de 2015).
C.
En octubre llega la gran noticia: una delegación del
Vaticano estuvo en Beijing, hubo un encuentro. La Santa Sede no
difunde la noticia.
Fue el Padre Jeroom Heyndrickx quien dio la noticia, y de manera
abundante (obviamente él sabe todo). Dice: No han
tratado ciertos problemas sensibles, como el obispo Su Zhimin de
Baoding que aún está detenido, como el obispo Ma Daqin
de Shanghai obligado a permanecer en su domicilio desde hace más
de tres años (pero estos problemas, ¿no deben ser resueltos
antes de cualquier negociación? De otra manera, es obvio que no
hay buena voluntad por parte de Beijing). Se concentraron
sobre el problema del nombramiento de obispos (¿en base
a qué modelo? ¿como en el caso de Anyang?). Luego de esa
reunión, la delegación hizo una visita al Obispo Li Shan de
Beijing en el Seminario Nacional, donde se reunió también con
Ma Ying Lin (el Padre Heyndrickx dice que estos son signos de
buena voluntad por parte de Beijing; yo, en cambio, pienso que
éstos fueron actos obsecuentes, impuestos por Beijing).
Más tarde, el Secretario de Estado del Vaticano confirmó
además que hubo una reunión, y que la misma fue muy
positiva y esto formaría parte de un proceso que se
espera concluya con un acuerdo. Ante la pregunta de algún
periodista acerca de si realmente hubo un verdadero progreso, el
Cardenal Parolin respondió: El hecho de que se
hable ya es de por sí positivo. Parece que
todavía no existe el acuerdo.
D.
¿Cuál es la fórmula que actualmente está en discusión
para el nombramiento de los obispos? Quien suscribe,
viejo cardenal de las periferias, no tiene manera de saberlo,
y mucho menos de tener una visión directa.
En un reciente artículo Beijing, la oscuridad
del invierno se yergue sobre las religiones, de Bernardo Cervellera, publicado en AsiaNews,
se lee: Por cierta información recibida de China (...) (al)
Concilio de Obispos reconocidos por el gobierno (debería
competer) el mandato para los nuevos candidatos a la ordenación
episcopal; la elección y nombramiento del candidato
debe hacerse de acuerdo con el método "democrático" (es
decir, de acuerdo a las sugerencias de la Asociación Patriótica).
La Santa Sede debe aprobar el nombramiento y tiene un
poder de veto débil sólo en casos "graves",
dando la justificación de sus posiciones. Si las razones
de la Santa Sede se consideran "insuficientes", el
Consejo de Obispos puede decidir continuar de todos
modos.
Si esta información es exacta,¿la Santa Sede puede aceptar las
pretensiones de la parte china? Tal modo de proceder,
¿respeta aún la verdadera autoridad del Papa para nombrar a
obispos? ¿Puede el Papa firmar dicho acuerdo? (El Papa
Benedicto había dicho: La autoridad del Papa para
nombrar obispos es dada a la Iglesia por su fundador, Jesucristo,
no es propiedad del Papa, ni siquiera el Papa puede cederla a
otros).
Nuestros oficiales en Roma, ¿saben qué es una elección en
China? ¿Saben que la llamada Conferencia Episcopal no
sólo no es legítima, sino que simplemente no existe?
Lo que existe es un organismo que se llama Una
Asociación y Una Conferencia, es decir, la Asociación
Patriótica y la Conferencia Episcopal funcionan siempre juntas
como un cuerpo, el cual siempre es presidido por oficiales del
Gobierno (hay fotografías para probarlo, el Gobierno ni
siquiera busca salvar las apariencias, ¡ostenta de manera
abierta y cruda el hecho de que ellos ya gestionan la religión!).
Firmar un acuerdo de este tipo es como entregar en las
manos de un Gobierno ateo la autoridad para nombrar obispos.
Si comparamos este esquema con cierto (a menudo mal definido)
modelo vietnamita, éste resulta ser mucho peor. En el
modelo vietnamita se supone que la iniciativa comienza con
la Iglesia en Vietnam, la verdadera Iglesia Católica en
Vietnam; en China, en cambio, tras el nombre de una Asociación y
una Conferencia está la realidad de un Gobierno que lleva el
mando.
Incluso en la Europa del Este de otro tiempo, como en
Polonia y Checoslovaquia, la primera iniciativa venía de la
Iglesia, y a continuación, se le daba el derecho de
veto al Gobierno. Asegurar que la iniciativa viene de la Iglesia,
significa que incluso si el gobierno da el veto por
centésima vez, seguirá siendo la Iglesia la que presente un
candidato y lleve a cabo el nombramiento. Si el Gobierno
insiste en el veto, sólo prolongará el estancamiento, la
Iglesia todavía podrá buscar un candidato idóneo.
Pero no se puede dejar que la primera iniciativa sea de
un gobierno ateo: ¿qué sabe acerca de la idoneidad de
un candidato para ser obispo?
Obviamente, si la iglesia renuncia a su propia posición y cede a
la presión del gobierno, va a terminar, a pesar de cualquier
fórmula, cediendo el derecho pontificio para nombrar obispos.
¿Puede suceder esto?
En un artículo de un cierto András Fejérdy se lee: "Por
razones pastorales - es decir, porque la plena administración de
los sacramentos requiere absolutamente obispos consagrados - la
Santa Sede considera que el complemento de la Conferencia
Episcopal húngara tiene que aceptar urgentemente una solución
que formalmente no atente contra el principio canónico de
nominación libre, pero que en la práctica le ha dado una
influencia decisiva al Régimen en la elección de los candidatos".
UCANews informa una noticia reciente de Chengdu (Sichuan): "Poco
después de la visita de la delegación del Vaticano a Beijing,
la Santa Sede aprobó el candidato episcopal elegido en mayo de
2014". ¿No es justamente [este] el caso de "no herir
formalmente el principio canónico de nominación libre",
pero, en la práctica, dar una influencia decisiva al régimen en
la elección del candidato"?
E.
Se dice que el diálogo se había centrado en la
cuestión del nombramiento de obispos, pero hay muchos problemas
en suspenso, ¿cuándo y cómo se van a resolver?
El citado artículo de AsiaNews, dice, siempre sobre la base de
la información recibida de China: "Beijing requiere que la
Santa Sede reconozca a todos los obispos oficiales, incluso
aquellos ilegítimos y excomulgados".
Me pregunto: ¿es sólo el gobierno que exige, sin un
arrepentimiento de los interesados?
¿Los excomulgados solamente son liberados de la excomunión, o
llegan a ser incluso reconocidos como obispos? ¿Incluso sin
haber un acto de arrepentimiento? ¿La misericordia de Dios
llegó a esto? ¿Los fieles están obligados a obedecer a estos
obispos?
Las cosas para poner en su lugar son muchas.
Obispos ilegítimos y hasta excomulgados han abusado del
poder sacramental (incluyendo la ordenación de los
diáconos y sacerdotes) y jurisdiccionales (oficinas de la
asignación) y en la Santa Sede no parece haber tenido
palabras de reproche.
Obispos legítimos participaron en ordenaciones
episcopales ilegítimas, uno, dos, incluso tres, cuatro
veces, y no hay evidencias de haber pedido perdón, o que hayan
recibido el perdón del Santo Padre. También participaron en la
llamada Asamblea de los Representantes de los católicos chinos (el
símbolo más claro de una Iglesia cismática).
Poco después de la partida de la delegación del Vaticano a
Beijing, el gobierno organizó una gran reunión de líderes de
la Iglesia, lo que obligó en esa ocasión a una celebración de
todos los obispos, legítimos, ilegítimos y excomulgados. Son
todos actos objetivamente cismáticos.
El gobierno ahora puede encadenar por la nariz a un gran
número de sus obispos, haciéndoles perder su dignidad,
que es poco probable que recuperen. Si la Santa Sede firmó un
acuerdo con el Gobierno sin aclarar todas estas cosas, causará
una grave herida en la conciencia de los fieles.
F.
Obviamente nuestras comunidades subterráneas son
inexistentes para el Gobierno. ¿Pero incluso el Vaticano las
ignora en las negociaciones para acceder a la parte china? ¿Para
"salvar la situación " va a abandonar a nuestros
hermanos y hermanas? ¡Pero si son los miembros sanos de
la Iglesia!
(Por supuesto, ellos también tienen sus problemas, especialmente
cuando no se les da a los obispos sus diócesis. Pronto
sobrevendrá el desorden). Pero silenciar a la comunidad
subterránea para no irritar al gobierno, ¿no es un suicidio?
En las negociaciones recientes no se ha hablado sobre el caso de
monseñor Santiago Su Zhimin en prisión durante 20 años. No se
habló tampoco de monseñor Thaddeus Ma Daqin de Shanghai
en arresto domiciliario durante más de tres años,
¿¡por qué los casos son "demasiado sensibles!?"
A principios de septiembre, algunos de los fieles de
Shanghai que estuvieron en prisión durante mucho tiempo, se
fueron en peregrinación a Roma, junto con sus
familiares, para conmemorar el sexagésimo aniversario del
estallido de la gran persecución, que sucedió el 8 de
septiembre de 1955. Se les dijo: "¡No hagáis ruido, el
pasado es pasado, miremos hacia adelante!.
En el plano diplomático las comunidades clandestinas son la
carta que la Santa Sede puede jugar. Auto-amputando estos
miembros, ¿qué se deja en manos de nuestra diplomacia
para inducir a la otra parte a un acuerdo?
Por ahora, el gobierno controla casi todas las comunidades
oficiales, mientras que las comunidades subterráneas se
mantienen a raya por la Santa Sede. ¿Qué más necesitan para
llegar a un acuerdo?
Lo único que aún necesitan es una firma del Santo Padre,
una bendición, sobre esta "Iglesia China".
Pekín no tiene ninguna intención de negociar, tiene
sólo pretensiones. ¿Después de dicha firma obligará a los
fieles de la comunidad subterránea a salir y rendirse a los que
eran obispos ilegítimos durante mucho tiempo, tal vez incluso
excomulgados, pero ahora, con un borrón y cuenta nueva, sin
siquiera mostrar ningún arrepentimiento, apoyándose únicamente
en el Gobierno obtendrán su legitimidad, y se convierten en
obispos en pleno derecho?
G.
Lo que no me deja tranquilo es ver a nuestro Eminentísimo
Secretario de Estado todavía intoxicado por el milagro
de la Ostpolitik.
En un discurso del año pasado, conmemorativo del cardenal
Agostino Casaroli, elogió el éxito de su predecesor al haber
asegurado la existencia de la jerarquía de la Iglesia en los
países comunistas de Europa del Este.
Él dice: "Al elegir los candidatos al episcopado, elegimos
pastores y no personas que se oponen al régimen por sistema,
las personas con la actitud de los gladiadores, las personas que
aman mostrarse en el escenario político".
Me pregunto: ¿A quién tuvo en cuenta al hacer esta descripción?
Me temo que él estaba pensando en un cardenal Wyszynski,
un cardenal Mindszenty, un cardenal Beran. ¡Pero estos
son los héroes que defendieron con valentía la fe de su pueblo!
Me asusta pensar de esta manera, espero equivocarme.
El día que se firme el acuerdo con China habrá
paz y alegría, pero no esperen que yo participe en las
celebraciones del inicio de esta nueva Iglesia. Desapareceré,
empezaré una vida monástica para orar y hacer
penitencia. Pediré excusas al Papa Benedicto XVI por no ser
capaz de hacer lo que él esperaba que yo hiciera. Pediré al
Papa Francisco su perdón para este viejo Cardenal por haberlo
molestado con tantas cartas inapropiadas.
Los niños inocentes fueron asesinados, el ángel le pidió a
José que llevara a María y al Niño a salvo, huyendo. ¿Pero
hoy nuestros diplomáticos podrían aconsejar a José que
vaya e intente tener un diálogo con Herodes?
PD
No piense que yo considero como única línea de distinción la
división entre "lo oficial lo clandestino". La
gran mayoría del clero y de los fieles, incluso de la comunidad
oficial, es también fiel a la autoridad del Santo Padre.
Muchos están sufriendo enormemente por esta situación anormal
de la Iglesia, están entristecidos por la debilidad o la falta
de rectitud de sus pastores, a veces están tratando de evitar
que caigan más bajo aún. En no pocos casos, un clero
unido y un pueblo fiel pueden defender a su pastor de la
prepotencia de las Autoridades.