.....HISTORIA UNIVERSAL........CRISTIANDAD FUTURA.
¿Es el bosón de Higgs la partícula de Dios? ¿quién ha creado las leyes de la naturaleza que la ciencia descubre?El Mundo, lunes, 9.07.2012, Javier Igea, sacerdote de la Archidiócesis de Madrid y doctor en Astrofísica por la Universidad de Nueva York. ReL, 10.07.2012
Han pasado sólo unos días desde el anuncio
del descubrimiento del bosón de Higgs, la mal llamada partícula
de Dios. Las reacciones de los medios han sido de lo más
variopintas. Antonio Lucas cree que por haberse descubierto el
bosón de Higgs, la religión ha sufrido un duro golpe: «Dos
milenios de guerras religiosas para nada». Ruiz de Elvira afirma
sin lugar a dudas que la Iglesia se llena de gozo por el
descubrimiento del bosón de Higgs; supongo que habrá oído
varias homilías al respecto. Yo, que soy sacerdote y doctor en
astrofísica, especializado en la ionización de discos
protoplanetarios por rayos X, me he alegrado por este
descubrimiento, pero no creo que haya sido por las razones que da
Ruiz de Elvira. Tampoco he considerado que sea un tema para
hablar en las homilías.
El hombre siempre ha buscado saber de qué esta hecho el cosmos.
Nos va la vida en ello, y además tiene implicaciones para la
vida moral de las personas y de la sociedad. Es en esta búsqueda
donde debemos enmarcar este descubrimiento. En el mundo antiguo
había una respuesta que no agotaba la realidad, sino que
estimulaba una búsqueda mayor: el mundo estaría formado por los
cuatro elementos de Empédocles: tierra, fuego, agua y aire, y
sus combinaciones lo explicarían todo. Mendeleyev, en el siglo
XIX dio otra respuesta al formular el sistema periódico de los
elementos. En la segunda mitad del siglo pasado, se descubrieron
en los aceleradores de partículas una maraña de partículas
subatómicas que necesitaba una clasificación y un modelo
matemático que explicase sus propiedades. Surgió así el modelo
estándar (algo así como el primer sistema periódico)
y la teoría cuántica de campos como
explicación matemática de las partículas subatómicas
descubiertas en los aceleradores.
El descubrimiento del bosón de Higgs es muy importante porque
confirma predicciones del modelo estándar de las partículas
elementales y permitirá, cuando los datos estén analizados,
decidir sobre algunas implementaciones de este modelo.
Simplificando, podemos decir que el modelo estándar explica,
entre otras cosas, que tanto los protones como los neutrones, que
son los constitutivos del núcleo de los átomos, tienen una
estructura interna y están a su vez formados por el
confinamiento de otras partículas elementales que son los quarks.
Esto es, es una explicación de la realidad material como una
combinación de determinadas piezas con determinadas propiedades,
algunas de ellas, por cierto, un poco exóticas.
Estas piezas las partículas elementales serían los
constitutivos de la materia, algo así como los ladrillos que
conforman todo lo material. Este modelo clasifica las partículas
elementales en quarks (existen seis tipos), leptones
(seis tipos, entre ellos los electrones y los neutrinos) y las
partículas mediadoras de fuerza (ente ellas el fotón y
el gluón, encargado de mantener a los quarks juntos, y
por ende, responsable de la estabilidad de núcleo atómico).
Otro mérito del modelo estándar es explicar las relaciones que
hay entre tres de las cuatro fuerzas que existen
en la naturaleza: la electromagnética, la nuclear fuerte y la
nuclear débil. Estas serían como tres manifestaciones distintas
de un mismo fenómeno.
Para entender qué es el bosón de Higgs hay que considerar que
las partículas elementales se clasifican en bosones y
fermiones, de acuerdo a una propiedad
intrínseca que es el espín. Entender esta
propiedad no es fácil, pues no tiene contrapartida en nuestro
mundo macroscópico. El espín es el impulso angular intrínseco
que tienen las partículas elementales. A nivel macroscópico, el
impulso angular es como una medida de la inercia que tiene una
masa que rota. A nivel cuántico las partículas elementales
tienen una propiedad llamada espín, que es un impulso angular, y
que está cuantizado. Puede tener valores enteros (0, ±1, ...) o
fraccionarios (±½, ±3/2, ....) y de acuerdo a esto, las
partículas se clasifican como bosones o fermiones
respectivamente. Los segundos obedecen el principio de
exclusión, mientras que los primeros, no. El
mundo sería radicalmente distinto sin la existencia de esta
propiedad de la materia. Así, el modelo estándar predice la
existencia de una partícula, llamada el bosón de Higgs, que
tendría una propiedad muy interesante, que es que la
masa de las demás partículas elementales depende de
él. Se postuló la existencia de esta partícula para explicar
una anomalía en la masa (medida) del bosón W
del modelo estándar. Para intentar entender el mecanismo, hemos
de considerar que las partículas tienen campos cuánticos
asociados, y el campo de Higgs sería el responsable de la
masa del bosón W. La interacción de este bosón con el
campo de Higgs daría origen a la masa de este bosón. Podemos
explicarlo con una analogía: la masa es como la
resistencia que experimenta una canica al moverse en una
superficie untada de miel.
De este modo el modelo estándar puede explicar la masa de las
partículas elementales. Pero quedan sin explicar los
campos cuánticos, todo un problema ontológico. El
experimento permite un mayor conocimiento del universo material
por tener una mejor comprensión de la física en los momentos
inmediatamente posteriores al big bang. El universo, al
expandirse tras el big bang experimentó un enfriamiento,
al disminuir la energía cinética de las partículas que lo
componen. Esta disminución de la violencia de los choques de las
partículas elementales hizo que el universo pasase por diversas
fases en su expansión hasta llegar a su estado actual.
Podemos pensar para entenderlo mejor en lo que pasaría si
calentásemos cada vez una roca cualquiera de nuestra tierra. Se
derretiría, sus moléculas se evaporarían, después el gas se
disociaría en átomos, los átomos se ionizarían y tendríamos
plasma opaco (el interior de las estrellas), y si seguimos
calentando, los núcleos empezarían a partirse (condiciones del
núcleo del sol), y si siguiéramos calentando llegaríamos a lo
que ocurrió en los momentos inmediatamente posteriores al big
bang. Esto es lo que ha hecho el experimento del CERN. Por esto,
el bosón de Higgs permite conocer mejor por qué el universo es
como es. De no haber existido, quizá no hubiera habido masa, y
el universo no sería como lo conocemos; claro, que tampoco
estaríamos aquí para contarlo.
Las implicaciones religiosas de este
descubrimiento no son tales. Reina una cierta confusión porque
el bosón de Higgs ha sido llamado la partícula de Dios. Ésta
es una mala traducción del título inglés de la obra de
divulgación sobre el bosón de Higgs The God
Particle escrita por el premio Nobel Leon
Lederman. Es imposible expresar en español el sentido que en
inglés tiene el título del libro sin hacer una paráfrasis. Una
traducción más exacta es: la partícula dios.
Sin duda se trata de una metáfora. Éste nombre, dado a una
partícula subatómica por el editor de un libro, no gusta a la
comunidad científica y debe ser evitado, tanto por motivos
científicos, como por motivos religiosos. La ciencia no trata
directamente de Dios, pues éste no pertenece al mundo sensible,
experimentable, aun cuando los creyentes pensamos que su
acción en la historia puede ser detectada. Además,
identificar a Dios con una partícula subatómica es una
salvajada filosófica que nos llevaría al más radical panteísmo.
Ahora bien, la trascendencia mediática y científica que ha
tenido este descubrimientos sirve para plantear una vez más las
preguntas fundamentales que el hombre se hace sobre sí mismo y
sobre lo que le rodea. Detrás de cada científico hay un hombre
que busca saber, y en las preguntas que hace a la naturaleza hay
una pregunta implícita sobre sí mismo y sobre Dios. La
negación de Dios a partir de la ciencia solo se podría dar en
el caso imposible de que la ciencia estuviese acabada y diese una
explicación última de todo. Pero, después de Gödel, hay una
pregunta que la ciencia no puede responder: ¿quién ha
creado las leyes de la naturaleza que la ciencia descubre?
La ciencia no puede explicarse a sí misma».
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Comentarios
La partícula puñetera
W
15/07/2012
El físico Leon Lederman, ganador del Premio
Nobel en 1988, publicó cinco años después de ganar este
galardón el libro que la bautizó así: La partícula de Dios:
si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? Era un
libro de divulgación que repasaba la historia de la física de
partículas, desde los griegos hasta la actualidad. Sin embargo,
el título no era el que él habría querido. El original no
hablaba de ´´The God Particle´´ sino de ´´The
Goddamn Particle´´, es decir, la partícula puñetera.
¿Y a qué venía semejante falta de respeto? Pues precisamente
por la extrema dificultad de detectarla y la importancia que
tenía hacerlo.
Sin embargo, el editor de Lederman no se sentía demasiado
cómodo con el título, que pensaba que podía ser criticado por
inapropiado. Curiosamente, a quien le parece mal el título que
escogió como alternativa es al propio Higgs. ´´Lo encuentro
algo embarazoso porque, aunque yo no sea creyente, creo que este
es un mal uso de la terminología que podría ofender a la
gente´´, aseguró al Guardian en una entrevista.
http://www.guardian.co.uk/science/2008/jun/30/higgs.boson.cern
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[Goddamn significa maldito de Dios]