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Anglicanos y episcopalianos que se unen a la Iglesia Católica
Cinco obispos anglicanos se unen a Roma en 2010
La TAC se suma en noviembre de 2010 a los Ordinariatos para los anglicanos
3.12.10 Fuente: Rorate Caeli Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
John Hepworth, primado de la Traditional Anglican Communion (TAC), ha publicado una declaración acerca de la posición de su comunidad en torno a la implementación de la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus y la creación de ordinariatos personales.
En su extenso comunicado, anima a los miembros de la TAC a permanecer unidos y a seguir rezando por la exitosa implementación del documento pontificio. Presentamos la traducción de la primera parte del comunicado, en donde se hace una recapitulación de los miembros de la TAC que ya han declarado su firme intención de retornar a la Iglesia Católica mediante los ordinariatos personales.
Fiesta de San Andrés, 2010
Ha sido anunciada la creación del primer Ordinariato para los anglicanos según la Constitución Apostólica del Papa Benedicto XVI. Como era anticipado, por un enorme número de razones simbólicas e históricas, el primer Ordinariato será creado en Inglaterra.
Esta semana fue anunciado un segundo Ordinariato, para Australia.
Seguramente esto debe llenar de gozo el generoso corazón del Santo Padre. Anglicanorum Coetibus es una respuesta a los muchos pedidos de anglicanos (incluyendo nuestra petición) en los años en los que las esperanzas de unidad de la ARCIC (Comisión Internacional Anglicana Católica Romana) se desvanecieron. Es también una respuesta a la desintegración de la comunión anglicana en los últimos treinta años. Y es, sobre todo, un reconocimiento de que muchas comunidades anglicanas han llegado, a través del camino ecuménico de los últimos cien años, a una fe y una vida sacramental que es plenamente católica. En la bella frase del Santo Padre, estas comunidades están listas para entrar en la plena comunión de la Iglesia Católica en una manera corporativa.
Este es un momento para reflexionar sobre la sabiduría profética del Papa Benedicto. Es un momento para agradecerle por su valiente confianza en que los anglicanos responderían. Es un tiempo para intensificar nuestras oraciones por él. ¡Que el Señor lo proteja y fortalezca!
Es también un tiempo para recordar en nuestras oraciones al arzobispo [anglicano] de Canterbury, quien reconoció recientemente en Roma el testimonio profético de esta iniciativa.
Se esperan, en breve, los anuncios acerca de los otros dos países inicialmente involucrados en los preparativos para los Ordinariatos anglicanos (Canadá y los Estados Unidos). Es también importante que el resto del mundo anglicano sepa que la Constitución Apostólica tiene un alcance global. En nuestra propia comunión [la TAC], otras cuatro provincias han aprobado resoluciones afirmando que buscan formar un Ordinariato.
Han existido intrincadas dificultades este año. La implementación de la Constitución Apostólica ha planteado dificultades, incluido el modo en que el texto de la misma debe ser interpretado. Hemos descubierto qué poco conocimiento detallado tenemos del modo en que la Iglesia Católica hace las cosas; y los oficiales católicos han descubierto, creo, su necesidad de adquirir un conocimiento mejor y más profundo del anglicanismo contemporáneo. Hubo un tiempo en el que nos hemos sentido excluidos. No éramos capaces de ver claramente cómo sería iniciado el Ordinariato, o cómo sería el proceso para clérigos y laicos. Tal incertidumbre condujo a sentimientos de inseguridad. En tanto que mi actividad como Primado lo ha requerido, he elevado una serie de cuestiones a las autoridades católicas que asisten en el proceso de implementación.
Ahora estoy en posición de decir que tengo mucha más tranquilidad en cuanto a los procesos de implementación.
En Inglaterra, el obispo Mercer ha tenido una reunión muy productiva con el delegado episcopal para el Ordinariato (que representa tanto a la Conferencia Episcopal como a la Congregación para la Doctrina de la Fe). Veinticuatro clérigos de la TAC han indicado su firme intención de buscar la ordenación y la participación como miembros del Ordinariato inglés. El obispo Mercer (héroe de los días más oscuros del terrorismo rhodesiano cuando era obispo de Matabeleland) se convierte en el sexto obispo anglicano que busca ser parte de dicho Ordinariato.
En los Estados Unidos, la creación de una comunidad de anglicanos que quieren el Ordinariato y que provienen de distintos ámbitos fue enormemente promovida por una reunión, hace dos semanas, en la Parroquia de Uso Anglicano - San Antonio. El delegado episcopal, junto con su trabajador (y también ex-anglicano) secretario, están recolectando la información necesaria para el anuncio formal de una agenda a seguir. He creado una estructura para los grupos de la TAC que desean ingresar en el Ordinariato de los Estados Unidos, de modo que puedan rezar, planificar y esperar en armonía. El arzobispo Falk, el obispo Moyer y el obispo Campese están involucrados en dicho trabajo. Ellos, junto con otros obispos eméritos de la TAC en los Estados Unidos (los obispos Hudson y Stewart), ingresarán en el Ordinariato. Hasta el momento, cincuenta y un sacerdotes de la TAC en los Estados Unidos han indicado que buscarán la admisión.
El obispo García de Puerto Rico y el obispo Rodríguez de América Central, con el consentimiento unánime de sus Sínodos, han pedido Ordinariatos para sus respectivas provincias.
Los obispos de la TAC en Canadá (Wilikinson, Reid y Botterill) han pedido un Ordinariato. Hasta el momento, cuarenta y tres miembros del clero han anunciado su intención de buscar la admisión en el Ordinariato junto con sus obispos.
En Australia, el delegado episcopal y yo hemos convocado a todos los clérigos y laicos que buscan unirse al Ordinariato australiano para una reunión llamada San Antonio del Sur, entre el 1 y el 3 de febrero. Canadá tendrá una reunión similar, llamada San Antonio en la Nieve. La Iglesia de Torres Strait y la Nippon Kristos Sei Ko Kai (la TAC en Japón) están involucradas en la implementación de la Constitución Apostólica en Australia. Mis dos obispos sufragáneos (Entwistle y Robarts), junto con el anterior obispo anglicano de Yokohama (Kajiwarra), el obispo de Torres Strait (Nona) y un obispo emérito de la Iglesia Anglicana de Australia también buscan ingresar en el Ordinariato. En línea con su autonomía histórica, la Iglesia de Torres Strait busca la creación de un Ordinariato para su propia gente, dispersa a lo largo de Australia. Hasta el momento, veintiocho sacerdotes de la TAC (sin incluir a los de Torres Strait) han indicado su firme intención de formar parte del Ordinariato.
Me han asegurado que se nombrarán delegados episcopales para otras regiones. Tengo planeado visitar Japón y Latinoamérica en febrero, y también hacer algunas visitas importantes a la India y África, previo al nombramiento de delegados.
[2ª parte]
I now wish to raise with each member of the
Traditional Anglican Communion several very important matters.
1. The Gathering of the Anglicans is bringing diverse
groups together:
As we come to this moment of creating Ordinariates, we are
bringing together groups of people who share the twin vision of
achieving unity and of bringing the treasure of Anglicanism into
the fullness of Catholic Communion. Some groups have been hostile
to others. Some come from positions of power, others from
persecution and dispossession. The intensity of the Anglican
disputes and the sudden ability to defame without
blame on the internet have driven many beyond breaking
point to the fracturing of the Anglican Communion. Similarly, the
fracturing of Anglican groups of people outside the Anglican
Communion (whether by conscience or expulsion) is rightly seen as
a scandal. Now, we must form a single community in Christ. It
is not easy. It will not be easy for some time. Disputes about
the elements of our common life, our prayer and liturgy and
instruments of governance, could easily at this time overwhelm
the initial fragility of our emerging communities.
2. The Patrimony of the Anglicans:
The unique pathway into the fullness of Catholic
Communion provided by the Ordinariates demands a special
reverence and continuity with our past. We must avoid the
temptation to discard or belittle the treasures of the Patrimony.
Each of us, in our application to become a member of an
Ordinariate, will be seeking to be Catholics of the Western
Church, but with unique ecclesial structures that
gather us. Aboriginal Australians in ancient
times carried the precious glowing embers of fire on their great
nomadic journeys, ready to make the campfire around which they
would gather. So it must be with us. Burning embers carried by
many tribes to make one great fire around which we find warmth
and light and community! The Anglican Use in the United States
has proudly carried the name Anglican within the Catholic Church
for the past thirty years. And soon, so shall we.
3. The example of the United States Anglicans:
For that reason, the gathering of those bound for the United
States Ordinariate last week in Texas was of such significance.
It was a majestic moment of creating Christian community. It is
an example that should be quickly followed.
4. The temptations posed by Anglican ways:
The open governance of Anglican communities, both parish and
diocese, recognised and supported by the Apostolic Constitution,
is a vital part of the Patrimony. It can also be an occasion of
sin, if we resort to power plays. Even in parish vestry meetings,
this is not unknown!
5. Our common life in this moment of transition:
There are some Anglican clergy and people who are ready and
impatient for their entry into the Ordinariate. Others, the great
majority of Anglicans, cannot yet see the possibility. A few have
been scornful and hostile. For the Traditional Anglican
Communion, coming into the fullness of Catholic
Communion is a matter of policy of the College of Bishops,
as is the acceptance of the Catechism of the Catholic Church as
the authoritative expression of the Catholic faith.
Never is not an option for any of us. It is of
the utmost importance that those who are ready now should hold
those who are not yet ready in the deepest bonds of prayer and
Christian closeness. And vice versa.
6. The need for fairness and integrity:
We must commit ourselves in every part of our Communion to
scrupulous fairness in any role we might have in the creation of
the Ordinariates. All those on the Anglo-catholic side of
Anglican Synods over the past thirty years will be aware that
fairness has too often been lost. We have experienced
marginalization, forced expulsion, argument by ridicule, and many
other techniques that were needed to win those crucial votes. The
diversity of Anglican groups now preparing to join Ordinariates
is a miracle of grace. Charity and forgiveness are to be the
hallmarks of the gathering of Anglican groups. Every group that
approaches this with integrity has an equal right to involvement
in the formation and development of Ordinariates. None of us owns
an Ordinariate. We are each its servant.
7. The future of the Traditional Anglican Communion:
The Traditional Anglican Communion is committed to maintaining
its corporate life, its witness to the fullness of Catholic
faith, and its pastoral ministry to Anglicans hurt in the
debilitating debates and in the violence of the past thirty
years, for as long as such a ministry is needed on the way to
Catholic and Anglican unity. Decisions on the ways in which this
ministry and corporate life should now be structured, and on the
formal relationships between those within and those outside the
Anglican Ordinariates, are properly made by the TAC bishops. I am
accordingly acting on the petitions of those TAC bishops who have
sought a Plenary Meeting of the College of Bishops, and on my own
desire to confer with my brother bishops, by calling for such a
meeting from the 2nd 6th May 2011, either in Italy or
Australia, depending on some negotiations still taking place. I
will confirm the country and city of the meeting before the end
of January.
In the midst of the joy and the apprehension, the uncertainty and
the longing, we come to the season of Advent. We join in spirit
with the great throng of people waiting for the Coming of the
Messiah. A people that waited in darkness have seen a great
light! We wait, and with the Blessed Newman make our Advent
prayer that wonderful first verse of his:
Lead, kindly Light, amid thencircling gloom, lead Thou me
on! The night is dark, and I am far from home; lead Thou me on!
Keep Thou my feet; I do not ask to see The distant scene; one
step enough for me.
I attach two statements that I believe capture the mood and
spirit of the moment.
With the assurance of my prayers for each of you,
+John Hepworth, Primate