HISTORIA DE ESPAÑA
Explicaciones y desarrollos
Contrariamente a lo que dice Moa, fue la II
República, concebida inicialmente como democracia
liberal, la que persiguió y no sólo injurió a la
Iglesia, y no sólo fueron persecutorios los partidos
izquierdistas.
El anticatolicismo
denominado laicismo, que es el denominador común de los que se
consideraron dueños de la república, los izquierdistas, se
manifiestó en la pasividad e inacción del gobierno provisional
y la pasividad que ordenó a las fuerzas policiales cuando se
produjo la quema de conventos e iglesias el 11.05.1931en Madrid y
los días siguientes en otras ciudades. Este hecho inició lo que
fueron características permanentes y crecientes de la II
República: la violencia, los ataques a la Iglesia, la omisión
de la acción eficaz del Gobierno contra la violencia, que
contribuyó a causarla y a minar al propio gobierno e incluso a
la república. El ataque a la Iglesia, hasta ser enseguida ya una
persecución desatada con el nombre de laicismo, se produjo aún
más mediante la normativa impuesta por el gobierno y el
parlamento de la II República y en definitiva en la propia
Constitución de 1931. Fueron los izquierdistas los que
impusieron esta Constitución, esta normativa y esta omisión
criminal, lo impusieron en la II República y esto fue la II
República, un régimen persecutorio
Dice don Pío Moa: "La Iglesia adoptó, pues, una actitud respetuosa y contemporizadora, aunque, claro está, disgustada por las injurias que sufría no de la república, concebida inicialmente como democracia liberal, sino de los partidos izquierdistas, nada liberales ni demócratas". La frase misma indica que la Iglesia era respetuosa y contemporizadora respecto a la República, pero si la República no le daba motivos de disgusto, entonces esto era poco: la Iglesia debería haber sido entusiasta y colaboracionista, para no ser injusta y merecedora de castigo. Y esto justamente es lo que Moa rebate con grandes conocimientos, agudeza, entereza y estilo. Y es muy de agradecer que Moa demuestre que la Iglesia sufrió una inmensa injusticia en su inmensa persecución y martirio.
Dice Moa: "Mucha gente identificó el liberalismo con la invasión napoleónica y la Revolución francesa, identificación errónea en general, pero apropiada en el caso de la fracción de los liberales llamados exaltados, luego progresistas y republicanos". Pero es errónea también esta exculpación del liberalismo de sus conexiones con la invasión napoleónica y la Revolución francesa y de sus conexiones con la ideología de la persecución religiosa en España.
Los afrancesados derivaron en su inmensa mayoría en la formación de uno de los núcleos del partido liberal moderado. Los afrancesados fueron los que aceptaron el gobierno de José Bonaparte, que la inmensa mayoría de los españoles denominaron invasión napoleónica.
La combatió tenazmente y con enorme sacrificio la España tradicional. Los liberales patriotas, aunque eran una pequeña minoría en España, eran mayoritarios junto con los ilustrados en las clases altas y por eso se convirtieron en los dirigentes políticos de la España tradicional sublevada; constituyeron el grupo mayoritario en las Cortes de Cádiz y allí impusieron sus ideas en la Constitución de 1812, que es muy similar a la primera constitución que impuso la Revolución Francesa, la de 1791.
El liberalismo que viene ideológicamente de la Ilustración a través de la Revolución liberal, se subdivide en España políticamente en dos grupos, durante el Trienio Constitucional o Liberal (1820-1823), que es la siguiente época en la que los liberales se hacen con el poder militarmente. (Todas las veces que han conseguido el poder los liberales ha sido militarmente, menos una, que fue la de Aznar). Esos dos grupos, que después se organizarán como partidos, en los que se subdividen los liberales durante el Trienio Constitucional (1820-1823) son los liberales exaltados y los liberales moderados. Los moderados se denominan también doceañistas, porque son principalmente los artífices de la Constitución de Cádiz de 1812, ésa tan similar a la primera constitución de la Revolución Francesa, la de 1791. Se han ido volviendo moderados tal vez por la experiencia de los años y el temor a perder otra vez el poder ante la falta de apoyo popular que conocían. Los exaltados son básicamente las nuevas generaciones de liberales, hijos ideológicamente de los artífices de las primeras revoluciones y los que lo tenían todo por ganar, y también los que sacan más consecuencias de los planteamientos iniciales. El punto de ruptura fue, como en Francia durante la Legislativa, cuando había que aplicar la doctrina de la separación de poderes establecida en la constitución de 1791, ahora en España en 1820, al proclamar la implantación de la Constitución de 1812, la actitud de una parte de los liberales de no permitir que el rey ejerciera el poder ejecutivo y formara gobierno sin el consentimiento del parlamento como establecían ambas constituciones. En Francia fueron los girondinos, por cierto, y no los jacobinos. Estos serán a su vez los que los devorarán por la izquierda. La consigna liberal de pas d'enemies à gauche, tout d'abord; ante todo, no enemigos a la izquierda, nada de enemigos a la izquierda. Es lo que siempre a hecho avanzar y radicalizar la revolución y causado las primeras víctimas en esos sectores inequívocamente y confesamente derechistas, puesto que reconocen que hay otros a su izquierda con los que hay que congraciarse. Sin conseguirlo nunca.
Los moderados se nutrieron de los doceañistas y de los afrancesados repescados, rehabilitados, al final de la época de Fernando VII, como Javier de Burgos, o antes.
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La II República no tuvo
legitimidad ni de origen, ni de ejercicio, pese a lo que dice
erróneamente Pío Moa
Genealogía de la ilegitimidad: la Conjunción
Republicanosocialista de 1910 - el Pacto de San Sebastián de
agosto de 1930 - el 14 de abril de Macià y Alcalá Zamora - la
coalición socialazañista - el Frente Popular de 1936 - el Pacto
del Tinell de 2003 - el 11M de 2004 y sus consecuencias: el
zapaterismo en el poder
El golpe del 11M de 2004 les da el
poder otra vez. Así se cimenta la ilegitimidad de origen del
gobierno zapaterista. Su ilegitimidad de ejercicio es su
política liberticida y antihumana.
El golpe del 14 de abril de 1931 incluye que Maciá, caudillo de la Esquerra
Republicana triunfante en Cataluña, proclamó en Barcelona el
mismo 14.04.1931, antes de la proclamación de la república en
Madrid, la "República Catalana como
Estado integrante de la Federación Ibérica" (TECLEAR
AQUÍ PARA OÍR Y LEER SUS PALABRAS") . (LEER MÁS)
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