.. ...Saneamiento eclesiástico...Enseñanzas del papa FranciscoEEEEEESu Santidad FranciscoEEEEE.Inicial
El papa Francisco dice que su nombre elegido es por san Francisco de Asís
San Francisco de Asís recibió
una llamada de Jesús a reparar su Iglesia a punto de arruinarse
del todo.
San Buenaventura dice que el llamamiento divino se refería sobre
todo a la reparación de la Iglesia que Cristo redimió con su
sangre.
Dice el papa Francisco:
"Algunos no sabían por qué el Obispo de
Roma ha querido llamarse Francisco. Algunos pensaban en Francisco
Javier, en Francisco de Sales, también en Francisco de Asís.
Les contaré la historia. Durante las elecciones, tenía al lado
al arzobispo emérito de San Pablo, y también prefecto emérito
de la Congregación para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un
gran amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se ponía un poco
peligrosa, él me confortaba. Y cuando los votos subieron a los
dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido
elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te olvides
de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los
pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en
Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras
proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y
Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en
mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la
pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la
creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la
creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos
da este espíritu de paz, el hombre pobre... ¡Ah, cómo quisiera
una Iglesia pobre y para los pobres! Después, algunos hicieron
diversos chistes: «Pero tú deberías llamarte
Adriano, porque Adriano VI fue el reformador, y hace falta
reformar...». Y otro me decía: «No, no, tu nombre debería ser
Clemente». «Y ¿por qué?». «Clemente XV: así te vengas de
Clemente XIV, que suprimió la Compañía de Jesús». [Yo no
aspiro a tanto]. Son bromas..."
(Discurso del papa Francisco a los
periodistas que informaron durante la Sede Vacante de marzo de
2013. Aula Pablo VI. Sábado 16 de marzo de 2013)
He escogido el nombre del Patrón de Italia,
san Francisco de Asís, y esto refuerza mi vínculo espiritual
con esta tierra, donde, como sabéis, están los orígenes de mi
familia. Pero Jesús nos ha llamado a formar parte de una nueva
familia: su Iglesia, en esta familia de Dios, caminando juntos
por los caminos del Evangelio.
(Palabras del papa Francisco en el
ángelus del domingo, 17 de marzo de 2013 en la Plaza de San
Pedro del Vaticano)
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La reparación de la Iglesia que Cristo adquirió con su sangre: «¡Francisco, ve y repara mi casa, que, como ves, está a punto de arruinarse toda ella!»
Salió un día Francisco al campo a meditar, y
al pasear junto a la iglesia de San Damián, cuya vetusta
fábrica amenazaba ruina, entró en ella, movido por el Espíritu,
a hacer oración; y mientras oraba postrado ante la imagen del
Crucificado, de pronto se sintió inundado de una gran
consolación espiritual. Fijó sus ojos, arrasados en lágrimas,
en la cruz del Señor, y he aquí que oyó con sus oídos
corporales una voz procedente de la misma cruz que le dijo tres
veces: «¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como
ves, está a punto de arruinarse toda ella!» Quedó
estremecido Francisco, pues estaba solo en la iglesia, al
percibir voz tan maravillosa, y, sintiendo en su corazón el
poder de la palabra divina, fue arrebatado en éxtasis. Vuelto en
sí, se dispone a obedecer, y concentra todo su esfuerzo en la
decisión de reparar materialmente la iglesia, aunque la voz
divina se refería principalmente a la reparación de la Iglesia
que Cristo adquirió con su sangre.
(Vida de san Francisco de Asís por san
Buenaventura, 3.)
6. El sueño de Inocencio III (LM 3,10)
Asentado ya Francisco en la humildad de Cristo, trae a la memoria la orden que se le dio desde el Crucifijo de reparar la iglesia de San Damián, y, como verdadero obediente, vuelve a Asís, dispuesto a someterse a la voz divina, al menos mendigando lo necesario para dicha restauración, a la que siguió la de otra iglesia, dedicada a San Pedro, y la de Santa María de la Porciúncula.
No tardaron en unirse a Francisco muchos compañeros. El primero fue Bernardo de Quitaval, al que siguieron Pedro Cattani, Gil, Silvestre y otros. Viendo el siervo de Cristo que poco a poco iba creciendo el número de los hermanos, escribió con palabras sencillas una pequeña forma de vida o regla, en la que puso como fundamento inquebrantable la observancia del santo Evangelio, e insertó otras pocas cosas que parecían necesarias para un modo uniforme de vida. Deseando, empero, que su escrito obtuviera la aprobación del sumo pontífice, decidió presentarse con aquel grupo de hombres sencillos ante la Sede Apostólica, confiando únicamente en la protección divina.
En Roma encontraron al obispo de Asís, Guido, quien, enterado de lo que se proponían conseguir, se alegró mucho, y empeñó su palabra de ayudarles con sus consejos y recursos. El obispo había hablado ya al cardenal Juan de San Pablo, hombre importante en la curia papal, de la vida del bienaventurado Francisco y de sus hermanos, y estas noticias habían hecho nacer en el cardenal el deseo de ver al varón de Dios y a algunos de sus hermanos. Así que, cuando se enteró de que estaban en Roma, los hizo llamar, los hospedó en su casa y, edificado de sus palabras y ejemplos, los recomendó ante el papa.
Cuando fueron introducidos a la presencia del sumo pontífice, Francisco le expuso su objetivo, pidiéndole humilde y encarecidamente le aprobara la sobredicha forma de vida. Al observar Inocencio III la admirable pureza y simplicidad de alma del varón de Dios, el decidido propósito y el encendido fervor de su santa voluntad, se sintió inclinado a acceder piadosamente a sus peticiones. Con todo, difirió dar cumplimiento a la súplica del pobrecillo de Cristo, dado que a algunos de los cardenales les parecía una cosa nueva y tan ardua, que sobrepujaba las fuerzas humanas. Intervino el cardenal Juan de San Pablo advirtiéndoles: «Si rechazamos la demanda de este pobre que no pide sino la confirmación de la forma de vida evangélica, guardémonos de inferir con ello una injuria al mismo Evangelio de Cristo». Al oír tales consideraciones, volvióse al pobre de Cristo el sucesor del apóstol Pedro y le dijo: «Ruega, hijo, a Cristo que por tu medio nos manifieste su voluntad, a fin de que, conocida más claramente, podamos acceder con mayor seguridad a tus piadosos deseos».
Se retiraron de la presencia papal Francisco y los suyos, y el Santo, entregado a la oración, llegó al conocimiento de lo que debía decirle al papa. Y en efecto, cuando se presentaron de nuevo al sumo pontífice, Francisco le narró la parábola de un rey rico que se complació en casarse con una mujer hermosa pero pobre, de la que tuvo muchos hijos, añadiendo su interpretación: «No hay por qué temer que perezcan de hambre los hijos y herederos del Rey eterno...». Escuchó con gran atención el Vicario de Cristo esta parábola y su interpretación, quedando profundamente admirado; y reconoció que, sin duda alguna, Cristo había hablado por boca de aquel hombre.
Además les manifestó el papa Inocencio una
visión celestial que había tenido esos mismos días, asegurando
que habría de cumplirse en Francisco. En efecto, refirió haber
visto en sueños cómo estaba a punto de derrumbarse la basílica
lateranense y que un hombre pobrecito, de pequeña estatura y de
aspecto despreciable, la sostenía arrimando sus hombros a fin de
que no viniese a tierra. Y exclamó: «Éste es, en verdad, el
hombre que con sus obras y su doctrina sostendrá a la Iglesia de
Cristo».
(Vida de san Francisco de Asís por san
Buenaventura, 6. Fresco de Giotto: El Sueño de Inocencio III)
En el sueño de Papa Inocencio
III pintado por Giotto, san Francisco sostiene en sus hombros una
iglesia. Es la basílica de San Juan de Letrán, la catedral del
obispo de Roma.
Es una pintura al fresco del año 1300 de 270 x 230 cm situado en
la basílica superior de Asís, dentro de un gran conjunto de
obras con las que Giotto de Bondone ilustra la Vida de san
Francisco escrita por san Buenaventura.
( http://www.franciscanos.org/buenaventura/menu.html )