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El papa Francisco pide a ortodoxos y protestantes que recen por él para ser «un pastor según el corazón de Cristo»

Palabras del papa Francisco en su encuentro con los representantes de las comunidades religiosas. Sala Clementina. Miércoles 20 de marzo de 2013

Queridos hermanos y hermanas:

Ante todo, agradezco de corazón lo que me ha dicho mi Hermano Andrés [n. de la r. El Patriarca Ecuménico Bartolomeo I]. Gracias. Muchas gracias.

Me causa una especial alegría encontrarme hoy con vosotros, Delegados de las Iglesias ortodoxas, las Iglesias ortodoxas orientales y las Comunidades eclesiales de Occidente. Agradezco que hayáis querido participar en la celebración que ha marcado el comienzo de mi ministerio como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro.

Ayer por la mañana, durante la misa, he reconocido espiritualmente presentes a través de vosotros a las comunidades que representáis. En esta manifestación de fe me ha parecido vivir de manera aún más apremiante la oración por la unidad de todos los creyentes en Cristo, y ver en ella prefigurada de algún modo esa plena realización, que depende del designio de Dios y de nuestra cooperación leal.

Comienzo mi ministerio apostólico durante este año que mi venerado predecesor, Benedicto XVI, con intuición verdaderamente inspirada, ha proclamado para la Iglesia católica Año de la Fe. Con esta iniciativa, que deseo continuar, y que espero que impulse el camino de fe de todos, quería conmemorar el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, proponiendo una especie de peregrinación a lo que es esencial para todo cristiano: la relación personal y transformadora con Jesucristo, Hijo de Dios, muerto y resucitado por nuestra salvación. En el corazón del mensaje conciliar reside precisamente el deseo de proclamar este tesoro perennemente válido de la fe a los hombres de nuestro tiempo.

Junto con vosotros, no puedo olvidar lo que aquel Concilio ha significado para el camino ecuménico. Deseo recordar las palabras que el Beato Juan XXIII, del que en breve recordaremos el 50 aniversario de su muerte, pronunció en el memorable discurso de inauguración: «La Iglesia católica considera deber suyo el esforzarse diligentemente en realizar el gran misterio de la unidad por la que Jesucristo, poco antes de su sacrificio, oró ardientemente al Padre celestial. Ella goza de esta apacible paz, porque se siente íntimamente unida a esta oración de Cristo» (AAS 54 [1962], 793). Así, el Papa Juan.

Sí, queridos hermanos y hermanas en Cristo, sintámonos todos íntimamente unidos a la oración de nuestro Salvador en la Última Cena, a su invocación: Ut unum sint. Pidamos al Padre misericordioso que vivamos plenamente esa fe que hemos recibido como un don el día de nuestro bautismo, y que demos de ella un testimonio libre, alegre y valiente. Éste será nuestro mejor servicio a la causa de la unidad entre los cristianos, un servicio de esperanza para un mundo todavía marcado por divisiones, contrastes y rivalidades. Cuanto más fieles seamos a su voluntad en pensamientos, palabras y obras, más caminaremos real y substancialmente hacia la unidad.

Por mi parte, deseo asegurar, siguiendo la línea de mis predecesores, la firme voluntad de proseguir el camino del diálogo ecuménico y, ya desde ahora, agradezco al Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos la ayuda que continuará ofreciendo en mi nombre para esta nobilísima causa. Os pido, queridos hermanos y hermanas, que llevéis mi cordial saludo, junto con la seguridad de mi recuerdo ante el Señor, a las Iglesias y Comunidades cristianas que representáis, y os pido a vosotros la caridad de una plegaria especial por mi persona, para que sea un pastor según el corazón de Cristo.

Y ahora me dirijo a vosotros, distinguidos representantes del pueblo judío, al que nos une un vínculo espiritual muy especial, pues, como dice el Concilio Vaticano II, «la Iglesia de Cristo reconoce que, conforme al misterio salvífico de Dios, los comienzos de su fe y de su elección se encuentran ya en los Patriarcas, en Moisés y en los profetas» (Declaración Nostra Aetate, 4). Agradezco vuestra presencia y confío en que, con la ayuda del Altísimo, podamos proseguir con provecho ese diálogo fraterno que deseaba el Concilio (cf. ibíd.), y que efectivamente se ha llevado a cabo, dando no pocos frutos, especialmente a lo largo de las últimas décadas.

También saludo y agradezco cordialmente a todos vosotros, queridos amigos pertenecientes a otras tradiciones religiosas; en primer lugar a los musulmanes, que adoran al Dios único, viviente y misericordioso, y lo invocan en la plegaria, y a todos vosotros. Aprecio mucho vuestra presencia: en ella veo un signo tangible de la voluntad de incrementar el respeto mutuo y la cooperación para el bien común de la humanidad.

La Iglesia católica es consciente de la importancia que tiene la promoción de la amistad y el respeto entre hombres y mujeres de diferentes tradiciones religiosas –esto, lo quiero repetir: promoción de la amistad y del respeto entre hombres y mujeres de diversas tradiciones religiosas–, lo atestigua también el trabajo valioso que desarrolla el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. También es consciente de la responsabilidad que todos tenemos respecto a este mundo nuestro, respecto a toda la creación, a la que debemos amar y custodiar. Y podemos hacer mucho por el bien de quien es más pobre, débil o sufre, para fomentar la justicia, promover la reconciliación y construir la paz. Pero, sobre todo, debemos mantener viva en el mundo la sed de lo absoluto, sin permitir que prevalezca una visión de la persona humana unidimensional, según la cual el hombre se reduce a aquello que produce y a aquello que consume. Ésta es una de las insidias más peligrosas para nuestro tiempo.

Sabemos cuánta violencia ha causado en la historia reciente el intento de eliminar a Dios y lo divino del horizonte de la humanidad, y nos damos cuenta del valor que tiene el dar testimonio en nuestras sociedades de la originaria apertura a la trascendencia, ínsita en el corazón humano. En esto, sentimos cercanos también a todos esos hombres y mujeres que, aun sin reconocerse en ninguna tradición religiosa, se sienten sin embargo en búsqueda de la verdad, la bondad y la belleza, esta verdad, bondad y belleza de Dios, y que son nuestros valiosos aliados en el compromiso de defender la dignidad del hombre, de construir una convivencia pacífica entre los pueblos y de salvaguardar cuidadosamente la creación.

Queridos amigos, gracias de nuevo por vuestra presencia. Un cordial y fraterno saludo a todos.

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El papa Francisco pide a ortodoxos y protestantes que recen por él para ser «un pastor según el corazón de Cristo»

Radio Vaticano/ReLmiércoles, 20.03.2013

El Papa Francisco ha recibido este miércoles, 20.03.2013, en audiencia privada al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I y, posteriormente, en audiencia general en la Sala Clementina del palacio apostólico vaticano a los Delegados Fraternos de otras iglesias y comunidades cristianas, así como de otras religiones.

En la Misa de Inicio de Pontificado estuvieron presentes 33 delegaciones de Iglesias y denominaciones cristianas, entre ellas, 14 orientales y 10 occidentales. Subieron al altar a abrazar al nuevo Papa el Patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, y el Katolikós armenio, Karekin II. Otros líderes presentes en Roma son el metropolita Hilarión del Patriarcado de Moscú (con quien Francisco ha tenido un encuentro personal); el arzobispo anglicano de York, John Tucker Mugabi Sentamu; y el secretario del Consejo Mundial de Iglesias, Fykse Tveit, entre otros.

En la audiencia del miércoles han participado también delegados del patriarcado greco-ortodoxo de Alejandría, del patriarcado greco-ortodoxo de Antioquía, de la Iglesia Ortodoxa rusa, el patriarcado de Georgia, de Serbia, de Rumanía, de Chipre, de Grecia y de Albania. También estaban delegados de comunidades cristianas como la anglicana, federación mundial luterana, metodista, bautistas, pentecostales, evangélicas, del consejo mundial de las Iglesias.

Además, representantes de las Iglesias ortodoxas orientales , la Iglesia copta de Alejandría, el patriarcado siro-ortodoxo, la Iglesia armenia y los armenios de Cilicia. Acudieron también delegados de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, el patriarcado armenio de Turquía, y la comunidad monástica ecuménica de Taizé, Francia.

Otros asistentes eran los representantes de la comunidad hebrea de Roma, del Rabinato de Israel, del American Jewish Committee, del congreso mundial judío y de la Anti-Defamation League, entre otros. De otras religiones, representantes musulmanes de Italia, Serbia, Bulgaria, así como delegados budistas, sij, jainistas e hindúes.

"En primer lugar, doy gracias de corazón a lo que mi hermano Andrés nos ha dicho", dijo Francisco en su intervención, refiriéndose a Bartolomé I, heredero, según una tradición, de la sede del apóstol Andrés, hermanod e Pedro, en Bizancio.

"Me da mucha alegría reunirme con vosotros hoy, los delegados de las Iglesias Ortodoxas, de las Iglesias Orientales Ortodoxas y las Comunidades eclesiales de Occidente. Gracias por querer tomar parte en la celebración que marcó el comienzo de mi ministerio como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro", dijo Francisco.

Para Francisco, es necesaria "una oración más urgente por la unidad de todos los creyentes en Cristo", que sume "el plan de Dios y nuestra cooperación sincera".

Recordó que el Año de la Fe, que convocó Benedicto XVI y Francisco alaba, conmemora "el quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano II, proponiendo una especie de peregrinación a lo que es lo esencial para todo cristiano: la relación personal y transformadora con Jesús Cristo, Hijo de Dios, muerto y resucitado por nuestra salvación".

Francisco recordó también palabras de su predecesor Juan XXIII: "La Iglesia Católica considera su deber trabajar activamente con el fin de cumplir el gran misterio de la unidad que Cristo Jesús con fervientes oraciones al Padre Celestial pidió en inminencia de su sacrificio", y pronunció las palabras de Cristo: "ut unum sint", que sean uno, para "ser capaces de dar testimonio libre, alegre y valiente. Este será nuestro mejor servicio a la causa de la entre los cristianos, un servicio de esperanza para un mundo que sigue marcado por la división, por las disputas y rivalidades".

"Por mi parte, deseo asegurar, en la estela de mis predecesores, que se continuará el trabajo en el camino del diálogo ecuménico, y agradezco al Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana, por la ayuda que se siga prestando, en mi nombre, para esta noble causa. Os pido, queridos hermanos y hermanas, para llevar mi cordial saludo y la seguridad de mi recuerdo en el Señor Jesús a las Iglesias y comunidades cristianas que están representados aquí, y pido la caridad de una especial oración por mi persona, para que pueda ser un pastor según el corazón de Cristo", solicitó a los cristianos.

A los judíos les recordó que "nos une un vínculo espiritual muy especial", explicado en el Decreto Nostra Aetate del Vaticano II: "el misterio divino de salvación en los Patriarcas, Moisés y los profetas". "Estoy seguro de que, con la ayuda del Todopoderoso, podremos seguir provechosamente el diálogo fraterno", anunció.

Después saludó a los musulmanes, que, dijo, "adoran al único Dios, viviente y misericordioso, y lo invocan en la oración". En la presencia de estos musulmanes, Francisco dijo ver "una nueva voluntad de crecer en el respeto mutuo y la cooperación para el bien común de la humanidad".

Insistió en la importancia de "la promoción de la amistad y el respeto entre hombres y mujeres de diferentes tradiciones religiosas" y agradeció el trabajo del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

Pidió a todos ser conscientes de "la responsabilidad que todos llevamos en nuestro mundo, de toda la creación, a la que debemos amar y apreciar. Y podemos hacer mucho por el bien de los menos afortunados, los que son débiles y el sufrimiento, promover la justicia, promover la reconciliación, la consolidación de la paz. Pero por encima de todo, debemos mantener viva en el mundo la sed de lo absoluto, no permitiendo que prevalezca una visión de la persona humana de una sola dimensión, según la cual el hombre se reduce a lo que produce y lo que consume: se trata de una de las trampas más peligrosas para nuestro tiempo".

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Welby entronizado como arzobispo anglicano de Canterbury

Pablo Ginés. ReL, miércoles, 20.03.2013

El jueves, 21.03.2013, toma posesión, o es "entronizado" en la silla de San Agustín de Canterbury, Justin Welby, como arzobispo anglicano de Canterbury, "Primado de Toda Inglaterra y Metropolitano", y líder -más honorífico que otra cosa- de la Comunión Anglicana, que cuenta con unos 67 millones de fieles en el mundo. 

Como ya establecimos
en un anterior artículo en ReL, en Occidente son pocos los anglicanos practicantes: incluso si sumamos todos los anglicanos practicantes de Canadá, de Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Irlanda y Reino Unido, no llegan ni a 2,6 millones (compárese con los 8 o 9 millones de españoles que uno encuentra en misa un domingo cualquiera).

El anglicanismo real hoy es sobre todo una religión del "Sur Global", con 18 millones de fieles en Nigeria, 8 en Uganda, 5 en la India, otros 5 en el sufrido Sudán, 4 millones entre Kenia y Tanzania, etc...

Sorpresa con Welby, como con Francisco
Cuando Welby fue elegido el pasado noviembre, su nombramiento asombró tanto o más que el del Papa Francisco. ¡Apenas llevaba un año como obispo de Durham!

Welby tiene muchos rasgos peculiares: hijo de divorciados, felizmente casado con seis hijos, él y su esposa fueron misioneros en África y allí fue negociador en secuestros y con guerrillas.

Antes había sido ejecutivo en la petrolera ELF UK. "¿Por qué te vas, quién ha superado nuestra oferta?", le preguntó su jefe. "No te preocupes, ha sido el Señor", respondió Welby.

Ignaciano, social y carismático
Welby comparte tres aspectos que lo acercan al nuevo Papa Francisco: es un enamorado de la sensibilidad ignaciana, es un entusiasta de la Docctrina Social de la Iglesia Católica y se siente a gusto en la espiritualidad de estilo carismático.

Hace apenas unas semanas, Welby estaba en Suiza en un encuentro ecuménico organizado por la oficina internacional de la Renovación Carismática Católica y la comunidad carismática francesa Camino Nuevo. Esta comunidad católica se define como "ignaciana, carismática y ecuménica" (su
presentación en español, aquí).

Cada año Camino Nuevo ofrece ejercicios ignacianos (llegaron a España en 2012, y tienen a su cargo el edificio de la Cartuja de Zaragoza). Pero en este encuentro en Suiza el tema era la "efusión del Espíritu Santo", y católicos y protestantes se reunían para exponer su vivencia carismática.

En la parroquia de Cursos Alpha
Welby creció en su fe sobre todo en la parroquia anglicana de Holy Trinity Brompton, de estilo carismático evangélico, la sede y cuna de los Cursos Alpha de evangelización. Cuando Welby fue deán en Liverpool, apoyó el nombramiento de un diácono anglicano amigo de Camino Nuevo. Dominique Ferry, el provincial de Camino Nuevo en Inglaterra, dijo que Welby "es alguien abierto que busca el diálogo; eso no significa que apoye la postura católica en temas como las mujeres-obispo, pero no hará nada de forma provocativa".

Francisco y los evangélicos argentinos
Del interés del Papa Francisco por el ecumenismo que se hace al "estilo carismático" pueden hablar en Argentina los responsables de
CRECES, "Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo", que ya han celebrado seis encuentros conjuntos de carismáticos de ambas tendencias en Buenos Aires, a los que ha ido el cardenal Bergoglio, ha impartido predicaciones, ha tomado mate con pastores y sacerdotes, ha recibido oración de intercesión por parte de los pastores, con el gesto intercesor de que ellos apoyen la mano sobre su hombro, presentándolo al Señor.

Como demostró el Papa Francisco en el balcón de San Pedro el día que fue elegido, como insistió una semana más pidiendo oración a evangélicos y ortodoxos, se trata de un hombre que busca e incita la oración intercesora, que se rece por él.

Cuando uno repasa
la lista de 11 responsables de CRECES, una iniciativa estable y en crecimiento que entusiasma a Bergoglio y al predicador capuchino de la Casa Pontificia, el padre Raniero Cantalamessa, encuentra varios laicos católicos, un par de sacerdotes, algunos pastores evangélicos... ¡y dos jesuitas!

Doctrina Social, para Kirchner y Welby
Otro punto de contacto entre el nuevo Papa y el nuevo arzobispo de Canterbury es la Doctrina Social de la Iglesia. Lo comprobó la presidenta argentina Cristina Kirchner cuando visitó a Francisco: éste le regaló libros de Doctrina Social, para ver si aprende los principios católicos del gobierno justo. Welby siempre se ha declarado entusiasta de la encíclica social "Rerum Novarum", de León XIII.

"He ganado y aprendido mucho de la Iglesia Católica; he aprendido mucho de la espiritualidad católica y de la gloriosa y demasiado bien escondida estructura de Doctrina Social católica, que conocen sorprendentemente pocos católicos, ya no digamos otras personas", explicaba al semanario católico The Tablet en una rueda de prensa.

El diputado ermitaño
Hay otros puentes espirituales de Welby con el catolicismo. Por ejemplo, uno de sus orientadores espirituales es el padre Nicolas Buttet, un antiguo diputado suizo que se hizo ermitaño, luego sacerdote y fundador de una comunidad de acogida terapéutica centrada en la Eucaristía, la comunidad Eucharistein.

Por otro lado lado, Welby es oblato de la Abadía de Elmore, una abadía anglicana de espiritualidad inspirada en San Benito, y Welby a menudo reza y medita la Regla de San Benito.

En la ceremonia del pasado 26 de febrero en que Welby juró que la reconoce a ella como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra... aquello que negaban San Juan Fisher y Santo Tomás Moro y por lo que fueron ejecutados

Este es el hombre que ha conseguido juntar en Londres hoy a todos los primados y líderes anglicanos: los que tienen obispesas lesbianas y sacerdotisas abortistas, como es el caso de los episcopalianos de EEUU y los anglicanos conservadores africanos, de Uganda y Tanzania, que no quieren saber nada de esas lecturas desacralizantes.

El truco, señalan en el boletín anglicano conservador VirtueOnline, es que no los ha alojado ni colocado en los mismos edificios. Las obispesas episcopalianas y los serios primados anglicanos apenas se vislumbrarán de lejos.

La archidiaconisa: tradición de ayer mismo
Una mujer le presentará al pueblo ante la silla del monje romano Agustín, que evangelizó a los anglos en el siglo VI: la "venerable" Sheila Watson, archidiaconisa de Canterbury (es esposa del ex-deán de Salisbury, todo queda en familia).

Desde hace unas décadas, el archidiácono es quien anuncia y conduce a la cátedra al arzobispo de Canterbury. Como el cargo lo tiene ahora una señora, es ella la responsable de la entronización. Ya lo hizo hace unas semanas con el nuevo obispo anglicano de Chichester, Martin Warner, a pesar de que Warner se opone a las mujeres obispos y no ordena mujeres al sacerdocio.

Clero femenino de poca fe
Welby puede ser moderno en las formas, pero cree en los elementos sobrenaturales del cristianismo. Algo que el clero femenino anglicano (y son casi un tercio del clero ya) tiende a despreciar.

Eso se desprende de un estudio presentado en 2002 llamado "Cost of Conscience" (porChristian Research), en el que se analizaba las creencias del clero anglicano masculino y el femenino a partir de afirmaciones que se proclaman en el Credo (idéntico al católico) en los oficios anglicanos. Los resultados eran muy claros.

- Creo en el Espíritu Santo: 77% sacerdotes, 74% sacerdotisas
- Creo en Dios Padre: 83% sacerdotes, 74% sacerdotisas
- Creo en la Trinidad: 78% sacerdotes, 70% sacerdotisas

Cuando el Credo habla de Jesús, las diferencias aumentan:

- Creo que el cuerpo de Jesús resucitó de entre los muertos:
68% sacerdotes, 53% sacerdotisas

- Creo que Jesús es el único camino para ser salvado:
53% sacerdotes, 39% sacerdotisas.

- Creo que Jesús nació de una Madre Virgen:
58% sacerdotes, 33% sacerdotisas.

Éste es el “personal” con el que el nuevo arzobispo de Canterbury tendrá que intentar mantener el cristianismo, o al menos algunos de sus valores, en Inglaterra.

La alternativa anglocatólica
Mientras tanto, como hemos señalado en otros artículos en ReL, se ha producido algo insólito e inimaginable hace poco. En apenas una década, 9 obispos anglicanos (2 de ellos episcopalianos, de EEUU) se han hecho católicos.

Además, en los dos últimos años más de cien clérigos anglicanos se han unido a la Iglesia Católica a través de los ordinariatos anglocatólicos creados por Benedicto XVI: uno en Norteamérica, otro en Gran Bretaña y otro en Australia. Muchos de ellos ya son sacerdotes católicos o se preparan para serlo. Les han acompañado más de 2.000 laicos. Y vendrán más.

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Mensaje del papa Francisco al arzobispo de Canterbury Justin Welby con ocasión de la ceremonia de su entronización el 21 de marzo de 2013

To the Most Reverend and Right Honourable
Justin Welby
Archbishop of Canterbury

"May grace and peace be multiplied to you" (1 Pet 1:2b)

I thank you for the kind words contained in your message to me at my election, and I wish in turn to offer my greetings and best wishes on the occasion of your Enthronement at Canterbury Cathedral.

The pastoral ministry is a call to walk in fidelity to the Gospel of our Lord Jesus Christ. Please be assured of my prayers as you take up your new responsibilities, and I ask you to pray for me as I respond to the new call that the Lord has addressed to me.

I look forward to meeting you in the near future, and to continuing the warm fraternal relations that our predecessors enjoyed.

From the Vatican, 18 March 2013

FRANCIS

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