La crisis económica iniciada en 2007

La prima de riesgo española en 2011 y sus efectos

El volumen de deuda pública supera los 700.000 millones y es el 65% del PIB en junio de 2011

Economía aprueba en 2011 el rescate de las cajas españolas por los bancos con el dinero de los depositantes

El apoyo público a bancos y cajas asciende a 115.000 millones en 2011

Los bancos españoles acumulan en sus balances activos asociados al ladrillo por un valor similar al de antes del estallido de la burbuja y las inmobiliarias no tienen forma de repagar sus créditos salvo en ladrillo

M. Llamas / D. Soriano LIBERTAD DIGITAL 2011-10-05

Las noticias negativas sobre las finanzas de las entidades se suceden. La CAM sigue siendo la mayor incógnita.

El pasado viernes, 30.09.3011, el Banco de España presentó, aparentemente con satisfacción, los resultados del proceso de recapitalización del sector financiero. Según sus cuentas, sólo había sido necesario desembolsar 7.550 millones para salvar de la quiebra a las cajas de ahorros. Es una cantidad importante, pero asumible por parte del Estado.

Sin embargo, este dato no incluye todos los desembolsos realizados hasta la fecha por la Administración ni, lo que podría ser más importante, los que quedan por ejecutar. De hecho, si todo sale bien la cifra final estará entre los 25.000 y los 30.000 millones de euros. Si las cosas se complican, podría superar los 50.000 millones, lo que supone un 5% del PIB, una cantidad que no sería nada fácil de alcanzar para el Tesoro hispano en mitad de la fuerte tormenta que hay en los mercados de deuda pública europea.

El mapa de las cajas en 2011

Cuando comenzó la crisis financiera a escala mundial, allá por el año 2007, el Gobierno español y el Banco de España aseguraron que éste era "el sistema financiero más sólido del mundo". Para los poderes públicos hispanos, no había problemas de intoxicación por las subprime y, además, la cercanía de las entidades a los ahorradores era garantía de que no se habían cometido excesos con complejos derivados financieros.

Sin embargo, la banca pública española, esas cajas de ahorros que se vendían como entrañables entidades provincianas, tenía en sus entrañas el germen de una grave crisis que iba a dinamitar por completo el sistema financiero previo al año 2007. De hecho, de las 45 entidades que existían hace apenas dos años hemos pasado a las 15 de la actualidad (a la espera de saber qué pasa con la CAM). Y numerosos expertos apuntan a que el proceso de fusiones y reestructuración no ha hecho más que comenzar.

En esta cuestión de la reorganización del mapa financiero es curioso comprobar cómo varían, de nuevo, los criterios respecto a los que se defendieron para la banca internacional. Cuando se intervinieron las entidades financieras estadounidenses o británicas fueron comunes las críticas por permitir la existencia de entidades demasiado grandes para caer (too big to fail). Sin embargo, como apunta Gurusblog, en el caso español no sólo no se ha dejado caer a ninguna caja, incluso aunque muchas de las problemáticas tenían un tamaño relativamente reducido, sino que se ha alentado un proceso de concentración que hará que haya menos entidades, pero mucho más grandes.

Los rescates del Estado

El proceso de saneamiento de las cajas cumple así más de dos años, desde que en junio de 2009 el Gobierno creó el FROB (Fondo de rescate bancario). Desde entonces, diez entidades (algunas de ellas resultantes de fusiones previas) han recibido fondos públicos para salir adelante. El formato de la ayuda ha sido doble: por un lado, se inyectó dinero a través de préstamos convertibles; por otro, se entró directamente en el capital de las cajas.

Con la primera opción, el FROB adquiría participaciones preferentes de las entidades en cuestión. A cambio de la ayuda, estas cajas tienen la obligación de recomprar las participaciones en cinco años. Si no lo hacen, el Estado podrá vender estas participaciones en forma de acciones (sería una forma indirecta de privatizar la entidad).

El otro formato es el de las inyecciones directas de capital del FROB en las cajas, con lo que este organismo entra a controlar las entidades que no son capaces de encontrar financiación por sí mismas. Éste ha sido el caso de la CAM y de las tres cajas nacionalizadas el viernes, 30.09.3011, (Unnim, Novacaixa y Catalunya Caixa).

El resumen de cómo se ha llevado a cabo todo este proceso y del coste del mismo es el siguiente:

Catalunya Caixa: 1.718 millones de capital y 1.250 en préstamos convertibles.

Unnim: 568 millones en capital y 380 en préstamos.

NovacaixaGalicia: 2.465 millones en capital y 1.162 en préstamos.

CAM: 2.800 millones en capital y 3.000 millones en una línea de liquidez.

Caja España – Caja Duero: 525 millones en préstamos.

Banco Mare Nostrum: 915 millones en préstamos.

Bankia: 4.465 millones en préstamos.

Banca Cívica: 977 millones en préstamos.

Cajasur: 392 millones cuando se intervino la entidad.

CCM: entre 5.000 y 7.000 millones a lo largo del proceso de rescate.

La suma de todas estas cantidades es superior a los 25.000 millones de euros. Pero hay que tener en cuenta que el Banco de España avalará la compra de la CAM con hasta 25.000 millones de euros. El FROB ya ha anunciado que asumirá el 90% de los activos de la caja valenciana protegidos por el Esquema de Protección de Activos. Esto quiere decir que el comprador de la entidad estaría protegido de una posible depreciación de los activos, mientras que el Estado se haría cargo de las pérdidas.

A esto se une que Liberbank y Banco Mare Nostrum no han recibido el OK definitivo del supervisor, que les ha otorgado 25 días más para ultimar la entrada de los inversores privados. Y no es seguro que no vaya a haber nuevas sorpresas con entidades supuestamente fuera de peligro según vayan conociéndose las verdaderas pérdidas derivadas de la caída en la valoración de sus activos inmobiliarios.

Por lo tanto, a falta de una cifra definitiva, puede estimarse que el proceso de reestructuración podría costar fácilmente a las arcas públicas algo más de 30.000 millones. Y si las cosas se complican (algo que no se puede descartar en absoluto) y las cuentas de la CAM son peores de lo esperado, la factura podría superar los 50.000 millones, un 5% del PIB español. Y ésa es una cifra que quizás ahora mismo tampoco esté al alcance del Estado.

Avales públicos de 64.000 millones

Y esto en cuanto al coste directo para las arcas públicas. Y es que, a los préstamos y a la inyección de capital por parte del FROB hay que sumar los avales facilitados por el Estado para la emisión de deuda bancaria desde el inicio de la crisis. El Gobierno prorrogó por quinta vez desde 2008 (hasta el próximo diciembre) el programa de avales públicos a bancos y cajas, cuyo límite máximo asciende a 146.700 millones de euros.

A 10 de mayo de 2011, los beneficiarios solicitaron y emitieron instrumentos de deuda con arreglo a este régimen por un importe total de 63.800 millones de euros, lo cual equivale al 43,5% del total disponible, según datos del Tesoro. El Gobierno no ha desembolsado este dinero, sino que se convierte en el avalista de última instancia del sistema financiero. Es decir, si hay problemas pagará el contribuyente.

De este modo, entre avales, créditos y nacionalizaciones el apoyo público a bancos y cajas asciende por el momento a casi 115.000 millones de euros: 64.000 en avales, 25.000 para avalar la venta de la CAM y otros 25.000 entre préstamos y entradas en el capital... Y el problema es que el proceso aún no ha terminado, según la mayoría de analistas.

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Los bancos españoles acumulan en sus balances activos asociados al ladrillo por un valor similar al de antes del estallido de la burbuja y las inmobiliarias no tienen forma de repagar sus créditos salvo en ladrillo

LD LIBRE MERCADO 2011-10-07L

Los bancos y cajas españoles no han conseguido limpiar sus balances de su exposición al sector inmobiliario. De hecho, la presencia de créditos, activos adjudicados y préstamos morosos asociados al ladrillo supone la mayor fuente de incertidumbre que rodea al sector financiero español. Han pasado ya cuatro años del comienzo de la crisis financiera en todo el mundo, que coincidió con el estallido en España de la burbuja inmobiliaria, pero las entidades todavía no han logrado sanear la parte más débil de sus cuentas.

De esta manera, según el cálculo publicado este pasado jueves en Nada es Gratis, el blog de Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), los créditos al sector inmobiliario no han caído prácticamente desde el año 2007. Mientras que el saldo vivo de los préstamos concedidos a particulares para la compra de viviendas y a las constructoras se ha desplomado, en el caso de las inmobiliarias se mantiene casi constante.

La banca, aún hoy, tiene una exposición al sector inmobiliario de 308.000 millones de euros, apenas un 5% inferior a la que presentaba en junio de 2009. Es más, tal y como señala Luis Garicano, profesor de la London School of Economics y miembro de Fedea, "tras cuatro años de digestión, los 303.000 millones de crédito inmobiliario en 2007 son ahora… 308.000".

Mientras, en lo que respecta a la construcción, las cifras han pasado de los más de 150.000 millones a los apenas 105.000, un 33% menos. Esto quiere decir que mientras las empresas constructoras están pagando, aunque a duras penas sus créditos, las inmobiliarias no consiguen hacer lo mismo con los suyos (porque hay que suponer que no se están dando nuevos préstamos al sector salvo en forma de refinanciaciones).

De hecho, la suma de créditos más inmuebles en cartera de los bancos da una cifra de exposición total de 364.000 millones. Según los cálculos realizados por los autores, el crédito vivo en 2007 más los intereses devengados sumarían unos 371.000 millones. ¿Qué quiere decir esto? Pues que las inmobiliarias sólo han hecho frente al pago de unos 7.000 millones de euros en todo este tiempo. El resto de los vencimientos de la deuda los han ido solventando con refinanciaciones y, sobre todo, entregando suelo, pisos y promociones sin vender a los bancos.

"Desde 2007, las inmobiliarias prácticamente no han pagado casi nada de su riesgo (apenas 7.000 millones) y la mayoría del repago de créditos se ha hecho en ladrillo", -unos 70.000 millones en total-. "Esto demuestra un problema, bien conocido, de falta de liquidez y generación de cash flow en nuestras inmobiliarias, que no tienen forma de repagar sus créditos ¿Va a mejorar esto en los próximos meses? Obviamente, no", según estos expertos.

Las entidades, por su parte, han ido acumulando estos activos en sus balances, en ocasiones haciendo las correspondientes minoraciones en su valor y asumiendo pérdidas, y en muchas otras ocasiones simplemente cambiando la línea que decía "créditos pendientes de cobro" por otra de "activos inmobiliarios" del mismo valor. Pero, evidentemente, la gran mayoría de los pisos o solares entregados valen muchos menos ahora a precio de mercado de lo que figura en su valor de tasación con el que se dio el crédito hace cuatro o cinco años.

Por eso, los autores recalcan que "una de las razones principales de que nuestra prima de riesgo país esté dónde está es la situación del sistema financiero español (el mercado asume que está mucho peor de lo que dicen los bancos) y la garantía implícita que el Estado ha dado sobre todos los pasivos bancarios (al estilo irlandés). El mercado cree que tenemos un gran problema en el inmobiliario promotor y en el sector constructor y que ese agujero se va a transferir al Estado tarde o temprano".

En definitiva, según aclara Garicano, "la situación del sistema financiero es grave [...] El problema ahora es que no tenemos capacidad de endeudamiento, ni la tienen nuestros bancos, y el problema se hace urgente porque los mercados financieros no quieren financiar a las entidades españolas, y el coste del pasivo hace que, en la práctica, estén todas en pérdidas".