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El Padre Ramière y las Esperanzas de la Iglesia
por Francisco Segura, S. I.
CRISTIANDAD, Año XX - Núm. 383, enero de 1963, pág. 7
Está todavía por escribir la vida del P. Enrique Ramière, casi a los ochenta años de su muerte. Si se llegara a escribir con alguna amplitud, ¡qué títulos tan sugestivos llevarían muchos de sus capítulos! Porque hablar del P. Ramière es hablar del que fue el teólogo del Apostolado de la Oración y fundador del "Mensajero del Corazón de Jesús"; el teólogo de la Infalibilidad Pontificia y el altavoz del Concilio Vaticano; el teólogo de la Historia y el apóstol de la divinización del cristiano...
Son muchos más todavía los aspectos del insigne jesuita. No es el menos interesante de ellos ni el que le da menos derecho a la celebridad y a nuestra gratitud el de teólogo de las esperanzas de la Iglesia. Pocos como él han sabido desentrañar en este sentido las riquezas del dogma católico. Por esto son pocos los libros cuya lectura tanto dilaten el corazón cristiano como el que el P. Ramiére publicó con el título de "Les Espérances de l'Église", hace cabalmente un siglo, y que ahora acaba de ver la luz en su versión castellana.
(1. Las Esperanzas de la Iglesia. Versión del P. Hilario Marin. S. I. Publicaciones CRISTIANDAD. Lauría, 15, Barcelona. 24 X 16 cm. 396 págs. 125 pesetas. ).
La obra no desdice un punto de los otros libros del P. Ramiere, antes se puede decir que es su obra maestra, por lo menos en sentir de muchos. Son populares ea. Espai1a, donde han alcanzado varias reediciones "El Apostolado de la Oración" (2); "La Soberanía Social de Jesucristo" (3) y "El Corazón de Jesús y la Divinización del Cristiano" (4). No podía demorarse más la publicación de una obra que en cierta manera cifra todo el pensamiento del P. Ramiere. El germen de "Las Esperanzas de la Iglesia" lo ve su autor en unas palabras de la Bula "Ineffabilis" en que el Papa Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción: "Nos, con firmísima esperanza y absoluta confianza, nos esforzamos en conseguir de la Bienaventurada Virgen María, que se digne otorgarnos que la Iglesia, desaparecidas todas las dificultades y deshechos todos los errores, florezca en el Universo entero, para que todos los extraviados vuelvan al camino de la verdad, y se forme un solo rebai10 y un solo Pastor". Su mente poderosa y la sólida preparación teológica adquirida en largos ai10s de estudio y de cátedra le habían preparado magníficamente para elaborar la rica síntesis doctrinal, glosa incomparable del pensamiento pontificio. Tras una introducción ampliada por el autor para ulteriores ediciones, va éste explanando su pensamiento en tres grandes partes. En la primera estudia el P. Ramiere el primer fundamento de las esperanzas de la Iglesia, que ve en las leyes de la Providencia. Según él, estas leyes son tres: a) Todo lo que se hace en el mundo tiende a glorificar a Dios. b) Dios quiere ser glOl'ificado en el mundo pJr medio de Jesucristo. c) El Reino de Jesucristo ha de establecerse en el mundo por medio de la Iglesia. En la segunda, son las tendencias sociales, tanto si se miran en los espíritus. como en las sociedades y en la Iglesia, las que permiten fundar nuestras esperanzas. En el pensamiento del A. aparece la Nación Francesa como gozando de una hegemonía que no todos le concederán y menos en nuestro tiempo. Toda esta segunda parte nos revela al P. Ramiere como hombre de su tiempo y muy al tanto de las corrientes de su época. El pensamiento europeo es auscultado con una rara perspicacia. Por fin, en la tercera y última parte, hecha mano el A. a sus profundos conocimientos bíblicos y patrísticos y descubre en la Sagrada Escritura el tercer fundamento de las esperanzas de la Iglesia, que no es otro, según él, que las mismas promesas de Dios. Desfilan ante nuestros ojos los hechos proféticos que figuran el triunfo de la Iglesia: el descanso del séptimo día, la paz concedida a la Sinagoga después de la cautividad, el triunfo de J esucristo resucitado. Luego pasamos revista a las profecías sacadas del Génesis, de los Salmos, de Isaías, de Daniel y de San Juan. De notable fuerza probativa, merece leerse la vindicación y exposición de algunas profecías particulares. Pero sobre todo interesa en gran manera el capítulo cuarto en que se exponen las promesas vinculadas a la devoción al Sagrado Corazón, "completa manifestación del Verbo Encarnado", "completo desarrollo de la piedad cristiana" y "la satisfacción que da Dios a las tendencias sociales". Finalmente se cierra el ciclo con la exposición de las promesas vinculadas a la definición dogmática de la Inmaculada Concepción y respaldadas por el presentimiento de las almas piadosas, la eficacia de la Mediación de María Santísima y la maternidad de la misma Virgen María considerada en su origen, en sus requisitos y en su consumación, y en las relaciones del dogma de la Purísima Concepción con las corrientes sociales. La euritmia y solidez de la construcción del P. Ramiére causará cierto religioso estupor a los que no lo conocen por la lectura de otras obras suyas. Los que JU lo conozcan se enfrascarán gustosos en su atento estudio o pausada lectura por lo menos, que les compensará con muchas creces del esfuerzo y tiempo que les exija. Muy útil hubiera sido que los editores nos hubieran mostrado, siquiera someramente, los muchos puntos de contacto entre la obra ya centenaria del P. Ramiere y las ensei1anzas pontificias de un siglo a esta parte. El hecho de ser tantos pudo hacerles desistir del intento, que hubiera alargado más de la cuenta su publicación que había de ser precisamente en esta hora conciliar y providencial.
FRANCISCO SEGURA, S. I.
(l)
(2) Mensajero del C. de J. Bilbao.
(3) Barcelona. Publicaciones CRISTIANDAD.
(4) Mensajero del C. de J. Bilbao. 1931. Hay una edición posterior pcblicada por Ediciones Paulinas. Zalla (Vizcaya).
1881-1961 LES ESPERANCES DE L'EGLISE de Henri Ramière, S. J. Versión castellana recién editada por PUBLICACIONES CRISTIANDAD (Venta en las principales librer(as) |