HISTORIA UNIVERSAL...................China Comunista en el siglo XXI
En China Comunista la educación primaria es obligatoria pero no gratuita
DN EFE. PEKÍN 23/08/2011
Unos 20 millones de hijos de emigrantes chinos no tienen derecho a educación.
"Un tercio de estos niños ha nacido en las ciudades a las que sus padres emigraron", explicó hoy a Efe Zhang Zhiqiang, fundador de la agrupación no gubernamental Amigos de los Emigrantes. Otros 58 millones de hijos de emigrados están en las zonas rurales al cuidado de los abuelos y familiares.
El anuncio del cierre de 24 escuelas ilegales
para hijos de campesinos emigrantes en Pekín ha desvelado la
situación de estos menores sin derecho a educación, de los que
se calcula hay 20 millones en la segunda potencia económica del
mundo.
Aunque nacieron en la urbe, al no estar registrados en Pekín, ni
se les considera pequineses ni del pueblo de sus padres,
del que heredan su registro civil, por lo que viven en la
discriminación.
En Pekín hay unos 437.000, agrega Zhang, una cifra que supera en
100.000 los que se calculaban en 2006, y algunos con
malnutrición.
El principal motivo de discriminación es la ley, ya que el "hukou",
el sistema de registro civil implantado con la economía
comunista de la década de 1950 para evitar la emigración,
obliga a los campesinos a recibir educación, asistencia
médica y pensiones en su provincia de origen, donde
estas prestaciones se perdieron con la adopción del capitalismo
en la década de 1990.
A pesar de ello, unos 140 millones de campesinos
malviven en las ciudades, donde el salario es tres veces
superior, hacinados en naves, cuartuchos, ruinas,
subterráneos o lavabos públicos, y que con su tesón y
sacrificio son la base del milagro económico chino.
Aunque en las zonas rurales los abuelos y familiares cuidan de 58
millones de hijos de emigrados, cada vez son más los padres que
se los llevan o que se convierten en progenitores en las grandes
urbes.
El cierre de los 24 centros con el inicio del semestre, que en
China empieza el 25 de agosto, deja sin escolarización a unos
20.000 menores, y ha desatado la alarma entre las restantes 200
escuelas de inmigrantes que sobreviven en la capital china tras
la clausura masiva en 2006 de otro centenar.
Uno de los centros amenazados de las afueras de Pekín es la
Escuela Experimental Primaria, en la bulliciosa aldea de
Jianxinzhuang (distrito sureño de Daxing), donde residen 220.000
emigrantes del total de 5 millones que se
calcula en la capital; los 10.000 pequineses locales viven de
arrendar vivienda a los "forasteros" en una convivencia
que ambos califican de "difícil".
Su director, Luo Liang, es un emigrante de Henan, de 44 años,
que en 1996 vendía insignias de Mao Zedong en el metro de
Pekín, hasta que, inspirado por otros coterráneos, decidió en
2003 abrir una escuela para satisfacer la creciente demanda.
Empezó con unos 300 estudiantes y hoy acoge a 1.200, cuyos
austeros padres pagan 800 yuanes por semestre
(86 euros o 125 dólares), frente a los 650 euros (940
dólares) y trámites imposibles que piden las escuelas públicas
de la zona, ya que en China Comunista la educación primaria es obligatoria
pero no gratuita.
Luo ha invertido en su rudimentaria escuela unos 324.000 euros,
obtenidos de préstamos del Banco Agrícola y de familiares, y si
la cierran, el Gobierno no le reembolsará ninguna cuantía.
El Buró de Educación envió una carta a Luo en junio avisando
de que deberá cerrar su escuela por riesgo de incendios, a pesar
de que el centro cuenta con todas las licencias pertinentes, a
excepción de la de enseñanza, lo que no fue un problema hasta
que en 2006 empezaron las presiones de las autoridades locales.
"Es por el incendio en primavera de una factoría textil
cercana, murieron campesinos emigrantes que vivían en muy malas
condiciones. Somos las masas débiles. Los funcionarios no se
preocupan por nosotros, sólo les interesa conservar su
trabajo", asegura Luo.
El anuncio no ha sido óbice para que los padres, confiados en
que el colegio no cierre, sigan inscribiendo a sus hijos para el
semestre: "¿Qué vamos a hacer con los niños si no pueden
ir a la escuela? Habrá que ponerlos a trabajar", sugiere
una de las madres.
Defensores de los emigrantes, como la ONG Boletín Laboral de
China, en Hong Kong, creen que detrás del cierre de escuelas
está, aparte de la avidez de la urbanización y las
inmobiliarias, una estrategia para limitar las escuelas y, por
tanto, la emigración.
"Está claro que las autoridades están usando cuestiones de
seguridad como una excusa para cerrar las escuelas. Muchas de
ellas llevan años operando sin problemas", manifestó a Efe
Geoffrey Crothall, director de comunicaciones de la ONG.
Para Zhang, los motivos son dos: que el gobierno no quiere que
los campesinos se queden en las ciudades y la voraz urbanización
inmobiliaria e industrial que padece China.
Aunque Pekín anunció en los últimos años que garantizará la
educación de los hijos de emigrantes, la iniciativa ha quedado
en un pequeño pero insuficiente subsidio: "Las escuelas
están en áreas de emigrantes, el gobierno debería financiarlas
en lugar de cerrarlas", sugiere el abogado Tian Kun,
defensor de los centros afectados.
La solución, según la profesora de Gestión Pública de la
Universidad de Tsinghua Jia Xijin, pasa por lograr una educación
pública igualitaria, ahora limitada por el "discriminatorio
sistema del 'hukou'", y subsidiar las escuelas
para emigrantes.