La transición a la democracia actual (1975-1982)

Una Constitución con demasiados absurdos, según Pío Moa

Pío Moa. Intereconomia 2012. 02. 26 http://www.intereconomia.com/blog/presente-y-pasado/una-constitucion-absurda-20120226

El PSOE amenaza con llevar al Tribunal Constitucional la reforma económica de Rajoy. Puede hacerlo y puede ganar perfectamente, no solo porque el Tribunal Constitucional es un fraude sino porque ningún gobierno hasta la fecha ha sido constitucional. Como recuerdo en La Transición de cristal, la Constitución tuvo una doble elaboración, por una parte la de los “padres” de la misma, unos padres no muy dignos de recordación; y por encima de ellos, los acuerdos de restaurante entre Guerra y Abril Martorell, formalizados luego por la disciplina partidista en las Cortes. La elaboración tuvo mucho de chanchullo muy poco democrático. Guerra decía que “en cuanto a formación jurídica, Abril Martorell es un patán”. Era la opinión de un patán sobre otro. El resultado fue una Constitución con demasiados absurdos, que ha convertido en absurda la vida política. Así, dejando aparte que proclama la unidad nacional y al mismo tiempo ampara la posibilidad de reducirla a la nada, “El texto rezuma intervencionismo socialdemócrata, atribuyendo a los poderes públicos el mejor criterio y capacidad de planificación: promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico (…) y de manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo. Frases casi sarcásticas cuando se marchaba hacia el segundo millón de parados. No faltaban expresiones rimbombantes: Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho a hacerlo, y a recibir una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Al declarar los poderes públicos su obligación, en realidad inasumible, de garantizar tales derechos, cabría tildar de inconstitucionales a todos los gobiernos posteriores. Tampoco se cumpliría la exigencia de un funcionamiento democrático de los partidos” (La Transición…p. 215-6).

La historia real desde entonces ha sido la de un paro masivo, de millones de personas, solo atemperado pero no eliminado, en tiempos de Aznar, hasta aproximarse hoy a los 6 millones. La estupidez manifiesta (nuestros políticos son así) de establecer tales cosas en una Constitución, convierte, repito, a todos los gobierno posteriores en inconstitucionales.

Una Constitución con demasiados absurdos, como no podía esperarse menos de quienes la elaboraron y los métodos con que la hicieron. Que asegura la ilegalidad permanente, arropada por la falta de independencia judicial. Una democracia un tanto de pandereta, precisada de una reforma a fondo.