El cisma comunista chino y la Petite Eglise
El Concilio Vaticano II, en su decreto Christus
Dominus, sobre el ministerio pastoral de los obispos, n. 20,
expresa:
«Para defender como conviene la libertad de la Iglesia y para
promover mejor y más expeditamente el bien de los fieles, desea
el sagrado Concilio que en lo sucesivo no se conceda más a las
autoridades civiles ni derechos, ni privilegios de elección,
nombramiento, presentación o designación para el ministerio
episcopal».
Consecuentemente, el nuevo Código de Derecho Canónico de 1983,
estableció en su canon 377.5:
«en lo sucesivo no se concederá a las autoridades
civiles ningún derecho ni privilegio de elección, nombramiento,
presentación y designación de obispos».
Pero el papa Francisco tiene la potestad de anular o cambiar este canon 377.5 para pactar con el régimen totalitario comunista de la República Popular China el convenio cuya negociación se ha filtrado en el que, a cambio de una teórica libertad o supervivencia mínima de la Iglesia en China, el Papa nombrase en China continental nuevos obispos con el beneplácito de ese régimen totalitario comunista, haciendo dimitir o destituyendo a todos los obispos legítimos, e incluyendo entre los nuevos obispos nombrados por el Papa a los de la "iglesia" patriótica de China Comunista.
Para más inri, se corre el riesgo de que se hagan cismáticos algunos cristianos chinos fieles a Roma, al considerar esto como una traición inaceptable.
No sería la primera vez que los buenos se quedan fuera de la Iglesia, dejando así de ser buenos.
Hay un precedente incluso en los detalles de dimisión forzada de los obispos fieles, nacionalcatolicismo cismático, legitimación de los cismáticos y cisma de algunos fieles:
Cuando la Revolución Francesa sobrepasó la fase de terror y, tras la reacción termidoriana, llegó a la estabilización napoleónica, el pequeño dictador corso exigió y consiguió que el Papa hiciese dimitir a todos los obispos fieles, los refractarios, al mismo tiempo que dimitían los pseudoobispos cismáticos que se habían sometido a la Revolución Francesa, los juramentados, para a continuación nombrar el Papa nuevos obispos del agrado de Napoleón que incluían a muchos de aquellos pseudoobispos antes sometidos a la Revolución Francesa y cismáticos. Algunos fieles no aceptaron estas decisiones del Papa y originaron el cisma de la Petite Eglise.
«Si el Papa está equivocado esta vez, espero que admita el error; si él no lo admite, espero que un futuro Papa lo haga» (El Cardenal Joseph Zen en noviembre de 2018, sobre el acuerdo secreto con China comunista).