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Las escuelas francesas tendrán que enseñar el laicismo y exhibir solemnemente la Carta de la Laicidad desde 2013

DN EFE. PARÍS Domingo, 8/09/2013. Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María

Las escuelas públicas francesas mostrarán a partir de este lunes, 9.09.2013, en un lugar visible, junto al lema de la República -"Libertad, igualdad, fraternidad"- y a la Declaración de Derechos Humanos y del ciudadano, una Carta del Laicismo que se enseñará a los alumnos como la base de los valores del país.

"Demasiada gente tiene ahora una representación errónea del laicismo", señaló en una entrevista publicada hoy por "Le Journal du Dimanche" el ministro de Educación, Vincent Peillon, que justificó la enseñanza de esta síntesis en 15 puntos de sus grandes principios.

Peillon recordó que la Constitución en su artículo primero establece que Francia es una república "indivisible, democrática, social y laica", unos valores para los que hay que explicar su significado.

Señaló que el laicismo es "una exigencia de razón, de justicia y de paz" que fija "un cierto número de obligaciones, de límites y de reglas: el respeto de los demás, la neutralidad del Estado, de los espacios en los que no se hace proselitismo, la distinción del saber y de la fe".

Insistió en que eso nunca se impone por la violencia y que "aunque impone una obligación de neutralidad religiosa y política, asume valores" como la libertad de conciencia, el respeto de la persona, la igualdad hombre-mujer y la racionalidad.

Preguntado sobre si esta iniciativa no encubre una islamofobia, el ministro socialista replicó que "para nada" y que el laicismo "ofrece un espacio preservado y neutro en el que se da a cada uno, sea cual sea su religión, su origen social o geográfico, los medios para elegir y construir su vida".

La Carta del Laicismo recuerda la libertad de opinión de los alumnos, pero también que no pueden contestar los contenidos de lo que se les enseña ni faltar a las clases alegando motivos religiosos.

En cuanto a la razón de que se haya incluido en ese texto la prohibición de llevar el velo islámico en la escuela pública, Peillon indicó que se trata de recordar la ley que proscribe el uso de signos religiosos con ostentación.

Los profesores tendrán a su disposición un documento con comentarios artículo por artículo para facilitar su enseñanza. Además, esas nociones pasarán a los currículos de las escuelas de formación del profesorado.

Para dar un viso solemne a la aplicación de esta carta en los centros desde la primaria al liceo, el titular de Educación, junto a la de los Derechos de las Mujeres y portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, acudirán mañana a una escuela de la región de París, acompañados entre otros del exfutbolista Lilian Thuram, presidente de la fundación Educación contra el Racismo.

"La charte de la laïcité doit être affichée avec une certaine solennité", estime Vincent Peillon

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La Carta de la Laicidad

Carmelo López-Arias / ReL Domingo, 8/09/2013

Desde el pasado 26 de agosto, cuando el ministro de Educación francés anunció la Carta de la Laicidad, su ministerio no ha dejado de hacer propaganda del proyecto estrella de Vincent Peillon para asegurar la militancia laicista de la escuela pública gala.

No es ninguna sorpresa.
Como informó ReL en su día, Peillon es el principal ariete del Gran Oriente de Francia en el gobierno del país vecino, y el 16 de noviembre pasado, desde el estrado de la logia masónica, proclamó: "¡Queremos refundar la República! ¡Y queremos hacerlo desde la escuela!".

A partir de este curso, todos los colegios e institutos públicos de Francia tendrán que situar en lugar visible la Carta de Laicidad. "Quiero que la vuelta a clase de 2013 sea también la vuelta a la escuela de los valores de la República",
declaró Peillon al presentar su iniciativa.

Y ¿qué establece la Carta de Laicidad? No sólo establece un modelo institucional más o menos discutible, sino que prefigura la conducta privada de profesores y alumnos en los centros de titularidad estatal. Así, impide "cualquier forma de proselitismo" (punto 7), de forma que el personal "no debe expresar las propias convicciones políticas o religiosas" (punto 13).

Los puntos 14 y 15 también son polémicos, porque al afirmar (respecto a los profesores) que "no se excluye a priori ninguna materia de la esfera científica o pedagógica" y (respecto a los alumnos) que "mingún estudiante puede apelar a una convicción política o religiosa para contestar a un profesor el derecho de tratar una parte del programa", abre la puerta a que doctrinas como la ideología de género sean impuestas sin posibilidad de contestación de unos u otros.

Además, "está prohibido apelar a la propia pertenencia religiosa para rechazar conformarse a las reglas aplicables en la escuela de la república", un punto que parece pensado para frenar el empuje del islamismo. Sin embargo, también crucifijos y medallas cristianos quedan proscritos, pues "en los institutos escolares públicos está prohibido exhibir símbolos o uniformes mediante los cuales los estudiantes ostenten de forma clara una pertenencia religiosa" (punto 16).

Es más (punto 17), "los estudiantes tienen la responsabilidad de difundir estos valores dentro del propio instituto con sus reflexiones y actividades". Es decir, de contribuir al lavado de cerebro laicista programado por Hollande y Peillon a instancias de la masonería.

Texto íntegro de la Carta de Laicidad
(Traducción de Helena Faccia Serrano.)

1. La nación establece como misión fundamental de la escuela no sólo la transmisión de conocimientos, sino también el compartir con los alumnos los valores de la República.

2. Francia es una república indivisible, laica, democrática y social. Ella garantiza la igualdad de todos los ciudadanos delante de la ley en todo el territorio y respeta todas las religiones.

3. La república laica establece la separación entre las religiones y el estado, que es neutral en lo que respecta a las convicciones religiosas o espirituales. No existe una religión de estado.

4. La laicidad garantiza la libertad de conciencia de todos: cada uno es libre de creer o no creer. Ella permite la libre expresión de las propias convicciones, en el respeto de las convicciones de los otros y en los límites del orden público.

5. La laicidad permite el ejercicio de la ciudadanía, conciliando la libertad de cada uno con la igualdad y la fraternidad de todos, en el contexto del interés general.

6. La república garantiza el respeto de todos los propios principios en los institutos escolares.

7. La laicidad en la escuela ofrece a los estudiantes las condiciones adecuadas para forjar la propia personalidad, ejercitar el líbero arbitrio y formarse a la ciudadanía. Ella tutela de cualquier forma de proselitismo y de toda expresión plausible de prejuzgar sus libres elecciones.

8. Ella garantiza el acceso a una cultura común y compartida.

9. Permite a los estudiantes el ejercicio de la libertad de expresión en los límites del buen funcionamiento de la escuela y del pluralismo de las convicciones.

10. Establece el rechazo a toda violencia y discriminación, garantiza la igualdad entre hombres y mujeres y encuentra el propio fundamento en la cultura del respeto y de la comprensión del otro.

11. Todo el personal tiene que transmitir a los estudiantes el sentido y el valor de la laicidad, como también de los otros principios fundamentales de la república, y debe también vigilar para que estos se apliquen en el contexto escolar.

12. El personal tiene que dar a conocer la presente carta a los padres de los estudiantes.

13. El personal debe ser absolutamente neutral y en el ejercicio de las propias funciones no debe, por tanto, expresar las propias convicciones políticas o religiosas.

14. Los profesores son laicos. Con el fin de garantizar a los estudiantes una apertura lo más objetiva posible a las concepciones del mundo, como también a la amplitud y la corrección del saber, no se excluye a priori ninguna materia de la esfera científica o pedagógica.

15. Ningún estudiante puede apelar a una convicción política o religiosa para contestar a un profesor el derecho de tratar una parte del programa.

16. Las normas de comportamiento en relación a los diversos ambientes escolares, especificadas en el reglamento interno, son respetuosas de la laicidad. Está prohibido apelar a la propia pertenencia religiosa para rechazar conformarse a las reglas aplicables en la escuela de la república. En los institutos escolares públicos está prohibido exhibir símbolos o uniformes mediante los cuales los estudiantes ostenten de forma clara una pertenencia religiosa.

17. Los estudiantes tienen la responsabilidad de difundir estos valores dentro del propio instituto con sus reflexiones y actividades.

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La influencia masónica en el gobierno de la Francia de Hollande

Carmelo López-Arias / ReL 9 diciembre 2012

La llegada a la presidencia de la República de François Hollande está suponiendo una nueva edad de oro de la influencia masónica en Francia. El pasado 16 de noviembre, el ministro de Educación, Vincent Peillon, se subió al estrado del templo Groussier del Gran Oriente de Francia (GO) y lo proclamó sin ambages: "Queremos refundar la República. ¡Y queremos refundarla desde la escuela!". Como en los mejores tiempos de la Tercera República (1875-1940), el laicismo se ha convertido en el eje de la acción de gobierno, y las urgencias por sacar adelante el matrimonio homosexual no son más que una manifestación más.

"Comparte nuestros valores, es un masón sin mandil", comentó uno de los asistentes ese día sobre la figura del ministro que acababa de entusiasmarles. En realidad, como mínimo una tercera parte del kilométrico gobierno de 38 miembros (entre ministros y ministros delegados) formado por Jean-Marc Ayrault por encargo de François Hollande es masón o filomasón, y si descendemos en la escala de la administración las escuadras y los compases se multiplican. Incluso el presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, visitará este lunes una logia, tal vez para agradecer la movilización de una treintena de diputados para promoverle al cargo tras las elecciones legislativas de junio.

No respondo, no comento...
El diario francés
Le Figaro publica un completo informe sobre la renacida influencia masónica en el país, que aspiran a consolidar de una forma que sólo les fue posible en los primeros años de François Mitterrand (1981-1995), cuando se enseñorearon del poder hasta que el presidente se rebeló contra la osadía.

El periódico interrogó a todos los miembros del consejo de ministros sobre su pertenencia o no a las logias. Algunos no respondieron, como Marylise Lebranchu (Reforma del Estado), Stéphane Le Foll (Agricultura) o Alain Vidalies (Relaciones con el Parlamento).

Otros lo desmintieron, como Michel Sapin (Trabajo) -en sintonía con los masones, sin embargo, afirma el autor del reportaje-, Benoît Hamon (Economía y Finanzas), George Pau-Langevin (Reforma de la Educación) o Michèle Delaunay (Asuntos Sociales).

Algunos no responden de una forma que ya es responder: Frédéric Cuvillier (Transportes) dice que "no puede responder", aunque se sabe su proximidad al Gran Oriente; Jean-Yves Le Drian (Defensa), masón, dice que "no comenta convicciones personales"; lo mismo que otro masón, Victorin Lurel (Ultramar); en cuanto a Jérôme Cahuzac (Presupuestos), "ni confirma ni desmiente", pero admite participar en las tenidas; Anne-Marie Escoffier (Descentralización), conocida miembro de la Gran Logia Femenina de Francia, "no se siente competente" para contestar; en cuanto al español Manuel Valls (Interior), su entorno admite que se inició en 1988 pero lo dejó en 1996.

"La influencia de los masones se ejerce de manera difusa, por capilaridad, porque encontramos numerosos hermanos en los gabinetes ministerriales, en las administraciones y en los ámbitos políticos", explica Emmanuel Pierrat, abogado miembro del Gran Oriente de Francia y coautor con Laurent Kupferman de un libro publicado este año: Ce que la France doit aux francs-maçons... et ce qu´elle ne leur doit pas [Lo que Francia debe a los masones... y lo que no les debe].

En la actualidad, los ministerios de mayor influencia masónica son tan nucleares como Defensa (no sólo el ministro, también su jefe de gabinete: Cédric Léwandowski), Interior (un 10% de los comisarios) y Educación (dos de los principales consejeros de Peillon para la reforma educativa: Marc Mancel y Christian Forestier).

Objetivo: constitucionalizar la ley
Esta influencia está provocando rivalidades entre las logias, y algunas denuncian la prepotencia del Gran Oriente de Francia, que es quien en estos momentos disfruta de mayor presencia cuantitativa y cualitativa en el aparato de poder. 

Sus objetivos están claros y pasan por una ofensiva laicista como no se ha visto en Francia desde hace treinta años. Le Figaro desvela que el Gran Maestre del Gran Oriente de Francia, José Gulino, fue recibido secretamente en octubre por el Pierre-René Lemas, secretario general del Palacio del Elíseo (sede de la presidencia de la República), con un único objetivo: los masones quieren constitucionalizar la ley de 1905 -aún vigente aunque parcialmente reformada-, específicamente anticatólica y responsable de la progresiva descristianización del país a lo largo del siglo XX.
 
Esta ley provocó una firme respuesta del Papa San Pío X, marcando al catolicismo francés un camino de resistencia a la masonería que sólo empezó a suavizarse tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy el arzobispo de París, el cardenal André Vingt-Trois, está empezando a coger de nuevo el timón de esa resistencia, y las manifestaciones en las calles de Francia contra el matrimonio homosexual han cosechado un éxito imprevisto.

La presencia de la Iglesia fue desapareciendo de las instituciones donde había sido milenaria en virtud de esa ley, que ahora la masonería quiere convertir en troncal de la República, blindándola contra cualquier reforma o supresión. Ese intento presenta obstáculos más políticos y legales que ideológicos, pero otro socialista miembro de la masonería, Gérard Contremoulin, dice que "el presidente Hollande puede sortearlos". Y la sugerencia de un gran oriente, hoy, en Francia, significa mucho...

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Le nouveau pouvoir des francs-maçons

Par Vincent Nouzille Mis à jour le 09/12/2012 à 13:00 Publié le 07/12/2012 à 13:32 LE FIGARO

Le retour aux affaires des socialistes, après dix ans d'absence, est une excellente nouvelle pour les obédiences maçonniques, au premier rang desquelles le Grand Orient de France, qui entendent bien peser à nouveau sur le débat politique. Mais discrètement... Décryptage.

«Nous voulons refonder l'école de la République. Et nous voulons refonder la République par l'école!» En cette soirée du 16 novembre, debout derrière le pupitre de l'orateur, dans le grand temple Groussier du Grand Orient de France (GO), au siège parisien de l'obédience, rue Cadet (Paris IXe), Vincent Peillon, le ministre de l'Éducation nationale, sait que l'assistance, composée essentiellement de francs-maçons, lui est acquise. Sans notes, ce philosophe de formation plaide durant une trentaine de minutes pour le retour d'un pouvoir spirituel républicain - celui de la connaissance et d'une certaine «morale laïque» - dont les enseignants seraient les messagers. «L'école doit surmonter la crise de l'avenir et celle de l'identité nationale», lance le ministre avec fougue. Dans le temple, les frères et sœurs écoutent avec ferveur ce discours d'un «profane» qui leur va droit au cœur. Sans être franc-maçon, Vincent Peillon a beaucoup écrit sur la pensée de Ferdinand Buisson, le bras droit du frère Jules Ferry, père de l'instruction publique en France, et sur Pierre Leroux, un franc-maçon défenseur d'un socialisme fraternel et spiritualiste dans les années 1848-1870. «Peillon partage nos valeurs, c'est un maçon sans tablier», se réjouit l'un des invités de cette soirée.

Vincent Peillon, invité du Grand Orient, le 16 novembre 2012. Vincent Peillon, invité du Grand Orient, le 16 novembre 2012. Crédits photo : JEAN-ERICK PASQUIER

Après le ministre, d'autres orateurs, dont deux anciens Grands Maîtres du GO, Patrick Kessel et Jean-Michel Quillardet, entonnent des couplets lyriques sur les mérites de la laïcité, se félicitant du nouveau souffle venu de la Rue de Grenelle depuis le mois de mai. En tant qu'inspecteur de l'Éducation nationale, Alain Seksig, lui-même affilié au GO, plaide de son côté pour une formation des enseignants à la laïcité. «Monsieur le ministre, ne cédez pas sur les principes», lance pour finir le Grand Maître actuel du GO, José Gulino, avant de clore la séance, ravi de cette conférence exceptionnelle. Vincent Peillon n'est pas la seule personnalité de gauche à s'afficher ainsi au GO, redevenue l'obédience phare de la maçonnerie française ces derniers mois. Le GO attend notamment la visite rue Cadet, le 9 décembre, de Claude Bartolone, le président de l'Assemblée nationale. Les propos de celui qui se présente comme un profane - mais que beaucoup de frères voient comme un de leurs soutiens - seront probablement appréciés. Petit détail révélateur: lors de son élection au perchoir en juin dernier, une trentaine de députés «initiés» ont été mobilisés dans les dernières heures. En coulisses, le fabiusien Philippe Guglielmi, élu de Romainville, patron de la fédération PS de Seine-Saint-Denis, terre d'élection de Bartolone, et ancien Grand Maître du GO (de 1997 à 1999), a manœuvré pour favoriser l'élection de son ami. «Je ne démens pas», s'amuse ce colosse affable quand on l'interroge sur cet épisode.

Le Grand Orient, marqué à gauche, retrouve des couleurs

La gauche revenue au pouvoir, les francs-maçons pavoisent. Pour Philippe Guglielmi, pas de doute, l'heure est à la reconquête. «Nous avons loupé pas mal de rendez-vous ces dernières années, sur les thèmes de la laïcité et de la lutte contre l'extrême droite, il est temps de réagir», confie-t-il. Élu Grand Maître du GO en septembre, pour un court mandat d'un an, José Gulino, un solide socialiste du Pas-de-Calais, est sur cette ligne. Il ne fait pas mystère de sa volonté de peser sur la scène politique quel que soit le sujet, du mariage gay au projet de loi bancaire, de la réforme de l'État à celle des institutions. Il veut même envoyer des «cahiers de doléances» républicaines aux élus.

«Concrètement, le GO marque des points», constate Patrice Hernu, animateur du club inter-obédientiel Dialogue et Démocratie française, qui a vainement tenté d'organiser des débats avec tous les candidats durant la campagne présidentielle. Le GO a réussi à les torpiller, préférant faire venir les candidats rue Cadet...

Naturellement, ce retour en grâce n'a pas la même force qu'en 1981, lors de l'élection de François Mitterrand. À l'époque, les piliers de l'équipe Mitterrand - de Charles Hernu à Pierre Joxe - étaient des «frères trois points» et le Grand Maître du GO, Roger Leray, appelait les ministres directement au téléphone pour donner ses consignes. «Cette ère est révolue et l'influence politique des francs-maçons, après avoir atteint des sommets sous la IIIe République, n'a cessé de décliner», estime l'historien Roger Dachez, président de l'Institut maçonnique de France. L'abandon du projet du grand service public unifié de l'éducation, après les manifestations monstres en faveur de l'école libre en 1984, a douché les frères. François Mitterrand, formé chez les pères maristes, n'a finalement guère donné suite aux injonctions des obédiences.

Jacques Chirac, petit-fils d'un Vénérable d'une loge du GO, était plus sensible aux idées défendues chez les maçons. Son successeur Nicolas Sarkozy a, quant à lui, soufflé le chaud et le froid à l'égard des frères: ses envolées de campagne en 2007, citant des figures historiques de la République, ont été en partie inspirées par Alain Bauer, ancien Grand Maître du GO de 2000 à 2003 ; en revanche, ses discours de Latran (2008), de Grenoble (2010) et ceux de la dernière présidentielle empruntaient davantage au registre catholique de son conseiller Patrick Buisson. «Nous avions de bons contacts avec Sarkozy grâce à Bauer, mais le retour des thèmes de la droite dure ne pouvait que nous déplaire», résume Jean-Michel Quillardet.

Claude Bartelone, un ami des frères. Claude Bartelone, un ami des frères. Crédits photo : Sébastien SORIANO/LE FIGARO/Sébastien SORIANO/LE FIGARO

Avec Hollande, les francs-maçons se sentent plus à l'aise. «C'est vrai, nous reprenons un peu d'air», confie l'ancien ministre socialiste de l'Emploi Jean Le Garrec, frère du GO et président du Cercle Ramadier, qui fédère près de 1500 francs-maçons de gauche. Animateur de l'Alliance villes emploi, qui regroupe des élus sur ce thème, Le Garrec a récemment fait la tournée de ministres amis - Michel Sapin, Marylise Lebranchu, Benoît Hamon - et il en est ressorti confiant: «Nous comprenons que la crise est profonde, qu'il faut changer nos manières de penser, c'est pourquoi nous voulons nourrir cette réflexion, sur l'État ou l'économie», dit-il, confiant dans les capacités de François Hollande.

Le président peut compter, en retour, sur l'appui du GO et de la majorité de ses 52.000 membres. Alors que Ségolène Royal ou Martine Aubry, jugées distantes, agaçaient dans les loges, Hollande rassure. Le candidat du PS était d'ailleurs venu «plancher» rue Cadet le 22 novembre 2011. Une visite très appréciée. La présence de nombreux frères et sœurs dans l'entourage du président renforce ce climat favorable. Durant sa campagne, Hollande était secondé par des fidèles, dont certains, comme Jean-Marie Cambacérès, énarque de la promotion Voltaire, ou François Rebsamen, sénateur-maire de Dijon, sont des frères. Son actuel conseiller politique, Aquilino Morelle, aurait été initié au GO, une rumeur que ce dernier balaie avec amusement: «Je n'ai jamais été initié, si ce n'est par quelques jeunes femmes, il y a déjà malheureusement trop longtemps...» Christophe Chantepy, le directeur de cabinet de son premier ministre Jean-Marc-Ayrault, fait également partie des frères. Sollicité sur le sujet, il n'a pas réagi.

Une demi-douzaine de ministres sont maçons, sans l'avouer

Parmi les membres du gouvernement, une bonne douzaine sont présumés francs-maçons, mais seule une petite moitié d'entre eux l'avouent à demi-mot. Quelques-uns ne répondent pas, comme Marylise Lebranchu, Stéphane Le Foll ou Alain Vidalies. D'autres démentent formellement, tels le ministre du Travail Michel Sapin, bien qu'il soit en phase avec les idéaux des loges, ainsi que Benoît Hamon, George Pau-Langevin ou Michèle Delaunay. De son côté, Frédéric Cuvillier, ministre délégué aux Transports, proche du GO, explique qu'il «ne peut pas répondre» aux questions sur le sujet. Initié de longue date, Jean-Yves Le Drian, le ministre de la Défense, se contente d'un «no comment» diplomatique, ne souhaitant pas s'exprimer sur ses «convictions personnelles». Même réponse de Victorin Lurel, ministre délégué à l'Outre-Mer, membre du GO. Quant à Jérôme Cahuzac, qui reconnaît participer à des «tenues» et dont plusieurs sources au GO attestent son appartenance à cette obédience, il répond joliment, dans une formule très maçonnique: «La courtoisie, et même l'esprit de chevalerie, oblige à ne pas démentir ni à confirmer.»

Plus étonnant, la radicale de gauche Anne-Marie Escoffier, ministre déléguée chargée de la Décentralisation, bien connue à la Grande Loge féminine de France (GLFF), esquive le sujet en nous déclarant d'abord qu'elle ne se sent «pas compétente pour répondre à cette question», avant de dire qu'elle ne souhaite pas s'exprimer! À l'inverse, Manuel Valls est l'un des rares à assumer son affiliation passée. Son entourage confirme son initiation au Grand Orient en 1988 et sa fréquentation des loges jusqu'en 1996. «Il a ensuite quitté la franc-maçonnerie, faute de temps et d'intérêt», précise l'un de ses conseillers.

Manuel Valls et Jean-Yves Le Drian, deux initiés du gouvernement. Manuel Valls et Jean-Yves Le Drian, deux initiés du gouvernement. Crédits photo : Jean-Christophe MARMARA/Le Figaro

Mais l'importance de la maçonnerie ne se mesure pas seulement au nombre de ministres initiés, dont la liste ne peut être officielle ni exhaustive. C'est aussi une affaire de réseaux, d'hommes clés dans les ministères ou au Parlement. «L'influence des maçons se développe de manière diffuse, par capillarité, parce qu'on retrouve beaucoup de frères dans les cabinets ministériels, les administrations et les milieux politiques», estime Emmanuel Pierrat, avocat initié au GO et coauteur avec Laurent Kupferman de Ce que la France doit aux francs-maçons... et ce qu'elle ne leur doit pas (First éditions, 2012). Résultat: des connivences naissent dans les loges, des informations circulent et des petits services s'échangent. La solidarité obligée et le secret maçonnique (voir encadré page 40) que partagent les francs-maçons nourrissent, par conséquent, un certain copinage invisible, souvent au détriment de profanes, privés de ces clés d'influence. Bien introduit dans les cénacles de gauche, le GO possède, en ce domaine, quelques longueurs d'avance.

Les ministères de l'Intérieur et de la Défense, deux fiefs maçons

Rue de Grenelle, on l'a vu, Vincent Peillon est très inspiré par les idées défendues dans les loges. L'un de ses plus proches conseillers politiques, Marc Mancel, qui officie aux côtés de George Pau-Langevin, la ministre chargée de la Réussite éducative, serait membre du GO. Parmi d'autres «frères» influents à l'Éducation nationale, figure également l'ancien recteur Christian Forestier, qui fut directeur de cabinet de Jack Lang au ministère de 2000 à 2002. Administrateur général du Conservatoire national des arts et métiers et membre du Haut Conseil de l'Éducation, il coprésidait le comité de pilotage des rythmes scolaires instauré par Luc Chatel et il a été nommé en juillet parmi les quatre animateurs de la concertation sur l'école par Vincent Peillon.

Place Beauvau, Manuel Valls est en phase avec une administration où l'appartenance aux loges est réputée pouvoir accélérer les carrières. «Sous l'Empire, 90 % des commissaires de police étaient maçons. Cette proportion a diminué pour atteindre environ 10 % aujourd'hui», estime Alain Bauer, criminologue de profession et coauteur de nombreux ouvrages sur la maçonnerie. Lorsque Nicolas Sarkozy dirigeait le ministère de l'Intérieur, il avait justement recours aux «lumières» du frère Bauer, nommé en 2003 président du conseil d'orientation de l'Observatoire national de la délinquance. Claude Guéant, considéré comme plus proche de la Grande Loge nationale française (GLNF), obédience spiritualiste, n'a pas dérogé à cette règle Place Beauvau, s'appuyant quand il le fallait sur les réseaux maçonniques, notamment au sein des syndicats de policiers et de la préfecture de police de Paris.

Manuel Valls, épaulé par son conseiller Yves Colmou, autre initié au GO, peut compter sur son passé maçonnique pour conforter son assise. «Il n'en a pas besoin pour asseoir son autorité politique», avance l'un de ses conseillers. Mais l'un de ses meilleurs amis, croisé naguère chez les jeunes rocardiens, demeure Alain Bauer, auprès de qui il continue de puiser régulièrement quelques conseils. La nomination de Renaud Vedel, ancien bras droit du préfet de police de Paris Michel Gaudin, comme directeur adjoint de cabinet de Valls, ne serait pas sans rapport avec l'appui dont il a bénéficié de la part de Bauer. Ce dernier, en expert, résume: «La franc-maçonnerie a peu de pouvoir réel ; en revanche, elle a une grosse capacité de résistance. Elle peut faire échouer à peu près tout!»

Le climat est similaire au ministère de la Défense, où les obédiences se livrent, traditionnellement, à des bagarres de prés carrés. «Difficile de nier l'influence maçonnique à l'hôtel de Brienne, siège du ministère», s'amuse l'initié Patrice Hernu, fils de l'ancien ministre de Mitterrand. L'arrivée de Jean-Yves Le Drian et de son directeur de cabinet Cédric Léwandowski, deux frères, au ministère a fait jaser dans les loges. Cédric Léwandowski possède un réseau étendu, constitué au fil de sa carrière: il a, entre autres, travaillé comme conseiller au groupe socialiste à l'Assemblée, chargé de mission auprès du frère député Christian Pierret, chef de cabinet du frère Jean-Jacques Queyranne à la mairie de Bron, assistant parlementaire puis collaborateur du ministre de la Défense Alain Richard, chef de cabinet du président d'EDF, le frère François Roussely, et membre du groupe de réflexion sur la recherche stratégique piloté en 2007 par le frère Alain Bauer. Un CV très maçonnique - que l'intéressé ne commente pas - qui explique en partie sa nomination comme bras droit de Jean-Yves Le Drian!

Le Grand Orient a repris le contrôle de la Fraternelle parlementaire

Le Grand Orient peut surtout se targuer d'avoir des relais très solides au Parlement. Historiquement contrôlée par le GO, la Fraternelle parlementaire, appelée Frapar, qui réunit 410 membres de toutes obédiences, dont 150 députés et sénateurs (les deux tiers sont à gauche), avait été récupérée en 2009 par la GLNF, obédience rivale, grâce à l'élection à sa présidence de Bernard Saugey, sénateur UMP de l'Isère. Sous sa houlette, la Frapar s'est un peu réveillée, déposant ses statuts officiels et multipliant les auditions transpartisanes, notamment sur la bioéthique ou la fin de vie. L'échéance triennale du mandat de Saugey et l'arrivée d'une majorité de gauche, au Sénat puis à l'Assemblée nationale, ont sonné la fin de l'ère UMP-GLNF. Le GO a tout fait pour récupérer la présidence de cette fraternelle très politique. Une bataille gagnée discrètement. Lors de l'assemblée générale, le 13 novembre, le député PS du Nord, Christian Bataille, membre du GO, qui avait déjà piloté la Frapar, a été élu président, avec cinq voix d'avance, face à Pascale Crozon, députée PS du Rhône.

Des intermédiaires aux confluents des loges et du PS

En coulisses, plusieurs ex-parlementaires ont fait basculer quelques voix. Parmi eux, le septuagénaire Guy Lengagne, membre du GO, officiellement à la retraite à Boulogne-sur-Mer. «Cela m'embêtait un peu vis-à-vis d'une femme éminente, mais je me suis activé pour Bataille», reconnaît l'ex-ministre de la Mer de Mitterrand. Plus vaillant que jamais, l'ancien sénateur centriste Henri Caillavet, qui file sur ses 99 ans, a aussi écrit au même moment à ses collègues de la Frapar pour les inciter à reprendre le combat. «Nous vivons des instants quasi révolutionnaires, a plaidé le nonagénaire. Nous changeons de société. (...) Sans doute, la Fraternelle organisera des débats pour tenter, malgré les oppositions philosophiques et politiques, un texte recueillant autant que faire se peut un grand nombre de nos amis. Je songe à l'énergie, aux injustices sociales et la nécessité de revenir à une plus juste égalité.» Un vrai programme de travail...

Par ailleurs, la composition du nouveau bureau de la Frapar a donné lieu à de savants dosages, afin qu'y figurent les députés socialistes Pascale Crozon, Pascal Terrasse, Olivier Dussopt, Brigitte Bourguignon, Odile Saugues, le sénateur socialiste Claude Domeizel et la sénatrice PS Michèle André. Des petits strapontins ont tout de même été laissés à deux sénateurs UMP, Sophie Joissains, élue des Bouches-du-Rhône, et Christophe-André Frassa, représentant les Français de l'étranger.

Un autre initié discret figure dans l'organigramme de cette fraternelle: il s'agit d'Alain Simon, au titre du collège des hauts fonctionnaires. Cet homme méconnu est au carrefour de plusieurs sphères de la gauche et de la franc-maçonnerie: ancien des cabinets ministériels de Pierre Mauroy et Christian Pierret, secrétaire adjoint du groupe socialiste à l'Assemblée nationale de 1995 à 1997, actuellement contrôleur général à Bercy, Alain Simon est membre du Cercle Ramadier. Il est surtout l'un des 35 membres du Conseil de l'Ordre du GO, autrement dit son comité de pilotage. Beaucoup d'initiés de la rue Cadet prédisent qu'il sera candidat en septembre 2013 pour succéder comme Grand Maître à José Gulino. Proche du pouvoir, Alain Simon peut d'ores et déjà compter sur quelques poids lourds du GO pour son élection.

En attendant cette montée en puissance d'Alain Simon, d'autres intermédiaires s'activent. Alain Bauer ayant perdu le rôle de relais entre les francs-maçons et le pouvoir qu'il tenait sous Sarkozy, c'est Philippe Guglielmi, patron des socialistes de Seine-Saint-Denis, qui officie, en concurrence avec le profane Jean Glavany. Il a fait entrer au PS l'ancien Grand Maître Guy Arcizet, en poste jusqu'à septembre dernier. Ami de Claude Bartolone et lui-même membre de la Fraternelle parlementaire - en tant qu'ancien suppléant d'Elisabeth Guigou -, Guglielmi a surveillé de près l'élection de Christian Bataille. Avec un autre ancien Grand Maître, Patrick Kessel, il avait aussi préparé la venue de François Hollande rue Cadet en novembre 2011. Les déclarations faites sur place par le candidat socialiste en faveur de la constitutionnalisation de la loi de 1905 n'ont guère surpris Guglielmi et ses camarades: ils les avaient en partie téléguidées... Cependant, cette promesse est loin d'être tenue.

La constitutionnalisation de la loi de 1905 pose problème

La franc-maçonnerie a des alliés. Mais elle n'a pas tous les pouvoirs. Reçus secrètement en octobre par le secrétaire général de l'Élysée Pierre-René Lemas, grâce à l'entremise de Jean Glavany, José Gulino et quelques dignitaires du GO se sont vu rétorquer que la constitutionnalisation de la loi de 1905 se heurtait à deux obstacles. Juridique d'abord: il est délicat d'inscrire dans la constitution un texte qui coule dans le marbre la séparation des Églises et de l'État et prévoit des exceptions comme le concordat d'Alsace-Moselle. Politique ensuite: remettre en cause le concordat reviendrait à froisser nombre d'électeurs et d'élus dans les régions concernées.

Or l'Élysée redoute déjà que les scrutins territoriaux de 2014 soient une bérézina pour la gauche au pouvoir... «Il faut aider le président de la République à comprendre qu'on peut contourner ces obstacles», plaide Gérard Contremoulin, un frère socialiste du GO, anciennement proche du frère Jean-Luc Mélenchon, ardent défenseur du projet. Cependant, le ministre de l'Intérieur, Manuel Valls, a expliqué, lors de l'inauguration de la grande mosquée de Strasbourg, le 27 septembre, que le gouvernement restait attaché au régime concordataire. Bref: le projet de constitutionnalisation de la loi de 1905 aura bien du mal à voir le jour, même si José Gulino continue d'y croire urbi et orbi.

En revanche, les loges se sentent revigorées par d'autres batailles en cours. Celui du «mariage pour tous» en fait partie. Promotrices - au nom de l'égalité - de cette ouverture de droits pour les couples du même sexe, certaines obédiences sont prêtes à soutenir le projet de loi sur le sujet. Quitte à faire un peu de surenchère. Les déclarations du cardinal André Vingt-Trois, début novembre, traitant le mariage gay de «supercherie» ont notamment déclenché les foudres du GO.

Les tentations hégémoniques du GO agacent ses alliés

En voyage à l'étranger, José Gulino a dicté aussitôt un communiqué dénonçant «les positions arriérées et obscurantistes» et «les amalgames violents et haineux» du président de la Conférence des évêques de France. Effet boomerang: ce communiqué très anticlérical a d'abord chagriné... les autres obédiences maçonniques, qui espéraient un peu plus de concertation! «Le GO a une tentation hégémonique, que ses entrées dans le monde politique renforcent très nettement en ce moment», se lamente-t-on dans plusieurs obédiences. «Les religions ont le droit d'exprimer leurs points de vue. Et nous aussi, mais pas dans l'anathème», précise de son côté Catherine Jeannin-Naltet, la Grande Maîtresse de la GLFF. Une fois ces querelles dissipées, il est probable que les frères et sœurs les plus militants descendront dans la rue pour renforcer le camp des défenseurs du mariage gay. Ils devraient aussi se mobiliser pour soutenir les projets sur l'accompagnement médicalisé de la fin de vie, afin d'aller plus loin que les dispositions strictes prévues par la loi Leonetti de 2005. Le gouvernement de Jean-Marc Ayrault a confié une mission sur le sujet au Pr Didier Sicard, ancien président du Comité consultatif national d'éthique. Favorables à cette évolution, les loges du GO, de la GLFF et du Droit humain ont déjà planché sur cette question. «Nous avons transmis notre texte sur l'exception d'euthanasie au Pr Sicard et aux parlementaires», explique Jacques Samouelian, le président du Droit humain, satisfait des premières réactions positives. Les frères de la Grande Loge de France (GLDF) ont également fait part de leurs réflexions à qui de droit. Ces obédiences sont moins tapageuses que le GO, mais presque aussi efficaces... -

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Comentarios:

 

internetdev

Merci pour cet article auquel il manque une toute petite petite chose, et pourtant!

Le lien de Manuel Valls avec Alain Bauer est un plus resserré que présenté dans l'article:

1 - Il est le parrain du deuxième fils de Manuel Valls (ca a due lui faire un choc quand Nicolas Sarkozy a employé son ami?)

2 - Alain Bauer a choisi Nathalie Soulié comme secrétaire d’AB Associates, de 1994 à 1997.
(Natahlie Soulié ex femme de Valls)

Le 17/02/2013 à 14:06

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Paris, capitale maçonnique

Par Vincent Nouzille Mis à jour le 20/07/2012 à 14:19 Publié le 20/07/2012 à 09:55 LE FIGARO

Du Louvre à la tour Eiffel, en passant par le Panthéon ou la Grande Arche de la Défense, la Ville Lumière semble avoir été pensée par des « philosophes ». Visite guidée.

La Ville Lumière porte bien son nom. Du Panthéon à la tour Eiffel, nombre de ses monuments portent les traces de symboles maçonniques. «C'est souvent par petites touches, plus que par grand dessein organisé», précise Emmanuel Pierrat, coauteur du Paris des francs-maçons. «Il ne faut pas surinterpréter les signes, mais quelques frères bâtisseurs ont réellement marqué la cité de leur empreinte, notamment avec des références antiques, très prisées au XVIII et XIXe siècle et dans nos rituels», ajoute l'initié Raphaël Aurillac, auteur du Guide du Paris maçonnique. Voici une découverte non exhaustive des lieux parisiens où le visiteur averti peut déceler les clins d'oeil des maçons.

Crédits photo : Xavier Richer/Photononstop/Xavier Richer/Photononstop

Le monument des droits de l'homme du Champ-de-Mars

Ce petit monument signé Ivan Theimer fut érigé en 1989 pour le bicentenaire de la Révolution française. Il célèbre les vertus des Lumières et l'esprit de la liberté, là où, en 1790, eut lieu la première fête de la Fédération inspirée par La Fayette, puis les célébrations de l'Être suprême souhaitées par Robespierre.

Les ornements égyptiens du monument et les symboles ésotériques (delta rayonnant, soleil, dessins de Newton) qui le parent attisent l'imagination de ses visiteurs.

La Grande Arche

Crédits photo : Richard VIALERON/Le Figaro

La Grande Arche, inaugurée en 1989, clôt à l'ouest l'axe venant du Louvre, comme une pierre taillée, polie à l'extrême. «Un cube ouvert, une fenêtre sur le monde», selon son architecte Otto von Spreckelsen. Ultime porte, comme dans l'Antiquité, vers le monde des morts, elle rappelle aux frères leur quête absolue de perfection et le passage «à l'Orient éternel». Au sommet, le sculpteur Raynaud a conçu un dallage avec les douze signes zodiacaux, hommage à la voûte céleste, que l'on retrouve dans les nefs des temples maçonniques.

Le Louvre

Les fondateurs du musée, en 1793, n'étaient pas maçons. Mais son premier conservateur, l'égyptologue Dominique Vivant, baron Denon, l'était. Tout comme son architecte Pierre Fontaine, qui le paracheva sous l'Empire. Son dessin général rappelle les trois espaces d'un temple: le parvis, autour du Carrousel, forme son entrée profane ; la cour Napoléon sa nef sacrée ; la cour Carrée son espace secret, placé à l'Orient. Ses façades sont parsemées d'images antiques choyées par les maçons: poignées de main fraternelles, équerres, compas, représentations d'Isis et Osiris, lettre H qui rappelle Hiram, l'architecte vénéré du temple de Salomon.

Crédits photo : M.CASTRO /URBA IMAGES/URBA IMAGES SERVER

Si les structures de verre de l'architecte chinois Pei n'ont pas été inspirées par les frères, elles enrichissent symboliquement l'œuvre. La pyramide inversée, qui plonge dans les sous-sols, semble appeler à la recherche intérieure, que les anciens alchimistes ont résumée dans la formule Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem (V.I.T.R.I.O.L.) «Visite l'intérieur de la Terre et, en rectifiant, tu trouveras la pierre cachée». Une devise maçonnique.

Le Panthéon

Crédits photo : Alain AUBERT/Le Figaro

Dessinée en forme de croix grecque, l'église néoclassique de l'architecte franc-maçon Jacques-Germain Soufflot, voulue par Louis XV, fut placée sous la coupe d'un initié, l'abbé Pingre, chanoine de Sainte-Geneviève, avant d'être dédié, en 1791, aux «grands hommes de l'époque de la liberté française». Rendu au culte catholique sous l'Empire, le Panthéon redevint un temple laïc et une nécropole nationale sous l'influence des dirigeants initiés de la IIIe République. Dans sa crypte, reposent nombre de «grands hommes» francs-maçons, tels Voltaire, Victor Hugo et Victor Schoelcher.

La statue de la Liberté

Crédits photo : Jean-Christophe MARMARA/Le Figaro

Réplique de celle de New York, conçue par le frère Auguste Bartholdi, avec l'aide d'Eiffel, celle de Paris, installée sur l'île aux Cygnes, est un hommage aux idéaux maçonniques de liberté des pères de la Révolution américaine (Franklin, Washington) et de leurs frères français (La Fayette, Rochambeau).

Elle fut érigée à partir de 1884 grâce aux efforts des francs-maçons américains et français, dont le président Theodore Roosevelt. La plaque commémorant le centenaire de la première pierre est ornée d'un compas et d'une équerre.

Une autre Liberté, plus petite, est installée dans le jardin du Luxembourg. Et l'on doit à Bartholdi la statue de La Fayette et Washington se serrant fraternellement la main, place des États-Unis.

La Concorde et l'axe historique

Crédits photo : François BOUCHON/Le Figaro

La voie triomphale, qui part du Louvre et va jusqu'à la Défense, en passant par la place de la Concorde, plaît aux initiés. Elle représente le parcours de la vie, de la naissance à la mort, la course du soleil, de l'Orient à l'Occident. Cette ligne pure est marquée, en son point d'équinoxe, par l'obélisque de Louxor, totem de la puissance du dieu Rê et symbole du parfait chemin d'équilibre. Ce n'est pas un hasard si l'ordonnateur de son transfert d'Égypte en 1839 fut le baron Isidore Taylor, éminent frère. La présence des deux temples - celui, pacifique, des lois avec l'Assemblée nationale au sud, et l'ancien temple (guerrier) de la Grande Armée, aujourd'hui église de la Madeleine, au nord - complète, selon certains experts, le dispositif ésotérique, opposant le bien et le mal, la lumière de midi à la nuit de l'étoile du Nord.

La tour Eiffel

Crédits photo : François BOUCHON/Le Figaro

L'idée de son édification pour l'Exposition de 1889 a germé au sein de la loge Alsace-Lorraine, dont Gustave Eiffel était l'un des dignitaires. Son dessin semble d'inspiration maçonnique.

Vraie pyramide, dotée d'un phare illuminant la ville de ses lumières, la tour comporte trois étages, clin d'oeil aux trois premiers degrés de l'initiation, celui de l'apprenti, du compagnon et du maître.

Ultime défi: elle est plus haute que le sommet du Sacré-Coeur de Montmartre, ce qui constituait, pour ses architectes francs-maçons, une petite victoire sur l'Eglise...

Le fronton de l'Assemblée nationale

Crédits photo : Jean-Christophe MARMARA/Le Figaro

Devenu «bien de la nation» en 1791, le Palais-Bourbon, édifié cinquante ans plus tôt, fut réaménagé en Chambre des députés à partir de 1827 par l'architecte Jules de Joly, fils d'un porte-parole du Grand Orient. Les décors de la salle des pas perdus et le plafond du salon de la Paix furent confiés au frère Horace Vernet. Le fronton actuel a été sculpté entre 1838 et 1841 par Jean-Pierre Cortot, membre de la loge Le Grand Sphinx. Deux femmes, portant équerre et compas, se mêlent aux personnages qui entourent la France drapée à l'antique.

La statue de la place de la Nation

Crédits photo : Christophe Lehenaff/Photononstop/Christophe Lehenaff/Photononstop

Le gigantesque groupe de bronze Le Triomphe de la République, signé Aimé-Jules Dalou en 1899, représente notamment les vertus républicaines (le Génie de la Liberté, le Travail, la Paix, la Justice, l'Abondance).

Au pied de Marianne debout sur son char, on aperçoit des symboles maçonniques, comme l'équerre, la ruche et l'acacia.

Protégé par un forgeron en tablier, un enfant porte sous ses bras un livre, un compas, une règle, un ciseau...

Les fresques du palais d'Iéna

Crédits photo : François BOUCHON/Le Figaro

Sur les façades du bâtiment qui abrite le Conseil économique, social et environnemental, des mosaïques ont été ajoutées en 1992.

Dues aux sculpteurs Royne et Guardici, elles représentent des allégories clairement maçonniques, comme la pierre taillée, la voûte étoilée, la pyramide, les trois premiers degrés de la vie des initiés et «la chaîne d'union fraternelle».

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Les secrets des francs-maçons

Par Vincent Nouzille Mis à jour le 17/08/2012 à 18:25 Publié le 19/07/2012 à 17:36 LE FIGARO

Dans un temple (ici à Dijon), les «tenues» (réunions) rassemblent les frères en tablier. Le Vénérable préside la séance, sous le delta rayonnant.

Les bâtisseurs ? Les Templiers ? Les Lumières ? La République ? Mais d'où vient la franc-maçonnerie, fraternité initiatique faite de mystère, d'une longue histoire et de traditions éclectiques ? À travers l'exploration de ses origines, de ses rites et de son patrimoine, découvrez quelques secrets d'initiés...

«Avez-vous vu nos catéchismes?» Dans un grand sourire, Georges Lacaud, solide retraité rochefortais, montre un vieux manuel relié de cuir, détaillant les rituels d'une cérémonie de la franc-maçonnerie. Initié depuis trente-huit ans au sein de la Grande Loge de France, la troisième obédience de l'Hexagone, il s'amuse à rappeler les références chrétiennes qui foisonnent dans les symboles et les objets maçonniques dont il se sert régulièrement: il y est question de catéchismes, du temple de Salomon, de Rose-Croix... En parcourant avec Georges Lacaud l'exposition estivale «Franc-Maçonnerie et voyages» qui se tient à Rochefort, le visiteur ne manque pas d'être aussi surpris par d'autres traditions visibles: ici, une vraie truelle d'ouvrier ; là, un tablier orné d'une pyramide ou une représentation d'un temple en forme de pagode chinoise. «Nos frères ont beaucoup voyagé du XVIIIe au XXe siècle», précise l'organisateur de cette manifestation.

Par ses mystères et la multiplicité de ses paradoxes, la franc-maçonnerie intrigue toujours les profanes. Réputée anticléricale, elle conserve précieusement des références bibliques. Rationaliste, elle cultive le secret. Respectueuse de rites ancestraux, elle refuse les certitudes. Apparemment anachronique et toujours divisée, elle attire de plus en plus de candidats, avec 160.000 frères et soeurs revendiqués en France, soit trois fois plus qu'il y a trente ans. Son symbolisme, puisé à mille sources, n'en finit pas d'être discuté dans ses «ateliers», durant des «tenues» (réunions à huis clos), tout en inspirant une foisonnante littérature grand public. Les francs-maçons mélangent ainsi, sans trop de souci, les mythes de l'Antiquité, les fondements de la chrétienté, l'imagerie des Templiers et de la chevalerie moyenâgeuse, l'ésotérisme de la Renaissance, les traditions des bâtisseurs, l'esprit des Lumières, le positivisme scientifique, la foi laïque et républicaine. Un cocktail potentiellement explosif... mais qui semble toujours solide!

Cet incroyable écheveau peut être démêlé. Sa force repose d'abord sur un principe simple, assez communément admis dans les loges, aussi diverses soient-elles. «Voilà trois siècles que nous nous enrichissons de toutes les traditions spirituelles du monde, pourvu qu'elles ne soient pas contraires à nos principes de tolérance et de libre-pensée», résume Marc Henry, le nouveau Grand Maître de la Grande Loge de France. Un avis partagé par Pierre Mollier, directeur du musée du Grand Orient de France, à Paris: «La franc-maçonnerie est un voyage initiatique dans les civilisations, un syncrétisme étonnant, qui s'est nourri des sociétés qui l'ont vu naître, sans esprit de dogme», estime cet expert passionné.Les fondations de ce mouvement philosophique, apparu outre-Manche, remontent historiquement aux vrais maçons, réunis en corporations depuis le Moyen Âge. «Ces assemblées de métiers, ritualisées comme toutes les professions, servaient d'abord à garantir la formation de leurs membres et à les soutenir en cas de coups durs», explique l'historien Roger Dachez, auteur de nombreux ouvrages, dont L'Invention de la franc-maçonnerie (Véga, 2008). Outre-Manche, les maçons se regroupaient en loges qui édictaient par écrit leurs traditions sous la forme «d'anciens devoirs».

Un mouvement philosophique né en Ecosse et en Angleterre

Le passage de cette maçonnerie de métier - dite «opérative» - en cénacle intellectuel, appelé la «maçonnerie spéculative», demeure assez mystérieux. Il s'est sans doute opéré en Ecosse et en Angleterre dès le XVIIe siècle. Alors que les corporations de bâtisseurs déclinaient, les loges se sont ouvertes à de généreux notables locaux, appelés gentlemen masons ou free-masons, «maçons libres et acceptés». Ceux-ci ont fini par constituer des assemblées aux buts plus philan- thropiques et philosophiques.

Le compas fait référence à l'impartialité et à la sagesse. Le compas fait référence à l'impartialité et à la sagesse.

Mais ces nouvelles loges «spéculatives» ont repris les grades (apprenti, compagnon, maître), les rites et les outils des ouvriers, permettant de construire symboliquement «l'état de perfection humaine», comme on taille une pierre brute: le compas fait référence à l'impartialité et à la sagesse, l'équerre à la rectitude, la règle représente la mesure, le fil à plomb sert à l'équilibre, le maillet et le levier évoquent la force, la truelle s'apparente à la fraternité. Clin d'oeil méconnu de l'histoire: ce sont ces rituels maçonniques qui ont enrichi, à partir du XIXe siècle, les us médiévaux du compagnonnage du tour de France, et non l'inverse...

Lors de la création de la Grande Loge de Londres, véritable maison mère de la maçonnerie «spéculative», le jour de la Saint-Jean de l'été de 1717, dans la taverne londonienne L'Oie et le Grill, cet ordre initiatique change de nature: l'institution naissante fédère progressivement les artisans, des commerçants et les élites du royaume, sans barrière de rang, ni embrigadement clérical. «Cela s'explique par le contexte de ces années-là: l'Angleterre, qui sortait d'une guerre civile, avait besoin d'apaisement, et la diversité des églises empêchait la domination d'une seule d'entre elles», note Roger Dachez. Parmi ses promoteurs, qui se croisent dans les loges londoniennes, au sein des clubs ou dans les cercles savants de la Royal Society, figurent notamment le riche duc de Montagu, proche de la Cour, l'ancien huguenot rochelais exilé Jean-Théophile Désaguliers, son maître scientifique Isaac Newton, le magistrat-viticulteur bordelais Charles de Montesquieu, initié à Londres en mai 1730.

Grâce aux loges, qui apparaissent à Paris à partir de 1725 ou à Bordeaux en 1732, le modèle parlementaire britannique, un certain libéralisme politique, la tolérance religieuse et le rationalisme scientifique se diffusent dans toute l'Europe. Les initiés de renom, rejoints par Voltaire, Mozart, Goethe, La Fayette, Franklin, et tant d'autres, propagent les idées des Lumières qui inspireront notamment les révolutions américaine de 1776 et française de 1789.Malgré ses idéaux antidespotiques et antiabsolutistes, ce mouvement intellectuel ne s'oppose pas a priori aux pouvoirs en place, ni aux Églises dominantes. Traditionnellement, les francs-maçons sont plutôt de sages conformistes loyalistes», explique Roger Dachez. De nombreux aristocrates anglais, comme ceux des cours de Louis XV et Louis XVI, rejoignent les loges, les Grands Maîtres faisant généralement partie des entourages royaux, tels le duc d'Antin et le comte de Clermont. Ce dernier édicte dans les règlements de 1755 que les frères doivent aller à la messe le jour de la Saint-Jean. Des pasteurs et des prêtres s'initient également, en dépit de la bulle du pape Clément XII de 1738 menaçant d'excommunication les catholiques devenant francs-maçons.

Diplôme français (1820) à la gloire du Grand Soleil de Lumière, décoré de références bibliques (Eden, tour de Babel, arche de Noé). Diplôme français (1820) à la gloire du Grand Soleil de Lumière, décoré de références bibliques (Eden, tour de Babel, arche de Noé).

La culture chrétienne imprègne donc la franc-maçonnerie dès ses origines. Selon ses textes fondateurs - les Constitutions du pasteur calviniste James Anderson, qui datent de 1723 -, le bon maçon doit s'astreindre à «cette religion sur laquelle tous les hommes sont d'accord, laissant à chacun ses propres opinions», sans être «un athée stupide ou un libertin irréligieux». Si la maçonnerie permet de réunir des croyants de tous horizons, «ne pas comprendre que les lois de l'harmonie universelle soient l'oeuvre d'un Grand Architecte paraît inconcevable à un disciple de Locke et Newton», résumera l'historien André Combes. Au fil du temps, ce «Grand Architecte de l'Univers» perdra de sa signification exclusivement divine. «Il peut représenter la conscience, Dieu ou tout principe créateur, puisque l'interprétation des symboles est libre», précise Marc Henry, de la Grande Loge de France.

Des références christiques très marquées dans les hauts grades

Cet héritage judéo-chrétien se concrétise dans une multitude de références utilisées par les initiés. À commencer par le temple de Salomon à Jérusalem, synonyme de la construction parfaite ; le personnage biblique d'Hiram, ouvrier sur bronze transformé par la maçonnerie en architecte du temple de Salomon et maître idéal ; les triangles omniprésents et les trois points ponctuant les signatures maçonniques, qui rappellent la Trinité ; le delta rayonnant doté d'un oeil divin, que l'on retrouve dans les églises ; la présence d'un livre sacré (le plus souvent la Bible) pour ouvrir les «tenues». On pourrait évoquer également l'apparition, dans certaines loges déistes, de cérémonies de «baptême civil» maçonnique pour les jeunes enfants et de «reconnaissance conjugale» pour des jeunes mariés... La liste n'est pas exhaustive.

L'analogie est encore plus marquée avec le rituel de l'initiation durant laquelle, le profane, les yeux débandés, voit s'ouvrir un nouveau chemin en direction de la «Lumière». Dépouillé de ses préjugés, il se trouve «ramené à un état de simplicité évangélique», écrit Irène Mainguy dans son livre La Symbolique maçonnique du troisième millénaire (Éd. Dervy). Plus étrange encore, certains hauts grades du Rite écossais ancien et accepté (REAA), le plus pratiqué, s'accompagnent d'allégories très christiques: ainsi, le grade de Chevalier Rose-Croix s'obtient à l'issue d'une cérémonie de la Cène, agape pascale où les frères partagent l'agneau rôti, directement inspirée du repas de la Passion...

Epée maçonnique de La Fayette (vers 1825). L'épée est le symbole de la noblesse et de l'adoubement initiatique pour les chevaliers Epée maçonnique de La Fayette (vers 1825). L'épée est le symbole de la noblesse et de l'adoubement initiatique pour les chevaliers

Les francs-maçons français du XVIIIe siècle, à commencer par le très influent André-Michel de Ramsay, ont d'ailleurs pris un malin plaisir à récupérer, notamment dans les hauts grades, la foisonnante mythologie templière et chevaleresque du Moyen Âge, au point de propager certaines légendes: selon eux, les francs-maçons seraient les descendants secrets des anciens membres de l'ordre du Temple du temps des Croisades, aboli par le pape Clément V et Philippe le Bel en 1312. «Il s'agit d'une pure invention, mais elle continue d'alimenter les fantasmes», constate Pierre Mollier. Ce qui n'empêche pas les initiés de célébrer les valeurs de la chevalerie et de s'adouber mutuellement en Grand Commandeur du Temple, Chevalier d'Orient et d'Occident, Prince de Jérusalem ou Chevalier Kadosh. Ce dernier grade, 30e degré du REAA, signifie «sainteté» en hébreu. Symbolisé par un aigle à deux têtes, une blanche et une noire, il appelle symboliquement à la vengeance d'Hiram, architecte de Salomon assassiné par ses pairs dans la mythologie maçonne, et de Jacques de Molay, grand maître de l'ordre du Temple, jugé hérétique et envoyé au bûcher en 1314...

La franc-maçonnerie n'est pourtant pas réductible à cette seule tradition. Ses rituels citent Moïse et Jésus, mais aussi Mahomet, Bouddha, Confucius, Socrate ou Pythagore! «Elle a puisé dans toutes les sagesses, notamment les penseurs et les mythologies antiques, qu'ils soient grecs, latins ou égyptiens», explique Roger Dachez. La forme de l'étoile flamboyante, ornée d'un G (pour géométrie, gloire, grand ou... god) en son centre, rappelle les graphismes chers aux adeptes de Pythagore, tout comme les proportions du rectangle du temple, inspirées du nombre d'or (1,618).

Sous l'Empire, les rituels égyptiens se répandent

Les symboles égyptiens, présents dans certains rites sous l'influence de l'Italien Cagliostro au XVIIIe siècle, se sont, quant à eux, répandus sous l'Empire, après l'expédition militaire de Napoléon Bonaparte de 1799, qui a déclenché une véritable égyptomanie. Tandis que les loges prospéraient sous la haute surveillance de Joseph Bonaparte, de Jean-Jacques Régis de Cambacérès et des principaux maréchaux d'Empire, le culte de la civilisation égyptienne nourrissait les arts, l'iconographie et l'architecture. «On a vu apparaître des déesses et des pyramides un peu partout», explique Raphaël Aurillac, initié à la Grande Loge nationale française et auteur du Guide du Paris maçonnique (Éd.Dervy) . Des officiers napoléoniens ont d'ailleurs fondé au Caire une loge, Les Disciples de Memphis. L'un de ses membres, de retour en France, a poursuivi cette lignée égyptienne en 1815 avec la naissance du rite de Memphis, qui a fusionné ensuite avec un autre rite, celui de Misraïm, issu de traditions ésotériques.

Car certains courants de la franc-maçonnerie se sont également nourris de sources mystiques, érudites et occultistes en vogue depuis la Renaissance: on y trouve quelques emprunts allégoriques à la kabbale hébraïque, à l'hermétisme grec, à la littérature des emblèmes, sorte de jeu d'images prisé au XVIe siècle, ainsi que des allusions aux alchimistes, astrologues et autres cartomanciens. L'un des maçons lyonnais les plus influents du XVIIIe siècle, Jean-Baptiste Willermoz, a même créé vers 1780 le Rite écossais rectifié, mâtiné de traditions templières auxquelles il a ajouté des expériences d'hypnose, inspirées de théories de magie divine de son ami Martinès de Pasqually, fondateur d'un étrange ordre des Chevaliers Maçons Elus Coëns de l'Univers...Aussi diverse, la franc-maçonnerie ne pouvait être que divisée. Les «frères» les plus rationalistes et agnostiques ont pris leurs distances avec les courants déistes et «illuministes». C'est en France que ces clivages ont été les plus marqués, avec de multiples crises et scissions d'obédiences.

Dans le temple Groussier du Grand Orient, à Paris, la devise républicaine enracine cette obédience. Dans le temple Groussier du Grand Orient, à Paris, la devise républicaine enracine cette obédience.

L'alternance des révolutions et restaurations a aggravé ces tendances au XIXe siècle. Le Grand Orient de France, qui a abandonné toute référence à Dieu en 1877 au terme de débats tendus, s'est engagé en politique. «Ses loges étaient alors les seuls lieux où s'exprimer librement. La laïcité revendiquée et le républicanisme progressiste se sont forgés en réaction aux gouvernements conservateurs qui étaient alors ouvertement appuyés par l'Eglise catholique», explique Roger Dachez. De plus en plus anticléricaux, les frères du Grand Orient ont soutenu l'avènement de la IIIe République, formant l'ossature du Parti radical fondé en 1901 et inspirant les grandes lois républicaines, de l'école obligatoire de Jules Ferry à la loi sur les associations de 1901 et à celle sur la séparation de l'Eglise et de l'Etat de 1905. Néanmoins, ce militantisme «libéral» et «adogmatique» de certains initiés français demeure une exception au sein de la franc-maçonnerie: sur plus de quatre millions de frères actuellement actifs dans le monde, majoritairement anglo-saxons, quelques dizaines de milliers de francophones seulement revendiquent leur pure laïcité. Les autres vénèrent toujours le Grand Architecte. Quel que soit le nom que chacun lui donne.


Obédiences, rites et grades

Les obédiences sont des fédérations de loges régies par des instances nationales. Les principales obédiences françaises sont: le Grand Orient de France (GODF), dont les statuts datent de 1773, adogmatique, souvent classé à gauche, qui regroupe 50.000 frères ; la Grande Loge nationale française (GLNF), fondée en 1913, spiritualiste et reconnue par les loges anglo-saxonnes régulières, plutôt classée à droite, avec environ 40.000 frères ; la Grande Loge de France (GLDF), apparue en 1894, spiritualiste, avec 33.000 frères ; la fédération française du Droit Humain (DH), née en 1893, obédience adogmatique mixte de 17.000 membres ; la Grande Loge féminine de France (GLFF), apparue en 1952, obédience spiritualiste de 13.500 soeurs.

Les rites codifient les pratiques gestuelles et orales dans les loges. Plusieurs rites peuvent être utilisés au sein d'une même obédience. En France, le plus pratiqué, surtout à la GLNF, à la GLDF et à la GLFF, est le Rite écossais ancien et accepté, élaboré par les Anglo-Saxons entre 1805 et 1820. Le Rite français, mis au point entre 1784 et 1801, se pratique principalement au Grand Orient et au Droit Humain. Il existe d'autres rites - comme le Rite écossais rectifié, le Rite anglais de style Emulation, le Rite d'York, le Rite de Memphis-Misraïm, etc. -, mais ils sont utilisés de manière plus marginale.

Les grades, aussi appelés degrés, représentent les différentes étapes, du parcours maçonnique. Les initiés se forment aux trois premiers grades - apprenti, compagnon, maître - dans des loges «bleues». Une fois devenus «maîtres», en deux ou trois ans, les frères peuvent se contenter de ce statut. Mais une minorité veut aller plus loin, avec une succession de hauts grades. Il existe des ateliers spécifiques «de perfection» permettant d'obtenir les différents «hauts grades», gérés par des «suprêmes conseils». Le rite écossais ancien et accepté décerne ainsi 30 hauts grades au-dessus des 3 premiers, aux intitulés pittoresques, du Maître Secret (4e degré) au Souverain Grand Inspecteur Général (33e degré) en passant par le Grand Élu de la Voûte Sacrée, Chef du Tabernacle ou Chevalier du Soleil. Le rite français ne comporte que 4 hauts grades, qualifiés «d'ordres de sagesse»: Maître Élu, Maître Écossais, Chevalier d'Orient et Chevalier Prince de Rose-Croix.


Les symboles du temple

Archétype idéalisé du temple de Salomon à Jérusalem, le temple maçonnique - image de la construction intérieure et universelle que les frères doivent édifier - est régi par un décor et ordonnancement précis, que chaque rite a adaptés à sa façon.

Le emple de Salomon à Jerusalem fut construit, selon la Bible, entre les années 960 et 953 avant J.-C. Le Temple de Salomon à Jerusalem fut construit, selon la Bible, entre les années 960 et 953 avant J.-C.

À l'entrée occidentale du temple, salle rectangulaire sans fenêtre, se trouvent les deux colonnes marquées J et B (initiales de Jakin et Boaz, noms de piliers du temple de Salomon), qui marquent le passage du profane au sacré. Les frères s'assoient face à face dans le prolongement des colonnes, les apprentis côté B, symboliquement le moins éclairé, au Nord, les compagnons, côté J, plus près de la lumière à Midi, tandis que les maîtres s'installent où ils veulent. Au centre, un pavé mosaïque au sol évoque la dualité du monde et trois piliers représentent la sagesse, la force et la beauté. Au fond, installé à l'Orient, sous le delta rayonnant (symbole de conscience ou du principe créateur) se tient le Vénérable Maître, président de la loge, qui dirige les travaux sous la voûte étoilée (symbole de l'infinité du travail à accomplir), entre la Lune et le Soleil. Le Vénérable Maître est assisté notamment de deux Surveillants, du Maître de cérémonies, qui ouvre le cortège, du Couvreur, qui protège l'entrée, de l'Orateur, gardien des traditions, du Trésorier, qui gère les comptes, de l'Hospitalier, qui collecte les dons, du Secrétaire, qui rédige les procès-verbaux, et de l'Expert, qui veille au rituel.

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Rome démet un prêtre catholique franc-maçon

Par Jean-Marie Guénois Rédacteur en chef adjoint chargé des religions Publié le 24/05/2013 à 20:02 LE FIGARO

Le curé de Megève, Pascal Vesin, a été relevé de ses fonctions pastorales par le Saint-Siège pour son appartenance franc-maçonne.

Le fait est rare. Rome suspend un prêtre catholique français, Pascal Vesin, 43 ans, curé de la paroisse de Megève (Haute-Savoie), pour son «appartenance active» à une loge maçonnique du Grand Orient de France. La nouvelle a été annoncée vendredi par un communiqué du diocèse d'Annecy dont l'évêque est Mgr Yves Boivineau.

La procédure remonte à une lettre anonyme dénonçant cette situation et reçue en 2010 par l'évêque et par la nonciature apostolique à Paris. Interrogé, le prêtre intéressé a tout d'abord nié mais, confondu en 2011, il lui a été expressément demandé de quitter son engagement maçonnique. Ce qu'il a finalement refusé après un long dialogue avec son évêque.

  

Ce prêtre, ordonné en 1996 et membre du Grand Orient depuis 2001, confie au Figaro: «Je ne choisis pas la franc-maçonnerie contre l'Église. Ce geste n'est donc pas un combat franc-maçonnerie contre l'Église catholique. Mais c'est l'expression de ma liberté absolue de conscience dans l'institution catholique.»

Car pour lui, «le temps de l'affrontement est dépassé». «Serein» il espérait pouvoir vivre une «double appartenance» et ajoute avoir proposé à son évêque de se retirer pour constituer un groupe de travail et de réflexion en vue d'un «meilleur dialogue» entre l'Église catholique et la franc-maçonnerie.

Le père Pascal Vesin espérait pouvoir vivre une «?double appartenance?»

Mais à Rome la Congrégation pour la doctrine de la foi, compétente en ce domaine, ne l'a pas vu de cet œil. Cet organisme du Vatican a intimé, le 7 mars dernier - juste avant le conclave qui a vu l'élection le 13 mars du pape François et après la fin du pontificat de Benoît XVI le 28 février - l'ordre à l'évêque de démettre de ses fonctions le père Pascal Vesin.

Il est vrai que si le code de droit canonique de 1983 ne fait plus mention explicite de la franc-maçonnerie contrairement à celui de 1917 qu'il réformait, une note de la Congrégation pour la doctrine de la foi, datée du 26 novembre 1983, a immédiatement mis fin à cette ambiguïté en précisant que «le jugement de l'Église sur les associations maçonniques demeure inchangé (…) et l'inscription à ces associations reste interdite par l'Église».

L'évêque d'Annecy était injoignable vendredi après-midi, mais il fait préciser dans le communiqué qu'il avait toujours «espéré qu'un chemin était possible» et qu'«avec l'accord de Rome» il avait poursuivi avant la sanction «un dialogue avec le prêtre pour lui permettre de revenir sur ses positions».

Pour l'avenir, le diocèse précise que «rien ne reste fermé» car «la peine, dite médicinale (langage ecclésial pour dire qu'une telle sanction - où il reste prêtre mais sans le droit d'exercer - vise à faire réfléchir l'intéresse) peut être levée. Il appartient au père Pascal Vesin de manifester clairement sa décision de revenir à l'Église. La miséricorde va de pair avec la charité.»

Le choc est grand dans cette grosse paroisse huppée de montagne. Un vieux paroissien témoigne: «Rien dans ses homélies, ne laissait transparaître quoi que ce soit.»