...HISTORIA UNIVERSAL....Historia Universal Contemporánea para Bachillerato.......INDEX.

La muerte del zar Boris III de Bulgaria el 28 de agosto de 1943

http://www.libertaddigital.com/cultura/historia/2016-09-11/pedro-fernandez-barbadillo-como-murio-el-rey-al-que-hitler-respetaba-79949/

La gran victoria soviética en Stalingrado (23 de agosto de 1942-2 de febrero de 1943) se presenta como el punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial. La batalla, muy importante, fue el primer golpe en la fortaleza del III Reich y sus aliados, pero no habría alcanzado ese simbolismo de no haberse producido hasta el verano otros acontecimientos militares y políticos decisivos.

Los principales hitos son los siguientes: rendición del Eje en el norte de África (mayo de 1943), derrota de la campaña submarina alemana en el Atlántico (mayo de 1943), desembarco en Sicilia (julio de 1943), deposición de Benito Mussolini (julio de 1943), derrota alemana en Kursk, la mayor batalla de tanques de la guerra (julio-agosto de 1943), reconquista definitiva de Jarkov por el Ejército Rojo (agosto de 1943) y petición del Gobierno real italiano de un armisticio a los Aliados (septiembre de 1943).

En esta cadena de acontecimientos negativos para la Alemania nacionalsocialista, se produjo uno menor en el gran escenario de la guerra mundial, pero capital en los Balcanes: el fallecimiento del zar Boris III de Bulgaria el 28 de agosto de 1943.

Bulgaria había sido aliada de Alemania en la Primera Guerra Mundial y también lo fue en la Segunda, pero de una manera peculiar: más político y económico que militar. Como resume Stanley Payne (Historia del fascismo),

"La situación del régimen monárquico de Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial fue la más anómala de todas las de Europa. En marzo de 1941 firmó el Pacto Tripartito con los aliados de Alemania, mas no declaró la guerra a la Unión Soviética ni participó en la invasión alemana. No obstante, siguiendo la política acérrima de Churchill de "cuanto peor, tanto mejor", la Gran Bretaña declaró la guerra a Bulgaria el 6 de diciembre de 1941 y los Estados Unidos lo hicieron seis meses más tarde".

Los pequeños países europeos, como Finlandia, Rumanía, la propia Bulgaria, Hungría, Eslovaquia, o Suecia, se tenían que someter a los deseos de sus poderosos vecinos. Si algunos se salvaron de caer en la guerra fue por casualidades o por la resistencia de sus gobernantes.

Un aliado que no perseguía a los judíos

Boris III, casado con una hija de Víctor Manuel III de Italia, era hijo de Fernando I, primer rey de Bulgaria, y se trataba del único rey europeo al que Hitler, que detestaba la institución monárquica, apreciaba. Lo único que había conseguido el Führer de él es que permitiera el estacionamiento de tropas alemanas en su territorio para la invasión de Yugoslavia (abril de 1941). El Ejército búlgaro no salió de su país más que para ocupar las comarcas griegas y yugoslavas asignadas en los repartos decididos por Berlín.

A pesar de la insistencia alemana, Bulgaria no participó en Barbarroja (la invasión de la URSS). Boris III explicaba su neutralidad con las siguientes palabras: "Mis generales son germanófilos, mis diplomáticos anglófilos, la reina es italiófila y mi pueblo rusófilo".

Además, el rey, junto con la Iglesia ortodoxa y el pueblo, se opusieron a las sanciones y la deportación de los 50.000 judíos nacionales exigidas por los representantes alemanes.

Ante la resistencia de Boris, Hitler tuvo con conformarse con que Bulgaria ejerciese una especie de policía en los Balcanes y suministrase alimentos y minerales.

A pesar de todo lo anterior, Sofía y otras ciudades búlgaras fueron bombardeadas por los Aliados.

¿Muerte natural o conspiración?

El 15 de agosto de 1943, con las fuerzas del Eje retrocediendo en Italia, Ucrania y el Atlántico, Hitler recibió al zar en su cuartel de Rastenburg (el mismo en el que en julio siguiente sufriría el atentado con bomba) para exigirle que enviase unidades militares al frente oriental y deportase a los judíos búlgaros. Boris se opuso a ambas demandas, salió de la reunión lívido, según su secretario, y regresó a su reino en un avión alemán.

El hijo y sucesor de Boris, Simeón, ha contado en sus memorias, publicadas en 2005, que vio a la tripulación del avión llenarlo de frutas y tabaco. Para hacer sitio a las sandías y melones, retiraron las ametralladoras. "Creo que ya no quedaba gran cosa para comer en la Alemania de 1943."

En los días siguientes, el monarca, de 49 años de edad y deportista, alternó el descanso (paseos por la montaña y caza del ciervo) con el trabajo. Pero el 21 de agosto le dijo a su hermano, el príncipe Kyril, que sentía un dolor en el pecho y él mismo usó las palabras "angina de pecho". En cuanto se agravó su estado, Hitler mandó a Sofía a dos médicos especialistas en el sistema nervioso, junto con el médico personal de Boris, el profesor Rudolf Sajitz. Durante la agonía se llegó a hablar de envenenamiento, cosa que negaron los médicos.

El rey murió el sábado 28, fiesta de la Asunción en el calendario ortodoxo. Los médicos búlgaros dictaminaron que Boris falleció por una embolia coronaria izquierda aguda, que se atribuyó al estrés que el enfermo sufría. Pero en seguida se quiso buscar otro motivo para explicar la muerte inesperada de un personaje tan importante en esos momentos: un envenenamiento.

Durante la agonía se llegó a hablar de envenenamiento, los médicos lo negaron.

El ministro Goebbels insinuó que lo había realizado la Casa de Saboya, que ya estaba negociando con los Aliados el abandono del Eje, a través de la princesa Mafalda (a la que Hitler llamaba "la más negra carroña en la casa real italiana"). Los británicos acusaron a los alemanes de administrarle el veneno a través de la máscara de oxígeno en el viaje de regreso en avión. Los alemanes también dijeron que Londres había dado curare al rey. Y aunque su muerte se produjo casi dos semanas después de volver de Rastenburg, los periódicos italianos publicaron que Boris había muerto en el avión.

Los comunistas ocultaron su cuerpo

Su hijo Simeón, proclamado rey a los seis años de edad, dijo hace años, cuando era primer ministro, que no había pruebas de que Hitler le hubiese envenenado. Desde luego, el político extranjero más perjudicado por la muerte del zar búlgaro fue Hitler. Simeón dice lo siguiente:

"Todos se lanzaban la responsabilidad de su muerte. Era grotesco. De acuerdo a los toxicólogos que he podido consultar a lo largo de los años, los venenos de efecto retardado no existían en aquel tiempo".

Y puestos a elucubrar, Simeón, acogido en España en los años 50, añade que

"He albergado dudas sobre el papel de los soviéticos en esta muerte. Si mi padre hubiera logrado sacarnos de la guerra, los rusos no habrían tenido el pretexto de ‘liberarnos’ para luego instalarse en Bulgaria como lo hicieron".

En septiembre de 1944, el Ejército Rojo de Stalin invadió Bulgaria, que no le había declarado la guerra. En seguida, los comunistas locales comenzaron las matanzas: entre 1944 y 1947 asesinaron a 130.000 personas de una población de siete millones. En 1946 expulsaron del país a Simeón, su hermana María Luisa y su madre, la viuda de Boris.

La versión oficial de la dictadura comunista era calificar al régimen precedente de "monarcofascista" (sic) y colaborador obediente del III Reich. Los comunistas quisieron borrar el recuerdo de Boris III: exhumaron su cadáver y lo enterraron en un lugar que permanece secreto.