.aLa Sábana Santa de Turínt . .....CRISTIANDAD FUTURA......INDEX...
Recopilación de nuevas investigaciones sobre la Sábana Santa por Pierluigi Baima Bollone publicadas en 2015Pierluigi Baima Bollone
Unione Cristiani Cattolici Razionali / Aleteia
ReL 11 enero 2016 http://www.religionenlibertad.com/nuevas-investigaciones-sobre-la-sabana-santa-monedas-antiguas-y-replicas-imposibles-47060.htm
Según el matemático Bruno Barberis, profesor
de la Universidad de Turín, el cálculo estadístico de las
probabilidades de que la Sindone sea auténtica, es decir, que se
trate efectivamente del lienzo funerario de Jesús, derivado de
la imponente mole de datos a nuestra disposición, está valorado
en 225.000 millones contra 1 (B. Barberis, Luomo
della Sindone e il calcolo delle probabilità, en:
AAVV, Sindone. Vangelo-storia-scienza,
Elledici 2010, p.231-246).
Estas numerosas informaciones, estudiadas desde hace años
por los historiadores, científicos y sindonólogos, están bien
recogidas en un volumen publicado este año en Italia, titulado: 2015.
La nuova indagine sulla Sindone, Priuli&Verlucca
2015. El autor es Pierluigi Baima Bollone,
profesor emérito de Medicina Legal en la Universidad de Turín y
presidente honorario del Centro Internacional de Sindonología.
Como él mismo explica, este libro se propone el
doble objetivo de establecer una conexión entre los
conocimientos sobre la Sindone, las más recientes exegesis de la
narración de la Pasión y de la Crucifixión neotestamentaria y
los más modernos descubrimientos en el ámbito humanístico,
arqueológico, de ciencias médicas y físicas(p.5).
Es un bello y exhaustivo síntesis de los trabajos y de los
resultados disponibles hasta hoy sobre la Sindone desde el punto
de vista histórico y científico, los dos tipos de macro-acercamiento
sobre la reliquia.
El rostro de la Sindone en las monedas
Existen diversas representaciones del rostro de
Cristo desde el siglo III que parecen recordar el sindónico, en
neta discontinuidad respecto al modo clásico con que se solía
representarlo.
Sin embargo, desde el punto de vista histórico, la primera
prueba histórica de verdad fiable de la Sindone se da hacia
finales del siglo VII, cuyo rostro fue reproducido sobre
monedas de oro y plata que se remontan al primer periodo
del reino de Justiniano II (685-695), inmediatamente después del
Concilio Trulano, en el que se dispondrá (en el canon 82) que la
imagen de Cristo sea representada como un hombre y no
simbólicamente.
[Este concilio, también llamado concilio Quinisexto, se
celebró en Constantinopla en el año 692, sin
representantes occidentales. Solo lo reconoce la Iglesia Ortodoxa,
la Iglesia Católica no. Nota de ReL]
Las características del rostro presente en estas monedas
coinciden increíblemente con el sindónico, y se pueden
encontrar todas sus características, incluido el respeto y la
correspondencia de las proporciones:
-largos cabellos detrás del hombro derecho y delante del
izquierdo,
-un mechón central parecido a la imagen hemática con forma de
épsilon en la misma colocación topográfica,
-ceja izquierda más arqueada que la otra con motivo de una
tumefacción, etc.
-La mano muestra sólo cuatro dedos largos, igual que la Sindone
(a causa del rigor mortis).
Gracias a sofisticadas técnicas de sobreposición en luz
polarizada, se han identificado más de cien puntos de
congruencia (Wangher M.V. y Wangher A.D., The impact
of the Face Image on Art, Coins and Religions in the Early
Centuries, Insert for CSST News, julio
2007).
En el 705, Justiniano II hizo acuñar otro rostro de Jesús (más
semítico), mientras que emperadores posteriores (desde Miguel
III) retomaron el rostro sindónico apenas terminó la
iconoclastia.
Según Baima Bollone, que se ocupa también a nivel
científico de numismática, es evidente la
exclusiva dependencia del rostro de la Sindone [
].
Hoy no es sólo verosímil, sino verdaderamente fuera de dudas
que se tomó, como modelo para difundir y publicitar el rostro de
Cristo, el de la Sindone, que permitía presentarlo con
caracteres identitarios precisos (p. 32,34).
Campañas encarnizadas
Interesantes también algunas notas históricas
sobre las numerosas campañas mediáticas que desde siempre se
han elevado con misteriosa violencia contra la autenticidad del
lienzo, desde las primeras fotografías de Secondo Pia de
1898 que revelaron el comportamiento positivo de la
imagen sindónica sobre los negativos fotográficos. Las fuertes
críticas de manipulaciones y falsedad han ignorado siempre las
confirmaciones y demostraciones.
Significativa, por ejemplo, la campaña mediática
orquestada contra el célebre zoólogo ateo Yves Delage,
que en 1902 se convenció de su autenticidad después de
investigaciones personales: sus trabajos, estimados desde siempre
a nivel internacional, por primera vez fueron censurados de las
revistas, y la violencia que se levantó contra él fue tal que
se vio obligado a retirarse y a renunciar al estudio de la
Sindone.
Baima Bollone responde también a varias objeciones grandes
y pequeñas contra la autenticidad de la Sindone, demostrando que el
lino era efectivamente un material costoso (como indican
los Evangelios), usado raramente. La
arqueología puede también confirmar la existencia en el mundo
antiguo de telares capaces de producir manufacturas de las
dimensiones sindónicas, así como es anterior a la era
cristiana el tejido a espina de pez.
Certezas y desmentidos
El hecho de que en el sagrado lino hay manchas
de sangre es ya una certeza granítica, como demuestra la
sucesión de confirmaciones por parte de numerosos científicos,
igual que ninguna objeción seria ha desautorizado jamás
el trabajo de Max Frei sobre la presencia de numerosos pólenes
presentes en la Síndone, muchos de los cuales procedentes de
plantas que crecen exclusivamente en los alrededores de
Jerusalén (tan numerosos que proceden por la contaminación de
contacto directo, no por recaída).
Siempre gracias a los pólenes, diversos expertos, incluido
el judío Avinoam Danin, han concluido, gracias al periodo de
floración de las plantas relacionadas, que el Hombre de
la Sindone fue probablemente envuelto en ella en el periodo de
marzo-abril: otra confirmación de los Evangelios.
Danin, autoridad indiscutida de la flora palestina, ha
demostrado, por las fotografías de la Sindone, la presencia de
la imagen de flores (como el Cistus creticus), que
crecen alrededor de la ciudad de Jerusalén (y que también
florecen en el periodo de marzo-abril).
Entre los pólenes encontrados, hay algunos de plantas
que crecen exclusivamente en Edessa y Costantinopla,
confirmando así la tradición que habla del paso de la Sindone
por esos lugares. En esto se incluye también la tesis de Ian
Wilson, historiador inglés y uno de los muchos agnósticos
convertidos por la imagen sindónica, según el cual el Mandylion,
es decir, el lienzo con el rostro de Cristo venerado por las
comunidades cristianas orientales conocido ya en el siglo VII en
Edessa, no era otro que la tela de la Sindone plegado sobre sí
mismo para mostrar sólo el rostro, contenido en un relicario.
Los viajes del Mandylion, el rostro de Cristo
Efectivamente, por las numerosas descripciones
del rostro del Mandylion es posible comparar exactamente las
características del rostro sindonico, confirmación llega
también de la homilía de Gregorio el Referendario de
Constantinopla del 16 de agosto de 944 (el Mandylion fue
transportado a Constantinopla el 15 de agosto de 944), en la que
el Mandylion es descrito aludiendo a características no solo del
rostro, sino también del cuerpo de la imagen impresa en el
lienzo.
La reconstrucción histórica de la Sindone, cuando se la
relaciona con el Mandylion, es posible (aunque con muchas
conjeturas). Tenemos diversos testimonios de su presencia en
Constantinopla, importante es el documento de Nicolás Mesarites,
custodio del palacio imperial de Bucoleón, que en 1201 recuerda
las reliquias conservadas en ese lugar, entre ellas
los lienzos sepulcrales de Cristo que envolvieron
el inefable cadáver, desnudo y embalsamado, después de
la pasión. Todo el cadáver, no sólo el rostro: también
esta es una confirmación del vínculo Mandylion-Sindone.
El detalle de la desnudez de Cristo, por otro lado, es
inconcebible para la mentalidad de la época, pero sobre todo sin
ninguna referencia iconográfico.
Los Cruzados conquistan Constantinopla en 1203-1204 y el
paso de la Sindone a Europa está avalado por testimonios
creíbles y menos creíbles.
Un papel crucial podría haberlo dado Otón de la Roche,
participante de la cuarta cruzada y del asedio a Constantinopla;
otra tesis la sostiene el historiador inglés Ian Wilson y por
Barbara Frale, según la cual a Europa la Sindone habría llegado
gracias a la Orden de los Templarios, custodiada por ellos hasta
el 1307, año de su disolución.
El silencio sobre la suerte de la Sindone es no obstante
compatible con las sanciones pontificias al tráfico de
reliquias robadas en Constantinopla, que duraron hasta
la mitad del 1300.
La Sindone en Occidente
La primera certeza histórica compartida por
todos sobre la Sindone está documentada en Lirey en 1356,
propiedad de Geoffroy de Charny. El libro de Baima Bollone
retomando el libro La sindone. Storia di una immagine de
G.M. Zaccone ofrece una confutación eficaz de las
convicciones del más activo detractor de la autenticidad del
sagrado lino, el historiador Andrea Nicolotti.
Según el investigador, el obispo de Lirey Pierre DArcis
se opuso a la Sindone, expuesta por los canónigos de Lirey,
escribiendo un Memorial al papa Clemente VII en el que afirma que
su predecesor, el obispo Herny de Poitiers, habría investigado
el sacro lino descubriendo que era falso, y que habría
encontrado a un pintor (anónimo) que admitió haberla pintado.
Ante todo hay que recordar que DArcis y los
canónigos estaban en guerra desde hace tiempo, ya que estos
últimos no habían pedido la autorización para la ostensión de
la Sindone al obispo, cuya catedral de Troyes se hallaba en
pésimas condiciones, y una afluencia de peregrinos le habría
venido muy bien.
Además, existe una carta del predecesor de Pierre DArcis
dirigida a Geoffroy de Charny, en cuyas conclusiones no se hace
ninguna mención al presunto fraude de la Sindone sino que, al
contrario, le felicita por la fundación de la colegiata de Lirey.
En todos caso, es importante recordar que Clemente
VII decidió no creer al obispo de Lirey, tanto que en
una de las tres bulas que emanó para resolver la situación
define la Sindone como una pictura seu tabula (en
lugar de figura seu representacio, como en cambio
la define en las otras tres, pero hizo corregir inmediatamente el
término sobre la copia de archivo, retomando la definición
usada en la primera bula, avalando así la definición
dada por los canónigos de Lirey, que creían en su autenticidad.
Una crítica sin documentación antigua
El primero en usar erróneamente el Memorial de
Pierre DArcis contra la autenticidad de la Sindone fue el
sacerdote racionalista e ilustrado Ulysse Chevalier (1841-1923),
a quien se remiten los actuales críticos.
Pero este Memorial, como hemos visto, no tiene fuerza alguna para
apoyar los fines para los que se usa. Además no existe en su
versión original, y no se sabe si Chevalier incorporó o no
modificaciones, habiendo demostrado no ser muy fiable.
Fue él, de hecho, el probable director de una campaña
periodística aparecida en La Croix en 1902, en la que sostuvo
falsamente que la Sagrada Congregación de Indulgencias
y Reliquias había oficialmente sometido la controversia sobre la
autenticidad de la Sindone, planteada por Chevalier, a una
comisión ad hoc que
habría declarado su falsedad, confirmada después por
el pontífice.
La noticia fue ampliamente usada y difundida por Chevalier
en numerosos artículos, en los cuales llegó incluso a
inventarse frases concretas expresadas por esta comisión. Fue
desmentido por el prefecto del Archivo Secreto Vaticano, que
negó la existencia de un documento semejante en la
documentación de la Congregación.
El arzobispo de Turín, Agostino Richelmy, reveló unos años
después que, a raíz de este hecho, se intimó a Chevalier a
interrumpir la difusión de estas falsedades, cosa que sucedió
bien pronto, pues el racionalista católico abandonó el tema.
La prueba del Carbono 14
Otra cuestión bien afrontada en el libro de
Baima Bollone es el famoso examen al radiocarbono al que se
sometió la Sindone, que dio el responso de una obra medieval.
Un resultado que ya nadie se cree, habiendo sido objeto de
críticas fortísimas y documentadas por parte de todos los
expertos, tanto favorables como contrarios a la autenticidad de
la Sindone, así como por los mismos responsables de la
obtención de las muestras, y de uno de los laboratorios donde
fue analizada.
Ningún acta de las operaciones, personas totalmente
extrañas presentes dentro de los laboratorios (como el pastor
anglicano David Sox, contrario a la autenticidad de la Sindone),
exclusión injustificada de los expertos de la Sindone, programa
de las operaciones de recogida de las muestras alterado pocas
horas antes del comienzo de los trabajos, recogida de las
muestras en la zona más contaminada de toda la Sindone...
Tanto que incluso antes del anuncio público del responso, muchos
sospecharon un complot a costa del Sacro lino.
Intentan hacer una réplica... y no se parece
Baima Bollone explica también con detalle por
qué la segunda Sindone producida por Luigi
Garlaschelli no es ni siquiera de lejos comparable a la
auténtica, igual que se han abandonado las tesis de la
formación de la imagen a través de un bajorrelieve caliente:
la imagen sindónica, de hecho, no atraviesa el lino sino que se
queda en la superficie.
Para fabricar un objeto de las dimensiones de la Sindone
habría que conseguir extender una tela rigurosamente paralela a
un gran bajorrelieve constantemente mantenido a una temperatura
precisa (porque el lino se chamusca oscureciéndose en torno a
los 200° y casi instantáneamente se quema destruyéndose a los
220°), posible solo en un moderno laboratorio (sin considerar
que las imágenes producidas por el calor son
completamente diferentes de la de la Síndone).
Tanto es así que el físico Paolo Di Lazzaro, director de
investigación en el Centro Ricerche Enea de Frascati, explicó:
La malograda copia de Garlaschelli, al contrario de cuanto
declara el profesor, es una ulterior demostración de la
improbabilidad de que un falsificador de la Edad Media haya
podido realizar la Sindone sin microscopio, sin
conocimientos médico-legales, sin un laboratorio químico
preparado como el del prof. Garlaschelli.
La imagen sindonica sigue siendo infalsificable e
irreproducible hoy con las tecnologías más avanzadas. Las
recientes investigaciones realizadas por el Enea di Frascati
confirman que los impulsos de láser de excímeros son
actualmente el único modo de realizar una imagen parecida a la
de la Sindone, además sólo en pequeñas dimensiones, pues no
existen aún instrumentos tecnológicos para realizar una imagen
grande como la de la Sindone.
Las monedas en el rostro sindónico
Remitimos a una profundización de todo esto en
un dossier específico que estamos preparando, y concluimos
recordando otro argumento a favor de la autenticidad, aunque
sobre él no existe un consenso unánime por parte de los
expertos.
Se trata de la imagen de dos monedas visibles sobre el rostro
sindónico con inscripciones reconducibles a las acuñadas por el
procurador Poncio Pilato.
Además, ambas tienen el mismo error (Caicaros
en lugar de Kaicaros) que otra moneda que ha llegado
a nuestros tiempos y que procede, evidentemente, del mismo cuño,
del año 29-30.
Una vez más se da una estrecha concordancia cronológica con la
sepultura de Jesús, también considerando que ningún
presunto falsificador medieval habría podido poseer, ni siquiera
conocer, la existencia de estas monedas, identificadas
sólo por los estudios numismáticos a principios del siglo
pasado.
Un buen libro, absolutamente aconsejado por su equilibrio y
la voluntad del autor de no apoyar a toda cosa una tesis
preestablecida, hasta el punto de plantear objeciones a los que
niegan la autenticidad de la Sindone, pero también a los que la
afirman, cuando sus tesis son débiles o han sido desmentidas.
Poniendo en una balanza las tesis favorables y contrarias a la
autenticidad, hay que reconocer que la única hipótesis que
resiste de verdad la prueba de la historia y de la
ciencia es que la Sindone haya envuelto de verdad el cadáver de
Jesús. Este libro lo muestra.