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Juan Manuel Arza, presidente de la Diputación foral cuando el golpe de Estado del 23F de1981, lo recuerda 35 años después

DN EFE. PAMPLONA 23/02/2016

 

Juan Manuel Arza, en un acto institucional en abril de 2009. ARCHIVO/SESMA

La tarde del 23 de febrero de 1981 permanece en la memoria del entonces presidente de la Diputación Foral Juan Manuel Arza (Estella 1932) viva y silenciosa. Solo en su despacho, "ninguna autoridad" le llamó, y a quienes él telefoneó, los gobernadores civil y militar, "no sabían nada" del golpe de Estado.
"Yo estaba en el despacho de la Diputación y me acuerdo de que entró mi secretario para decirme: 'Don Juan Manuel, mire, mire lo que dice la radio'", rememora Arza 35 años después del 23-F, un tiempo en el que en sus recuerdos perviven "todos los gritos y todo el follón que se había organizado en el Congreso".

La primera persona a la que llamó pensando que podría darle alguna información al respecto fue al entonces gobernador civil, Francisco Javier Ansuátegui, que años después, con José María Aznar de presidente, regresó a Navarra como delegado del Gobierno. "No tengo ni idea", contestó Ansuátegui al ser interpelado por Arza, por lo que el presidente de la Diputación llamó entonces al gobernador militar, pero la respuesta del general de división Joaquín Ruiz de Oña González "fue la misma: 'No tengo ni idea'".

Y nadie esa tarde le aportó más datos que los que ofrecían los medios de comunicación. Nadie llamó al presidente de la Diputación Foral de Navarra para darle alguna información sobre el golpe de Estado, "ni el Rey ni nadie", aunque él sí tomó algunas decisiones.
"Como un golpe de Estado nunca se sabe en qué puede acabar", Arza llamó al jefe de la Policía Foral para que trasladara a Palacio los efectivos disponibles.
Pasado ya cierto tiempo, hizo una segunda llamada a Ansuátegui y este le aconsejó que se marchara a su casa de Estella, por lo que recogió a dos hijos que estudiaban en Pamplona y se marchó para pasar en su localidad una larga noche junto al televisor.

Con la tranquilidad que le transmitió el discurso del rey Juan Carlos, "todo ya controlado", se acostó para descansar unas horas, pocas porque "a las ocho de la mañana ya estaba otra vez en Pamplona, en Palacio". "Gracias a Dios no ocurrió nada", aunque "tengo idea de que los parlamentarios que pertenecían a Herri Batasuna se largaron. A dónde, no sé, pero se marcharon. Eso es todo lo que nos tocó a nosotros vivir porque, que yo recuerde, (en Navarra) no hubo nada", comenta el expresidente de la Diputación.

Sin embargo, el golpe del teniente coronel Tejero sí incidió en Navarra porque "durante algún tiempo se suspendió la negociación" del Amejoramiento del Fuero, dos o tres meses.

Ya reanudada, cuenta Arza, "estuve con Calvo Sotelo (cuya investidura como presidente del Gobierno central se votaba cuando los golpistas entraron en el Congreso) para pedirle que me cambiara al ministro" Rodolfo Martín Villa, titular entonces de Administración Territorial.

Como máximo representante del Estado, la negociación con él no resultaba fácil porque era "muy de la época franquista", asegura, y señala que un día le recordó que "ellos y nosotros habíamos ido a negociar, no a imponer", una idea que no hizo falta repetir a Rafael Arias Salgado cuando relevó a Martín Villa en el Ministerio.

En marzo de 1982, el Amejoramiento fue aprobado por el Parlamento foral, trámite que cumplieron las Cortes Generales en julio para que en agosto entrara en vigor, y transcurridos 34 años, Juan Manuel Arza advierte de que no es fácil una actualización.

Es una Ley Orgánica que necesita de "mayorías absolutas" que duda mucho que se puedan conseguir según en qué términos, subraya, y al respecto comenta irónico que ve "un poquico difícil" conseguirlas en el Congreso y el Senado si, "imagínese por un momento, el Parlamento decide incorporar Navarra a Euskadi". "Y por ahí van lo tiros", concluye.