Alejo García salvado por el Sagrado
Corazón de Jesús
Santa Margarita María de Alacoque tenía razón y
no los que ocultan hoy a los fieles esta
devoción, esta vida y estas promesas
Ramón Pi relata el 13 de abril de 2008 en la COPE que Alejo García le llamó cuando ya sabía que padecía el linfoma que iba a "acabar con su vida terrena" y le dijo:
"¿Sabes que santa Margarita María de Alacoque tenía razón?"
Y prosigue relatando Ramón Pi que Alejo García de pequeño había hecho los primeros viernes de mes. Después siempre fue católico y ahora se había puesto a bien con Dios, según explica Ramón Pi, y Alejo García lo atribuyó al cumplimiento de la gran promesa de Jesús a santa Margarita María de Alacoque de que los que le ofreciesen a su Sagrado Corazón la comunión de nueve primeros viernes de mes seguidos no morirían sin la penitencia final. Ramón P le visitó y le llevó de regalo un ejemplar de la Encíclica de Benedicto XVI Spe Salvi, Salvados por la Esperanza. Después, Alejo García le dejaba mensajes telefónicos a Ramón Pi en uno de los cuales le dijo:
"Estoy salvado por la esperanza".
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La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús sigue teniendo categoría de solemnidad. Esto indica que expresa la fe de la Iglesia, aunque haya eclesiásticos que no enseñen a practicar y a vivir la doctrina y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Alguno hay que sí.
A Alejo García se la enseñaron de pequeño como a todo el mundo y gracias a eso se ha salvado como nos trasmite Ramón Pi: santa Margarita María de Alacoque tenía razón y no los que ocultan hoy a los fieles esta devoción, esta vida y estas promesas.
Fuera de la Iglesia se sabe que dar culto y amor al Sagrado Corazón de Jesús expresa la fe de la Iglesia, es lo cristiano.
En el lenguaje cinematográfico, cuando se quiere expresar que alguien es creyente, se deja ver una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Cuando el viaje apostólico a Cuba del Papa Juan Pablo II en 1998, Fidel Castro, como pensaba que aquel viaje le convenía políticamente para salir de su espantoso aislamiento de carcelero, lo que puso en la calle de La Habana, queriendo quedar bien mediante algo que fuese evidentemente cristiano fue un cuadro con una imagen del Sagrado Corazón como una casa, como una catedral de grande.
El símbolo de Río de Janeiro es el Sagrado Corazón de Jesús del Pan de Azúcar. Si no lo quieren esos eclesiásticos, lo querrán las agencias de viajes. La gente al ver esas imágenes comprenderá tal vez que Jesús nos muestra su Corazón porque nos quiere y quiere nuestro amor. Quízá por verlo en alguna película, o en una agencia de viajes, o cuando algún ateo quiera permitir algo que exprese lo cristiano.
También la fiesta de Cristo Rey tiene categoría de solemnidad en la Iglesia, y por lo tanto expresa la fe de la Iglesia, aunque no la de los que se oponen, la niegan y niegan que expresa lo que todo el mundo sabe y que, por cierto, es una de las promesas, la principal de las promesas del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, "reinaré a pesar de mis enemigos y de los que a ello se opongan", conexa con la que hizo el Sagrado Corazón de Jesús al venerable Padre Hoyos, "reinaré en España y con más veneración que en otras partes" y concordante con la formulación del Concilio Vaticano II como expresión esperanza de la Iglesia:
"La Iglesia, juntamente con los profetas y con el mismo Apóstol, espera el día, que sólo Dios conoce, en que todos los pueblos invocarán al Señor con voz unánime y le servirán hombro con hombro" (Nostra aetate, 4).
Lo que es proclamar con toda seguridad la confesionalidad de todos los pueblos y que obrarán en consecuencia en el futuro. Aunque ellos no transmitan lo que realmente proclamó el Concilio Vaticano II hasta resultar desconocidas por la gente e incluso sorprendentes y novedosas estas y otras proclamaciones conciliares.
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En la época en la que Alejo García de niño comulgó nueve primeros viernes de mes seguidos, no era fácil comulgar. Había que ir a comulgar en ayunas, sin desayunar. Había que guardar ayuno desde las 12 de la noche del día anterior. Y los sacerdotes se tenían que pasar nuchas horas confesado a los que se iban a poner en gracia para poder comulgar. Si ahora no se practica esta devoción, no es porque la gente no quiera, sino porque se le oculta e incluso se le ocultan las promesas por los que no las creen conveniente.