La crisis económica iniciada en 2007

España vuelve al borde del abismo con la prima de riesgo a 341 y la de Italia a 371 el 5 de septiembre de 2011

Libertad Digital, lunes, 2011-09-05, Libre mercado

El pánico se instala entre los inversores tras los rumores sobre la quiebra de Grecia y la llegada de una nueva recesión.

España vuelve a estar al borde del abismo. Tras unas pocas semanas de tranquilidad, los mercados de deuda han comenzado el mes de septiembre como lo hicieron en agosto: con fuertes presiones a los países periféricos de la UE de los que se duda que puedan hacer frente a sus obligaciones. A esto se ha sumado la caída en el rendimiento de la deuda alemana, que se ha establecido como un valor seguro en estos tiempos turbulentos. El cóctel ha dado como resultado una prima de riesgo disparada para España e Italia. En el caso hispano, el diferencial ha vuelto a superar los 340 puntos, un nivel desconocido desde la primera semana de agosto. El fantasma de la quiebra (o el rescate) vuelve a sobrevolar Madrid y Roma.

El límite

Cuando la prima de riesgo de España superó los 100 puntos básicos, en 2010, los medios de comunicación y los expertos se llevaron las manos a la cabeza, por la gravedad de la situación. Ahora, vivimos en el entorno de los 300 puntos y nadie parece extrañarse (aunque esto es un síntoma más de la gravedad de la situación). De esta manera, aunque en los últimos meses la deuda española ha superado niveles que se creía imposible de alcanzar, existe un cierto consenso entre los analistas en que si la prima de riesgo se consolidase por encima de los 400 puntos básicos y el rendimiento alrededor del 6,5-7%, sería inevitable un rescate.

Pues bien, este lunes, 2011-09-05, este índice (es el interés extra que exigen los inversores por comprar bonos nacionales a 10 años en vez de alemanes en el mercado secundario de deuda pública) ha alcanzado poco antes del cierre, los 341 puntos básicos, 29 más que el viernes, con un rendimiento del 5,237%. Los determinantes de esta situación han sido fundamentalmente dos: el primero, los rumores sobre una posible quiebra de Grecia, que no estaría cumpliendo con sus compromisos de reducción del déficit y habría roto negociaciones con la misión del FMI, el BCE y la UE encargada de acordar los términos del segundo rescate. También han influido los cada vez más numerosos rumores acerca de una nueva recesión mundial, que se han multiplicado tras conocerse los datos del paro de EEUU (se publicaron el viernes pasado y fueron peores de lo esperado); y la advertencia de Christine Lagarde de que podemos estar entrando en una nueva fase de recesión a escala mundial.

Toda esta incertidumbre también se ha reflejado en los mercados europeos. De esta manera, el Ibex madrileño se ha desplomado este lunes un 4,69% en su tercera peor jornada del año y cede así la cota psicológica de los 8.100 puntos para situarse en los 8.066,50 enteros con todos sus valores en territorio negativo, en sintonía con las severas pérdidas del resto de las principales plazas del Viejo Continente.

¿El camino de Grecia?

Pero todo esto podría ser sólo el principio de una situación mucho más dramática: la quiebra de España o Italia. Aunque parece imposible que alguna de estas dos grandes economía caiga (y además las consecuencias son muy difíciles de imaginar), lo cierto es que el camino que llevan se parece cada vez más al que siguieron Portugal o Grecia. Como puede verse en el siguiente gráfico, hace no demasiado tiempo estos dos países tenía una prima de riesgo inferior a los 400 puntos y, aunque se sabía que tenían dificultades, nadie hablaba de una posible quiebra. Sin embargo, a partir de la primavera de 2010, todo esto cambió, su deuda pública se disparó y se hizo inevitable el rescate de la UE.

España e Italia caminaban con tranquilidad por debajo de los 200 puntos en su prima de riesgo hasta hace unos pocos meses. Sin embargo, en febrero de 2011comenzaron a subir en una tendencia que les ha llevado a mantenerse mucho tiempo alrededor de los 300 puntos desde junio de 2011 (incluyendo excursiones por encima de los 400, que se considera el límite por encima del que un país no puede estar mucho tiempo sin necesitar un rescate).

El patrón parece ser siempre el mismo: primero se produce un importante descalabro en el mercado de deuda (como ocurrió en primavera y a principios de agosto). Luego, los gobiernos de la UE trazan un plan que venden como definitivo para sacar a los estados europeos de las garras de los supuestos especuladores, aunque no son más que inversores temerosos de no cobrar lo que se les prometió. Con este anuncio (ya sea de eurobonos o de un nuevo fondo de rescate o de un plan de recortes o de la compra de deuda por parte del BCE) se consigue un período de tregua. Luego, a las pocas semanas, reaparecen las noticias sobre las dificultades de tal o cual Gobierno para cumplir con aquello a lo que se había comprometido. Y, por último, vuelve a desatarse el pánico y la rueda comienza de nuevo.

El problema es que cada vez el nivel del agua sube un poco y amenaza con ahogar al país en problemas. De esta manera, el diferencial español comenzó el verano en los 230-240 puntos aproximadamente y ha ido encadenando un carrusel de subidas y bajadas de forma continua. Pero las subidas siempre son algo más pronunciadas que los descensos. Eso hace que cada nuevo empujón (como el de este lunes), lleve la prima a un nivel más peligroso. Y la pregunta es, ¿hasta cuándo podrá aguantar la economía española?

La sesión

De esta manera, el diferencial español, que abrió la sesión en 310 puntos básicos, se fue incrementando progresivamente a lo largo de la jornada hasta rebasar los 340 puntos básicos minutos antes del cierre del mercado, la mayor cifra desde que el Banco Central Europeo decidió intervenir a principios de agosto en el mercado de deuda para frenar el acoso a las deudas soberanas.

El rendimiento del bono hispano superaba el 5,237% frente al 5,110 % del pasado viernes, 2.09.2011, mientras que su homólogo alemán, refugio en estos momentos para los inversores, caía por debajo del 2 % (1,845 %). Por su parte, la prima de riesgo de Italia, que continúa superando a la de España, se incrementó hasta los 371 puntos básicos, la de Irlanda alcanzó los 691 puntos, mientras que la de Portugal y Grecia, se situaron en 888,8 y 1.746 puntos básicos, respectivamente.

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El mercado está ganando la partida del euro a Trichet

Las bolsas sufren una nueva jornada de pánico. Las dudas sobre Grecia, la derrota electoral de Merkel y el riesgo de recesión golpean a la zona euro.

Libertad Digital lunes, 2011-09-05 M. Llamas Libre Mercado

Ni las compras de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE) ni la prohibición de cortos en las bolsas de algunos países europeos están evitando una nueva jornada de desplomes bursátiles en la zona euro, tal y como avanzó Libre Mercado. Y es que, ambas medidas no son más que meros parches para tratar de atenuar los efectos, que no las causas, de la crisis de deuda europea. Los problemas estructurales que sufre la arquitectura monetaria siguen presentes y la ausencia de soluciones acentúa el estado de pánico que viven las bolsas.

Los principales índices europeos han abierto este lunes con importantes caídas, y la prima de riesgo de los países periféricos ha aumentado de forma sustancial. ¿Qué ha pasado? Desde el pasado viernes han acontecido tres factores que están siendo tenidos muy en cuenta por los inversores: las crecientes dudas sobre Grecia y su posible quiebra desordenada; la histórica derrota electoral de Merkel en uno de sus bastiones; y las nuevas señales de recesión global, especialmente en Europa.

Los ingredientes que conforman este cóctel explosivo están ganando la batalla al BCE, cuya compra de deuda española e italiana desde el pasado agosto apenas logró atenuar durante tres semanas la tensión que registra el mercado de bonos soberanos. Así, el Western Europe Sovereign Index, que mide el riesgo de la deuda pública en los grandes países del continente, alcanza ya los 320 puntos básicos, un nuevo máximo histórico.

Quiebra de Grecia

De entre todos los países afectados, destaca el caso de Grecia. La rentabilidad de sus bonos a un año superó el 70%, mientras que la de su deuda a dos años rebasó el 47%, un nuevo máximo histórico. Todo ello indica que los inversores están descontando ya una quiebra desordenada del país heleno, más allá del default suave que prevé el segundo plan de rescate internacional aprobado formalmente el pasado julio.

No son los únicos. Un economista del propio Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaba lo siguiente el pasado viernes: "Espero una drástica quiebra definitivamente antes de marzo, tal vez este mismo año [...] Las posibilidades de un segundo programa de rescate son escasas".

Y es que, los últimos datos sobre Grecia no llaman al optimismo, más bien al contrario. Por un lado, el ministro de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos, asumió el viernes que Grecia incumplirá el objetivo de reducción del déficit para 2011, uno de los compromisos clave que impone el plan de rescate. De hecho, Atenas avanzó que no aplicará más medidas de austeridad. Venizelos afirmó que el PIB se contraerá alrededor del 5 % este año -frente al 3,8 % previsto- y el empeoramiento de la coyuntura impedirá alcanzar el objetivo de reducción del déficit, fijado en el 7,6% desde el 10,5% de 2010.

Por otro lado, los inspectores de la Comisión Europea, del BCE y el FMI abandonaron Grecia el pasado viernes, antes de tiempo, disparando los rumores acerca de una ruptura de las relaciones entre Atenas y las autoridades internacionales. Esta noticia alimentó la caída de las bolsas en toda Europa y la subida de la prima de riesgo en España e Italia vivida a finales de la semana pasada.

Además, todo ello acontece en medio de la negociación que mantiene el Gobierno heleno con los inversores privados para efectuar el canje de bonos. En principio, el próximo 9 de septiembre se conocerá la propuesta de canje de deuda helena. Atenas quiere que el 90% de los bonos susceptibles de canje -deuda con vencimiento a 2020, exceptuando el papel en manos del BCE- entren en el programa. Aún está por ver si existirá acuerdo. Si a ello se suma la problemática del colateral que exige Finlandia y otros países para seguir prestando a Grecia, la situación está al límite, y el tiempo se agota.

Dos tercios de los alemanes se oponen al rescate

Ante tal situación, la posición de Merkel es algo más que delicada. Sus socios de Gobierno alertaron de que "no pueden aceptar la incapacidad o la desgana" de Grecia para reducir el déficit.

En concreto, el secretario general del Partido Liberal Demócrata (FDP), Christian Lindner, advirtió el sábado de que el aplazamiento de las negociaciones de la troika –Comisión, BCE y FMI- con Atenas para desbloquear un nuevo tramo del rescate a cambio de ajustes supone una amenaza para la moneda única, y pone en peligro la solidaridad europea.

La cuestión es que, independientemente de lo que suceda con Grecia, Merkel se enfrenta a un rechazo frontal en el seno de su Gobierno a mantener la actual política de rescates indiscriminados. Sus aliados políticos se oponen a la compra de bonos del BCE, al aumento del Fondo de rescate europeo y a la creación de los eurobonos. En este sentido, septiembre será un mes clave no sólo para el euro sino para la propia Merkel.

Y las reticencias no sólo son políticas sino también populares. Dos tercios de los alemanes se oponen al rescate ideado por su canciller, y ello se está demostrando en las continuas derrotas que está cosechando su partido (CDU) en distintas elecciones regionales, la última este mismo domingo.

Por otro lado, el Gobierno italiano también parece estar dando marcha atrás a las medidas de ajuste anunciadas tras la intervención del BCE en su mercado de deuda pública. Una nueva señal de riesgo para los inversores: la probabilidad de impago en deuda periférica se mantiene en máximos, segun muestra el mercado de credit default swaps (CDS), un seguro para cubrir inversiones en caso de quiebra.

El impacto sobre la banca

El problema es que el creciente riesgo que se percibe en los bonos de los países periféricos amenaza a la propia banca, muy expuesta a la deuda de los denominados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España). La semana pasada saltaba la liebre tras conocerse que algunas entidades francesas habían trampeado el valor de los bonos griegos acumulados en su balance.

Este lunes es el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, el que lanza nuevas señales de alerta, tras considerar que las actuales turbulencias que atraviesa el sector financiero guardan semejanzas con la crisis sufrida en 2008 tras el colapso de Lehman Brothers. Según Ackermann, "muchas entidades europeas no sobrevivirían en el caso de tener que reevaluar sus carteras de deuda soberana a precios de mercado".

Algunos bancos han perdido más de un tercio de su valor de mercado y apuntó que esta "nueva normalidad" del sector financiero se caracteriza por la volatilidad y la incertidumbre. Aunque la banca europea se encuentra ahora mucho mejor capitalizada que en 2008 y es menos dependiente de la financiación a corto plazo, las entidades aún "no han proporcionado respuestas convincentes a la crisis". El riesgo de impago de la banca europea se mantiene en niveles máximos, tal y como muestra sus CDS.

Esta tensión ha llegado a secar nuevamente el mercado interbancario de la zona euro, en donde los bancos se prestan dinero entre sí. Prefieren depositar su dinero en el BCE antes que prestarlo a otra entidad. En concreto, los bancos comerciales de la zona euro depositaron el pasado viernes un total de 151.097 millones de euros en el BCE, la cifra más alta registrada desde agosto de 2010.

La facilidad de depósito del BCE remunera el dinero depositado diariamente por los bancos de la eurozona al 0,75%, muy por debajo del 1,50% del precio oficial del dinero, lo que constata una creciente desconfianza entre los bancos, que optan por la mayor seguridad del banco central en vez de prestarse entre ellos y obtener un mayor rendimiento.

El nerviosismo de Trichet y el riesgo de recesión

La ausencia de soluciones a la crisis de deuda está disparando el nerviosismo existente en el seno del organismo emisor. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, consideró este lunes "absolutamente necesario" que los gobiernos de la eurozona apliquen de manera "inmediata" las reformas pactadas por el Eurogrupo el pasado 21 de julio.

Por último, en nada ayuda las nuevas señales de debilidad económica en la zona euro. El riesgo de recesión es creciente, tanto a nivel global -según el FMI-, como a nivel comunitario, especialmente entre los países periféricos.

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