Crónica

Viedma está en la cárcel por los asesinatos de Casanova y Caballero

El terrorista de la ETA Alberto Viedma Morillas está condenado a 60 años de cárcel por los asesinatos del subteniente del Ejército Francisco Casanova (el 9 de agosto de 2000) y del concejal de UPN Tomás Caballero (el 6 de mayo de 1998). Como miembro del comando Ekaitza, Viedma cubrió pistola en mano a Miguel Javier Ayensa que disparó tres tiros en la nuca al subteniente Casanova. Viedma también cubrió pistola en mano a Francisco Ruiz Romero que le disparó dos tiros en la cabeza a Tomás Caballero. Viedma fue detenido el 28 de febrero de 2002 y condenado en mayo de 2003 por el asesinato de Caballero a 30 años de cárcel y el 5.11.2004 a otros 30 años de prisión por el asesinato de Casanova.

El asesinato del subteniente del Ejército Francisco Casanova

9 de agosto de 2000 (Terra / EFE)
La barbarie terrorista acaba de cobrarse una nueva víctima. El subteniente del Ejército Francisco Casanova Vicente ha sido asesinado esta tarde en Berriozar de tres disparos en la nuca. Según fuentes de la lucha antiterrorista, el fallecido de 47 años, casado y padre de dos hijos, estaba destinado en el cuartel de Ainzoáin, en las proximidades de Pamplona.

Este crimen se produce después de que el martes los terroristas asesinaran al presidente de los empresarios guipuzcoanos, José María Korta, y horas más tarde en Madrid, explosionara un coche bomba causando 11 heridos, uno de ellos de gravedad.

Las reacciones a este último y brutal atentado no se han hecho esperar. El ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, mantiene hoy una reunión con los tres interlocutores designados por el PSOE en materia de política antiterrorista. A esta reunión, que solicitó el PSOE ayer ante la situación creada por los últimos atentados, han acudido los dirigentes socialistas Nicolás Redondo Terreros, Jesús Caldera y Alfredo Pérez Rubalcaba.

Al parecer, el PSOE se puso en contacto telefónico con el ministro para solicitar esta encuentro urgente y el responsable de Interior expresó su disposición a mantener la reunión solicitada por la dirección del PSOE lo antes posible.

Asesinato de Francisco Casanova
El atentado se produjo sobre las 15.15 horas en la calle Askatasuna (Libertad) cuando el militar regresaba a su casa procedente del cuartel de Ainzoáin, donde estaba destinado. En ese instante un individuo que llevaba la cara descubierta consiguió acceder al interior del garaje de su vivienda y disparar contra el subteniente. De acuerdo con el testimonio de un vecino, al asesino le esperaba otra persona en el exterior y juntos huyeron en un vehículo que estaba aparcado en los alrededores.

ETA ha matado a 93 militares desde 1973 y a dos desde que pusiera fin a la tregua en diciembre pasado. El 21 de enero la banda terrorista retomaba la lucha armada con el asesinato del teniente Pedro Antonio Blanco en Madrid.

Según algunos testigos se escucharon un total de cuatro disparos, primero uno y tras una breve pausa tres más. Uno de los vecinos que se encontraban en las proximidade y que llegó al lugar de los hechos tras oír las detonaciones y los gritos posteriores de la viuda de Francisco Casanova, ha dicho que al parecer fue el hijo del militar, de 11 años, el primero en llegar hasta su padre, alertado también por los ruidos del arma.

Para cuando este vecino entró en el garaje donde Casanova fue asesinado encontró sobre el cuerpo de la víctima a la mujer de éste "abrazada a él y destrozada, porque no daba crédito". El dolor de la madre del subteniente asesinado, Francisco Casanova, al llegar al domicilio de su hijo.

Dos hijos de 11 y 7 años
Casanova, que nació el 25 de mayo de 1954, estaba casado y tenía dos hijos: un niño de 11 años y una hija de 7 años. El militar asesinado estaba destinado en el Regimiento de Cazadores de Montaña "América" 66 en Aizoáin, cerca de Pamplona, y había alcanzado el grado de subteniente de la Escala Básica del Ejército de Tierra.

Casanova trabajaba en las oficinas del citado cuartel y según sus vecinos "nunca vestía de uniforme". Desde hacía 10 años residía en Berriozar, aunque su infancia la pasó en el municipio de Castejón, en el sur de Navarra, donde aún viven sus padres, quienes minutos antes de las cinco de la tarde llegaban al domicilio de su hijo.--------------------

ETA ha matado a 93 militares desde 1973
CASANOVA VICENTE, EL SEGUNDO MILITAR ASESINADO DESDE EL FIN DE LA TREGUA

9 de agosto de 1999 - Terra / EFE
Con el asesinato en Berriozar (Navarra) del subteniente del Ejército Francisco Casanova Vicente, la organización terrorista ETA ha matado a 93 militares desde 1973 y a dos desde que, el pasado 3 de diciembre, pusiera fin a la tregua que había mantenido durante quince meses.

El 20 de diciembre de 1973, ETA atentó en Madrid contra el almirante de la Armada y presidente de Gobierno Luis Carrero Blanco, en la denominada "operación Ogro" y, el pasado 21 de enero, el teniente coronel Pedro Antonio Blanco García se convertía en la primera víctima mortal de la banda después de la ruptura de la tregua al estallar un coche-bomba en la capital de España.

Madrid, la ciudad donde ETA ha asesinado a más militares
La ciudad donde la banda ha llevado a cabo más atentados contra el Ejército es Madrid y el rango militar más castigado por los terroristas ha sido el de teniente coronel, con diecisiete víctimas, seguido del de coronel, con quince, y del de teniente y comandante, con once cada uno. Además, ETA ha asesinado a diez suboficiales, contando a Casanova Vicente, y a siete miembros de clase de tropa.

El año 1992, con doce miembros de las Fuerzas Armadas asesinados, y 1979, con once, fueron los años más trágicos para los tres Ejércitos por la actividad de ETA, seguidos de 1980, con ocho víctimas, y de 1981 y 1993, con siete.

Un Almirantes y dos vicealmirantes asesinados
Además de al almirante Carrero Blanco, ETA ha asesinado durante estos años a dos vicealmirantes: el director de Política de Defensa Fausto Escrigas Estrada, muerto en Madrid el 29 de Julio de 1985, y Cristóbal Colón de Carvajal, descendiente directo del descubridor de América, al que mataron en la capital de España el 6 de febrero de 1986.

Entre las víctimas de la banda terrorista se cuentan también tres tenientes generales: Luis Gómez Ortigüela, asesinado en 1979 en un atentado en el que también murieron dos coroneles y un soldado, el ex capitán general de Madrid Guillermo Quintana Lacaci, muerto en 1984, y el director general de Política de Defensa Francisco Veguillas, fallecido tras la explosión de un coche-bomba en 1994.

También murieron en atentado terrorista tres generales de división, todos ellos en Madrid (Constantino Ortín Gil en 1979, el jefe de la División Acorazada Brunete Víctor Lago Román en 1982 y Dionisio Herrero Albiñana en 1993) y cinco generales de brigada (Juan Manuel Sánchez Ramos, Lorenzo González Vallés, Rafael Garrido Gil, Luis Azcárraga Pérez Caballero -de 80 años, en Salvatierra de Álava- y Juan José Hernández Rovira).

Quince coroneles asesinados
La banda terrorista ha acabado asimismo con la vida de quince coroneles, desde que asesinó a Diego Fernández Montes, en situación de retiro, en San Sebastián el 19 de diciembre de 1978, hasta que el 7 de febrero de 1994 un etarra disparó dos tiros en la cabeza a Leopoldo García Campos en Barcelona.

El primero de los tenientes coroneles fallecidos en atentado fue José Antonio Pérez Rodríguez, asesinado en Madrid el 21 de julio de 1978, y el último, en enero de este mismo año, Pedro Antonio Blanco García.

ETA ha atentado también contra once comandantes, entre ellos Ricardo Sáenz de Ynestrillas, ametrallado en Madrid el 17 de junio de 1986; siete capitanes, incluido el del cuerpo de Farmacia Alberto Martín Barrios, secuestrado por ETA militar y hallado muerto en Galdakao (Vizcaya) el 18 de octubre de 1983.

Los tenientes fallecidos en acciones terroristas son once, siendo el último Miguel Peralta Utrera, muerto al estallar una bomba adosada a su vehículo en Madrid el 23 de mayo de 1994, y los suboficiales nueve, el último de ellos -sin contar el de hoy- el sargento de Ingenieros de 27 años Miguel Angel Ayllón Díaz-González, asesinado en Córdoba el 20 de mayo de 1996.

Militares sin graduación asesinados
Por último, los miembros de clase de tropa asesinados por ETA son siete, muchos de ellos fallecidos cuando desempeñaban servicios como conductores o escoltas de militares de rango superior, como Luis Gómez Borrego, muerto en 1979 cuando conducía el vehículo del teniente general Gómez Ortigüela, o José Luis Ramírez Villar, que escoltaba al general de división Fernando Esquivias Franco en 1980. La banda terrorista GRAPO también ha llevado a cabo varios atentados contra miembros del Ejército, con el resultado de seis militares muertos.

----------------

El asesinato de Tomás Caballero el 6 de mayo de 1998

Los terroristas abrieron fuego a través de la ventanilla del conductor - Uno de los hijos de la víctima fue una de las primeras personas en prestarle auxilio - El automóvil, que acababa de iniciar la marcha, quedó sin control y chocó contra otro vehículo
ETA asesina en Pamplona, de dos disparos, al concejal de UPN Tomás Caballero
El edil, de 63 años, falleció en el Hospital de Navarra una hora después de ser tiroteado
ANA BELASKO

PAMPLONA.- Tomás Caballero Pastor, portavoz de Unión del Pueblo Navarro (UPN), en el Ayuntamiento de Pamplona, fue asesinado ayer, 6 de mayo de 1998, por la ETA de dos disparos en la cabeza cuando acababa de arrancar su vehículo, estacionado en las inmediaciones de su vivienda en la capital navarra.

Dos individuos jóvenes se acercaron al coche, en el que también se encontraba una vecina del edil, y, desde el exterior, tirotearon a Caballero a través de la ventanilla del conductor. Tras efectuar los disparos, los dos terroristas huyeron a pie. El concejal, gravemente herido, fue trasladado al Hospital de Navarra, donde falleció una hora después.

Tomás Caballero, de 63 años, casado y padre de cinco hijos, es el sexto concejal asesinado por ETA desde 1995 y el primero de UPN, formación que a partir de las elecciones de 1991 está coaligada con el Partido Popular. El último político municipal asesinado en Navarra había sido el alcalde de Etxarri-Aranatz, Jesús Uláyar, que falleció en atentado en enero de 1979.

VERSIONES DISPARES.- Como todos los días laborables, desde que en julio de 1995 tomó posesión de su cargo en el Consistorio pamplonés, Caballero se dirigía ayer al Ayuntamiento para realizar su labor como portavoz de su grupo municipal. Poco antes, como era su costumbre, había comprado pan y leche en una tienda cercana. Justo el día anterior, Caballero había regresado de un viaje a Japón.

Eran alrededor de las 9.15 horas de la mañana cuando el edil bajó de su domicilio, sito en el tercer piso del número 38 de la calle de Mutilva. Caballero iba acompañado por una vecina a la que regularmente llevaba hasta su trabajo, en el centro de Pamplona. Según versiones de varios testigos, ambos llegaron a sentarse en el coche del concejal, un Ford Mondeo de color morado, matrícula NA-6004-AN. Otras fuentes indicaron que la mujer podía encontrarse aún fuera del automóvil cuando se produjo el asesinato. Un testigo precisó que Caballero miró los bajos de su automóvil antes de subir al mismo. El coche estaba equipado con un sistema de alarma para prevenir que fuera abierto por extraños. Este dispositivo fue instalado en el vehículo después de que ETA inició su campaña de atentados contra ediles del PP. Además, el fallecido había participado recientemente en un curso de autoprotección, impartido por miembros de las FSE para cargos públicos.

Cuando el turismo apenas se había puesto en movimiento, dos individuos jóvenes se acercaron al mismo y, a través de la ventanilla del conductor, uno de ellos disparó dos tiros contra el concejal de UPN. Los proyectiles impactaron en la cabeza y en la cara del edil.

MARCHA INCONTROLADA.- El automóvil del edil continuó la marcha hasta chocar con otro vehículo estacionado muy cerca. Varios vecinos pudieron observar cómo el coche de Caballero comenzaba a desprender humo y dieron la voz de alarma.

Tras el atentado, los terroristas se alejaron corriendo en direcciones opuestas. Algunas fuentes indicaron que, posteriormente, huyeron a bordo de una camioneta blanca. Según el parte médico facilitado por el Hospital de Navarra, Caballero ingresó en el servicio de Urgencias de este centro con parada cardiorrespiratoria y heridas por arma de fuego. Una de ellas, con orificio de entrada en la parte izquierda de la mandíbula y salida por la cara derecha del cuello. La otra bala quedó alojada en la barbilla.

Una de las primeras personas en atender al herido fue uno de sus hijos, avisado por la vecina que acompañaba a Caballero.


Denunciado por acusar a HB de complicidad con ETA

Herri Batasuna interpuso hace unos meses una querella contra el concejal de UPN asesinado ayer, que fue posteriormente archivada por el juez. El motivo fueron unas declaraciones que realizó en un pleno en el Ayuntamiento en el que se condenó el asesinato del concejal del PP en Zarauz José Ignacio Iruretagoyena.

En dicho pleno, el pasado 9 de enero, se debatió una moción de condena por el citado asesinato. Tomás Caballero afirmó -en respuesta a los ediles de HB, que anunciaron su abstención en la votación-: «Ustedes lo que quieren es matar y seguir matando para que de esta forma nos aterroricemos y nos vayamos».

La coalición abertzale, decidió interponer la querella por considerar calumniosas las palabras de Caballero. Sin embargo, el juez de Instrucción número tres de Pamplona archivó la querella al estimar que estas manifestaciones se enmarcaban en el principio de la libertad de expresión.

Comisiones Obreras de Navarra, tras condenar el atentado, exigió ayer al grupo municipal de HB, «que recientemente llevó a Caballero a los tribunales, porque éste les acusó de complicidad con el terrorismo, que demuestren que éste se equivocaba».

Por su parte, el concejal de IU en el Ayuntamiento de Pamplona José Javier Echevarría relató que cuando HB puso la querella le preguntó a un concejal de la coalición radical si «asumirían este hecho si, desgraciadamente, lo que yo no quería creer y hoy ha ocurrido, ocurría. La respuesta fue fría, me dijo que si ocurría sería "un efecto del conflicto"». Confesó que no tiene esperanza de que esta persona dé un giro y cambie.

«¡Vete, que vienen!», gritó a su vecina al ver a los etarras

CHARO MARCOS

PAMPLONA.- «¡Véte, que vienen!». Esas fueron las últimas palabras pronunciadas por Tomás Caballero. Gracias a ese gesto de generosidad consiguió salvar la vida de Angelines, una vecina a la que iba a acercar con su coche al centro de Pamplona. Caballero era consciente del riesgo que corría, y lo fue hasta el último momento, el mismo en el que se dio cuenta de que los dos pistoleros se acercaban a él.

Había revisado los bajos de su coche, como cada mañana. Y miró atrás, como siempre, pero esta vez fue la última. Hacía unos días que había hablado con un amigo sobre los últimos atentados a concejales del PP. El le había dicho: «Hay que ser fiel a lo que uno sea, y yo soy así. Que hagan lo que quieran».

Normalmente Tomás Caballero salía a la calle entre las 8 y las 8.15 de la mañana. Compraba el pan y la prensa en un establecimiento cercano y volvía a casa para hojear los periódicos, antes de acudir al ayuntamiento.

Los vecinos del nº 38 de la calle Mutilva de Pamplona tuvieron ayer el que será, quizá, el peor despertar de su vida. Se trata de una comunidad tranquila y muy bien avenida, que presumía siempre de la paz del barrio, retirado del centro de la ciudad. Raquel vive en el 5º piso y lleva en el edificio tanto tiempo como la familia Caballero. Ella tenía aparcado su coche junto al Seat Ibiza contra el que se empotró el Ford que conducía el concejal de UPN. «Creí que eran petardos, pero bajé corriendo para asegurarme de que no le había ocurrido nada a mi coche. Ni se me había pasado por la imaginación que me fuera a encontrar esto».

Los únicos testigos fueron Angelines, la mujer que le acompañaba, y otro vecino, que se disponía a arrancar su coche, a tan sólo tres metros del vehículo en el que fue asesinado Caballero. Al lugar del asesinato fueron llegando vecinos, amigos y curiosos. Muchos de ellos depositaron flores sobre el asfalto.

----------------

El Juicio de los asesinos de Tomás Caballero en mayo de 2003

MADRID, 8 de mayo de 2003 (EUROPA PRESS)

En la sesión de hoy, los tres miembros del "comando Ekaitza" de ETA, Francisco Ruiz Romero, Alberto Viedma Morillas y Miguel Javier Ayensa Laborda, para quienes el fiscal Jesús Alonso pide 30 años de cárcel para cada uno por estos hechos, volvieron a provocar su expulsión de la sala tras ponerse a golpear el cristal de la cámara acorazada donde se encontraban ubicados.

El escrito de calificación del fiscal señala que el 6 de mayo de 1998 Tomás Caballero salió de su domicilio y se subió en su coche, que estaba aparcado en la confluencia de las calles Mutilva Baja y Sierra de Alaiz. En ese momento se le acercó Francisco Ruiz Romero y le disparó dos tiros a una distancia de metro o metro y medio que le impactaron en la cabeza.

El edil falleció poco después de ser trasladado al hospital de Navarra. Mientras Ruiz Romero cometía el crimen, Alberto Viedma Morillas le esperaba en una motocicleta, armado con otra pistola para cubrirle. Asimismo, Miguel Javier Ayensa aguardaba a ambos en la avenida de Zaragoza en el vehículo de la hermana de Ruiz Romero. (La mujer no está acusada de ningún delito porque ignoraba para qué iba a ser utilizado su coche).

Ayensa, quien había preparado toda la información necesaria para cometer el atentado contra Caballero, recogió las armas de Ruiz Romero y de Viedma. El crimen fue reivindicado por ETA mediante el envío de un escrito al diario Egin. El fiscal pide para cada uno de los presuntos miembros del "comando Ekaitza" 30 años de prisión por un delito de asesinato terrorista y que solidariamente indemnicen con 420.708,47 euros a los herederos del concejal.

Los tres presuntos etarras, que se enfrentan a su primer juicio por terrorismo, justificaron ayer el asesinato de Caballero "no por sus ideas ni por ser concejal, sino porque su partido tenía responsabilidad en la negación de Euskadi como pueblo y en la vulneración de derechos civiles y politícos de los vascos". Los tres acusados de este crimen fueron expulsados del juicio tras manifestar que no querían estar presentes.