Crónica del siglo XXI
Los crímenes de la ETA y su castigo
La negociación de Zapatero con la ETA de 2005 a 2007

Txeroki capturado el 17 11 2008

ABC.D. MARTÍNEZ/P. MUÑOZ | MADRID Martes 18, noviembre 2008

Garikoitz Aspiazu, «Txeroki», ya está cazado y en pocas horas su único horizonte, lo único que tendrá delante de sus ojos serán los barrotes de la cárcel. El máximo representante de la «línea dura» de la banda y referente de la nueva generación de etarras caracterizada por su radicalidad, fue atrapado en la madrugada de ayer por la Policía francesa dentro de una amplia operación en la que han sido cruciales las investigaciones de la Guardia Civil, y también las del Centro Nacional de Inteligencia. Un coche y dos cuentas de correo electrónico han sido las principales pistas que han conducido hasta la guarida, que compartía con Leire López Zurutuza, a quien se sitúa también en la dirección de la banda. Cuando faltan pocos días para el primer aniversario del asesinato en Capbreton (Francia) de los guardias Fernando Trapero y Raúl Centeno, cae «Txeroki»: los tres autores del asesinato ya están detenidos. Además de su posición como jefe del «aparato militar» y artífice, por tanto, de la actual ofensiva de atentados, la importancia de la detención de Garikoitz Aspiazu reside en que fue en todo momento un obstáculo, frente a las posturas de «Josu Ternera» y Francisco Javier López Peña, «Thierry», en el proceso de negociación del Gobierno con ETA, ya que siempre se mostró partidario de la vuelta al coche-bomba y el tiro en la nuca. De hecho, Garikoitz Aspiazu fue quien dio, pese a la tregua, la orden de atentar contra la T-4 del aeropuerto de Barajas. Ha caído, por tanto, un «duro entre los duros» y su desaparición del organigrama operativo de la banda no debe interpretarse, según fuentes de la lucha antiterrorista, como la «eliminación de un obstáculo» ante un un futuro escenario de negociación, pero sí abre una lucha de poder en una ETA en derribo. Para Rubalcaba se trata, en definitiva, del «número uno de ETA» y por este motivo era el principal objetivo de las Fuerzas de Seguridad de España y Francia. Desde hace meses, la Guardia Civil, que ha trabajado codo con codo con los servicios de información franceses, tenía conocimiento de que «Txeroki» contaba en el sur de Francia con una red de pisos de apoyo en los que no permanecía durante mucho tiempo como medida de seguridad. De ahí que los investigadores se centraran en ese área. Hace mes y medio, su concienzudo trabajo empezó a tomar buen rumbo e incluso ya se hablaba de que el máximo jefe del «aparato militar» de ETA iba a caer antes de Navidad. Buen trabajo de la Guardia Civil Así ha sido. El excelente y minucioso trabajo del equipo conjunto de la Dirección Central de Información Interior y de la Guardia Civil, junto al del Centro Nacional de Inteligencia, aunque por diferentes vías, desembocó en la pequeña localidad de Cauterets, en el Departamento de los Altos Pirineos. En un apartamento de la calle Richelieu, justo al lado de un discreto hotel, el «Lion d´Or» (León de Oro), estaban escondidos desde el pasado jueves «Txeroki» y Zurutuza. A las tres y media de la madrugada, agentes del RAID, equivalente a los GEO, que prepararon el operativo desde dos horas antes, derribaron la puerta de la guarida de los etarras, que dormían, y su rápida actuación hizo imposible que los dos criminales hicieran uso de las dos armas que portaban. De la importancia de la detención da cuenta también el hecho de que en Francia no se suelen practicar arrestos por la noche, pero en esta ocasión, dado que se trataba de uno de los etarras más buscados en los últimos años, no hubo ningún problema a la hora de conseguir la correspondiente autorización de la juez Laurence Le Vert. Dos han sido las principales pistas que han llevado a los investigadores al apartamento de la calle Richelieu de Cauterets. Una la aportó un Peugeot 207 con matrícula de París de dos letras. A los agentes les llamó poderosamente la atención esa placa, ya que desde hace muchos años no se emiten matrículas de París con dos letras y para más «inri» el vehículo era moderno. Es decir, en ese coche coincidían dos elementos que a simple vista no encajaban. Horas después, la sospecha quedó despejada al confirmarse que se trataba de una matrícula falsificada. Este fallo ha servido al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para afirmar que es un indicador que, sumado a los anteriores, evidencia las deficiencias y errores que, por fortuna, tiene la ETA de «Txeroki». «Las placas más que falsas eran imposibles», sentenció. Documentación falsa Sobre ese turismo los investigadores concentraron sus ojos y así llegaron a averiguar que era utilizado por un hombre y una mujer que habían alquilado un apartamento para una semana en el pequeño pueblo de Cauterets, muy visitado por españoles, en concreto del País Vasco. La vivienda se la alquilaron al dueño de una cafetería al que la pareja preguntó hace días si conocía a alguien dispuesto a arrendar una. La respuesta fue afirmativa y ya el pasado jueves Garikoitz Aspiazu, cuyo semblante apenas guarda parecido con el de la fotografía publicada en los últimos años, y Leire López ocuparon el apartamento. Leire López huyó a Francia en 2005 tras formar parte junto a José Ángel Lerín Sánchez del «comando Zapa», al que «Txeroki» encargó atacar a empresarios de Guipúzcoa e intereses turísticos en la costa Mediterránea. En el interior de la casa de Cauterest, los agentes franceses encontraron dos pistolas, dos ordenadores, otras tantas memorias USB, documentación personal falsificada de España, Francia y Reino Unido, 3.000 euros en metálico y diversos elementos de caracterización, entre ellos una peluca que, según dijo Rubalcaba, utilizaba el jefe del «aparato militar», quien se había rapado la cabeza. Para estas detenciones, tan importante como la pista del Peugeot 207 ha sido las investigaciones en internet. Fue a mediados de octubre cuando agentes del Centro Nacional de Inteligencia rastrearon dos cuentas de correo electrónico utilizadas por Aspiazu y su seguimiento sirvió para tenerle más o menos localizado. Sobre esta pista el ministro del Interior no quiso dar apenas explicaciones y tan sólo se limitó a decir que ETA utiliza con relativa frencuencia «cibercafés». La captura de «Txeroki» se ha producido cuando está a punto de cumplirse un año del asesinato en la localidad francesa de Capbreton de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, en el que pudo intervenir el propio Aspiazu. La juez Laurence Le Vert ha ordenado la recogida de muestras de ADN de «Txeroki», con objeto de compararlas con los restos genéticos hallados en Capbreton.

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Una docena de compañeros de los guardias asesinados.Trapero y Centeno han vigilado en los últimos días al terrorista

ABC CRUZ MORCILLO | MADRID Martes 18, noviembre 2008 - Últ. actualización 8:10h

Hace casi un año, una mañana helada de diciembre, ocho guardias civiles cargaban a hombros el ataúd de su compañero Raúl Centeno Bayón en el patio de la Dirección General del Instituto Armado, con la rabia y el dolor contenidos a partes iguales. Detrás, todo el Grupo de Apoyo Operativo (GAO) del Cuerpo arropaba a la familia. Tres días después se repetía el duelo, tras morir en el hospital Fernando Trapero Blázquez, el otro agente que resultó gravemente herido en el atentado de Capbreton. Algunos de esos guardias tuvieron la oportunidad de mirar de tú a tú la pasada madrugada a quien apretó el gatillo que acabó con la vida de sus amigos. Garikoitz Aspiazu, alias «Txeroki», no sólo se sorprendió de que lo detuvieran. También de no haberse percatado de que esos «turistas españoles» con los que llevaba días cruzándose en un momento u otro durante su estancia en el pequeño pueblo de Cauterets eran guardias civiles. Cerca de una docena de agentes del GAO, del centenar que trabajan normalmente en Francia, han participado en el seguimiento y detención de «Txeroki», según fuentes de la investigación. Los guardias Fernando Trapero y Raúl Centeno pertenecían a este grupo. Uno de ellos se cruzó de frente horas antes del arresto con el terrorista. En el GAO no existía ninguna duda. De hecho, desde el asesinato de sus compañeros, el Grupo de Apoyo que ha participado en todos los éxitos recientes contra ETA en territorio francés, se había tomado como un empeño personal la captura de los asesinos de dos de sus miembros. Desde el atentado de Capbreton se sospechaba que el jefe de los «comandos» estuvo en el lugar del doble asesinato. La sospecha adquirió carácter de certeza cuando dos miembros del «comando Nafarroa», desarticulado a finales de octubre, declararon que el propio «Txeroki» les dijo que él mató a los guardias civiles.

Las familias de Raúl Centeno y de Fernando Trapero fueron casi las primeras en enterarse de la captura del sanguinario etarra. Desde la Unidad responsable de las detenciones se llamó a los padres de los agentes, José Centeno y Fernando Trapero, ambos miembros del Cuerpo. El primero aún sigue en activo, destinado en la Unidad de Protección y Seguridad (Uprose). El segundo ya está en la reserva. José Centeno, al que recordamos besando las dos condecoraciones concedidas a su hijo, comentó horas después del arresto la sensación de «descanso». La palabra satisfacción no entra en el vocabulario de estas familias amputadas por cumplir con su deber. «Nos queda el único consuelo de que al menos no va a matar a nadie más», dijo el padre de Raúl Centeno. Dos «gaos» vocacionales Raúl (24 años) y Fernando (23) eran dos vocacionales. El primero se crió correteando por el cuartel de Batalla del Salado (Madrid), donde vivía la familia. Escogió el Grupo de Apoyo Operativo a conciencia, con la mayor ilusión. Como Fernando, pasó un selectivo curso destinado a los mejores. La familia del GAO se partió en dos cuando «Txeroki», según él mismo, acabó con ellos. Pese a su juventud ya habían participado en delicadas operaciones en el siempre complicado escenario francés. Ambos tenían sendas felicitaciones y ambos sendas propuestas. Fernando era un «polilla» que mamó el servicio en el Colegio de Guardias Jóvenes. A sus familias, la verdadera y la profesional, les queda el pequeño consuelo de ver por fin al asesino en prisión

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El sucesor

D. M./P. M. | MADRID Martes, 18-11-08

Aitzol Iriondo Yarza, alias «Gurbitz», lugarteniente de «Txeroki», es un duro entre los duros, otro etarra de la nueva hornada con amplio historial terrorista

Donostiarra de 31 años, Aitzol Iriondo comenzó su carrera terrorista en 1994, cuando fue detenido por los sucesos ocurridos en San Sebastián en protesta por la muerte del etarra José María Igerategi, que perdió la vida al estallarle la bomba que transportaba. En 2002 fue nuevamente detenido, esta vez por la Ertzaintza, durante una operación contra el terrorismo callejero. Sólo unos meses después, en octubre, el pistolero huyó a Francia tras la desarticulación de un «talde» llamado «K-Zelatun», de apoyo al «comando Donosti». Desde entonces se encuadró en la estructura de la banda en Francia. En ese país está condenado en rebeldía en dos ocasiones, en 2007 y este año. Se le considera un tipo frío, que encarna la línea más dura de la banda, si bien no está demostrada hasta el momento su participación directa en asesinato alguno. No obstante, algunas fuentes de la lucha antiterrorista consideran, dado su perfil criminal, que podría estar relacionado con tres asesinatos aún sin resolver: el cometido en 2001 en un bar de Lasarte del que fue víctima el concejal socialista Froilán Elespe; el del sargento de la Policía Municipal de Andoain Joseba Pagazaurtundúa, perpetrado en febrero de 2003, y el del presidente del PP de Aragón, Manuel Giménez Abad. Incluso, hace algunos meses se le consideraba autor de los asesinatos en Capbreton de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, si bien posteriormente se ha sabido que «Txeroki» asegura que es él el asesino de los agentes del Instituto Armado. Iriondo, que trasladaba las órdenes de «Txeroki» al «comando Vizcaya», ha dejado su rastro en algunos de los atentados más recientes. El 9 de septiembre del pasado año, la Policía desactivó en Logroño un coche bomba colocado por el «Vizcaya» frente a la delegación de Defensa. En el vehículo aparecieron las huellas del etarra. En febrero del pasado año se añadió la fotografía de Aitzol Iriondo al cartel de los terroristas más buscados, colocados incluso en Francia. Ayer cayó «Txeroki», su jefe directo; más tarde o más temprano él correrá esa misma suerte.

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La ascensión de «Txeroki» a la jefatura militar de la banda trajo consigo el nacimiento de una nueva ETA, más radical pero menos ideologizada, más joven e inexperta, con una cantera basada en la «kale borroka» y obligada a subsistir con menos dinero

D. MARTÍNEZ/P. MUÑOZ | MADRID MADRID Martes, 18-11-08

Durante cinco años Garikoitz Aspiazu Rubina, «Txeroki» (Bilbao, 6 de julio de 1973), ha estado al frente de los «comandos» etarras y durante ese tiempo -más del doble del que estuvo «Txapote», una diferencia que es aún mayor en el caso de sus antecesores Gorka Palacios, Olarra Guridi o Fernández Iradi, «Susper»- ha diseñado y puesto en funcionamiento una nueva forma de actuar de la banda. Ha sido un proyecto muy personal, hasta el punto de que él se ha encargado de reclutar a sus pistoleros, encuadrarlos en distintos «comandos» (estables o itinerantes) e instruirlos en el manejo de armas y explosivos, llegando a proporcionarles material, dinero e información, y a enviarles a cometer atentados. Hasta su llegada, muchas de sus funciones, como trasladar criminales de un piso a otro, eran realizadas por terroristas de segundo nivel, hasta el punto de que en ocasiones esa forma de actuar ha llevado a las Fuerzas de Seguridad a preguntarse sobre si realmente se trataba del jefe militar de la banda. Las dudas se despejaban con cada nueva detención de un pistolero, pues en sus declaraciones siempre citaban a «Txeroki» como el máximo responsable de los comandos. Últimamente había comenzado a ganar peso en otros «aparatos» de la banda, sobre todo el político, lo que le había granjeado algunas enemistades, como la de Francisco Javier López Peña, «Thierry», negociador de ETA en el último «proceso de paz» y que fue detenido en mayo en Burdeos junto a Jon Salaberria, Ainhoa Ozaeta y Jon Suberbiola. La llegada de «Txeroki» a la cúpula etarra fue fulgurante, y al contrario de lo que había sucedido con sus antecesores, no contaba con un amplio historial criminal. Procedente de la «kale borroka», en 2000 comenzó a colaborar con el «comando Vizcaya», desmantelado en noviembre de ese año. La banda le encargó entonces la reconstrucción del «Vizcaya» junto a Kemen Uranga y Cristina Goirizelaia. «Txeroki» y Uranga fueron identificados como los autores del asesinato a tiros del juez José María Lidón, perpetrado en Guecho el 7 de noviembre de 2001. En enero, el «comando» también colocó un coche bomba en el centro de Bilbao, y el 19 de febrero de 2002 una bomba lapa en el automóvil de Eduardo Madina, entonces dirigente de las Juventudes socialistas vascas, que perdió una pierna en el atentado.

En abril de 2002 huyó a Francia y ya en 2003 hay noticias de que realiza funciones de adiestramiento a terroristas, aunque también se le sitúa como jefe de algún grupo «legal» que actúa en España y, por tanto, con responsabilidades en el «aparato militar». La caída, el 9 de diciembre de 2003, de Gorka Palacios Alday, entonces jefe de los «comandos», le llevó a lo más alto de esa estructura a pesar de su inexperiencia. Las sucesivas detenciones de sus antecesores, algunas de ellas en apenas unos meses, llevaron a «Txeroki» a convertirse en un obseso de la seguridad y a intentar blindar el «aparato militar», hasta el punto de que para minimizar riesgos decide dotarlo de su propia estructura logística, que le aprovisiona de armas, explosivos y refugio. Además, se rodeó de un grupo de leales que coincidían con él en su línea dura. Papeles relevantes jugaban los ya detenidos Joseba Segurola y José Antonio Aranibar, mientras que en la actualidad su mano derecha y presumible sucesor era Aitzol Iriondo. Deficiente preparación La nueva ETA de «Txeroki» se surtía de jóvenes de la «kale borroka», más radicales que los antiguos pistoleros -dentro del colectivo de presos son los menos proclives a buscar una salida a la situación-, pero también con mucha menos preparación intelectual y técnica. Así lo demuestran los fallos cometidos en muchos atentados, perpetrados por terroristas que apenas habían recibido un cursillo de fin de semana. Su inexperiencia ha provocado que hayan sido muchos los etarras detenidos antes de poder estrenarse en su actividad criminal. Pero «Txeroki» también ha tenido que afrontar otra dificultad: la falta de dinero, producto de los golpes al entramado financiero de la banda y a la ilegalización de sus terminales políticas, de las que recibía importantes cantidades. El que un jefe militar dé cursos de explosivos en la vivienda de un familiar de un etarra o el que los terroristas se refugien en bosques es la mejor prueba de ello. «Txeroki» se enfrenta ahora en España a 22 causas abiertas en la Audiencia Nacional, tanto como miembro del «Vizcaya» como en calidad de inductor de atentados que han tenido lugar desde 2004. La Fiscalía quiere solicitar a Francia su entrega temporal.

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Tras la caída de Aspiazu, la batalla en la banda se centra en «Dienteputo», «Paticorto» y «Zulos», por un lado, y por otro Iriondo y sus pistoleros. Será la pugna entre los etarras de «nueva generación» y los veteranos. Y Josu Ternera espera acontecimientos

ABC J. PAGOLA | MADRID MADRID Martes, 18-11-08

CLAVES

TRAS LA TREGUA

Tras la ruptura de la última tregua, los expertos antiterroristas detectaron dentro de la banda la existencia de tres sectores: el liderado por «Txeroki», el que dirigía «Thierry» y el que controla «Josu Ternera», quien parece encontrarse en situación de «stand by»

DEMOSTRAR SU FUERZA

Alerta de que el nuevo cabecilla del «aparato militar» de la banda intentará lo antes posible cometer un atentado de envergadura como respuesta a la detención del jefe de los «comandos»para aparentar ante su militancia una capacidad operativa que no tiene.

La caída de «Txeroki», fruto de una investigación de «ingeniería policial», precipitará las luchas internas por el poder en ETA, que ya comenzaron a detectarse tras la salvajada de la T-4. Veteranos como «Dienteputo», «Zulos» o «Paticorto», que los últimos años han ido aterrizando en la dirección para paliar la caída libre de la banda, intentarán frenar a los etarras de última generación, liderados por Aitzol Iriondo, en la pugna por controlar la organización criminal desde el «aparato militar». Pero como hecho inmediato, los expertos consultados por ABC advierten de que ETA intentará lo antes posible cometer un atentado de envergadura como respuesta a la detención del jefe de los comandos para aparentar ante su militancia una capacidad operativa que no tiene. Este es el diagnóstico de urgencia que hacen las fuentes consultadas tras la captura de quien ha sido jefe «militar» de la banda durante los últimos cinco años. Estos mismos medios dan por hecho que desde el mismo momento en el que fue detenido «Txeroki», ETA dispone ya de un cabecilla al frente del «aparato militar». Tradicionalmente, el lugarteniente se convierte de manera automática en el sustituto del jefe. Un mecanismo interno que trata de evitar vacío de poder. Los mismos medios creen que el sucesor de «Txeroki» es ya Aitzol Iriondo, que en los últimos meses ha venido siendo el «número 2» del aparato militar. No hace mucho era responsable del sanguinario «comando Vizcaya», pero las caídas de otros cabecillas le auparon para convertirse en el hombre de confianza de Aspiazu. Iriondo tiene un perfil similar al de «Txeroki»: sanguinario y terrorista como todos sus compañeros de andanzas en la banda, pero además excesivamente impulsivo, nada reflexivo, y psicótico. Esto le hace combinar una obsesión extrema por las medidas de autoprotección -utilización de una red de pisos de alta seguridad en las que permanece poco tiempo-, con actitudes temerarias -entrena y despide personalmente a los comandos legales junto a la frontera-. Los medios consultados auguran que Iriondo, desde la jefatura del «aparato militar», intentará conseguir peso en la dirección de la banda. Pero de acuerdo con los expertos, este individuo y los terroristas de última generación que le sigan se van a encontrar de frente con los veteranos, la mayoría de ellos procedentes de América, que han regresado a Francia para poner orden en la caótica cúpula etarra. Es el caso de veteranos como José Luis Eciolaza Galán, «Dienteputo»; Juan Cruz Maiztegi Bengoa, «Zulos», y Eusebio Tapia, «Paticorto». Partiendo del hecho cierto de que todo especimen que está en ETA es igual de asesino y terrorista, también es verdad que, dependiendo de qué sector se imponga en las luchas internas que no han hecho más que empezar, la banda podría lanzar, nunca a corto plazo, una oferta trampa de tregua. La enésima. Ello, si se imponen los veteranos, jamás si quienes lo hacen son los etarras de última generación. Las tres corrientes Tras la ruptura de la última tregua, los expertos detectaron dentro de ETA la existencia de tres sectores. El liderado por «Txeroki», que desde el momento en que la banda anunció el alto el fuego presionó para que se rompiera a sangre y fuego. Como informó ABC, Aspiazu llegó a lanzar varios ultimátum a «Josu Ternera» ante el bloqueo del proceso, para que consiguiera alguna victoria, ya que, en caso contrario, lanzaría sus comandos. De hecho, cumplió su amenaza cuando hizo saltar por los aires la T-4, y con ello el proceso de paz. Por otro lado, el sector liderado por «Josu Ternera», que llevó a convencer al Gobierno de que el éxito del proceso estaba garantizado porque controlaba toda la banda. Los hechos demostraron que no era cierto. Al ver que las negociaciones iban a la deriva, «Ternera» se quitó del medio. Este cabecilla es un duro, pero su brutalidad -acumulación de fuerzas, esto es, poner cadáveres sobre la mesa- tiene como objetivo forzar al Gobierno a una negociación. Por último, el sector liderado por Javier López Peña «Thierry» entró en escena como tercera vía. La retirada táctica de «Ternera» le dejó espacio. «Thierry», en contra del criterio de «Txeroki», era partidario de no cometer atentados mientras durara el proceso, pero, en contra de «Ternera», quería poner plazos breves para que el Ejecutivo hiciera concesiones. Ahora, la batalla se centra en «Dienteputo», «Paticorto» y «Zulos» por un lado, y por otro, Iriondo y sus pistoleros.

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Leire López Zurutuza, detenida junto Aspiazu, jugaba un papel importante en la banda, a cuya dirección pertenecía. Encuadrada en el «aparato militar», instruía a los comandos y su fotografía está también en el cartel de los terroristas más buscados

D. M./P. M. | MADRID Martes, 18-11-08

Aunque la caída de «Txeroki» centró ayer toda la atención mediática, las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC también destacaron la importancia de la detención de la mujer que lo acompañaba en el piso de Cauterets, Leire López Zurutuza. Y ello por dos motivos: por su propio papel en la banda -se considera que forma parte de la dirección etarra- y porque una vez más se demuestra que la llamada «izquierda abertzale» no es más que una prolongación de los dueños de las pistolas, ya que esta mujer fue elegida concejal de Beasain (Guipúzcoa) en 1999 por Euskal Herritarrok, en cuyas listas ocupaba el número tres de la candidatura. Por aquel entonces aún estaba vigente la tregua trampa de noviembre de 1998, si bien se rompería sólo unos meses después. López Zurutuza se encuadró en el «comando Zapa», que había sido formado en 2004 y en que también estaba José Ángel Lerín Sánchez, detenido en abril de 2007 por el Servicio de Información de la Guardia Civil en la operación que permitió desmantelar el «comando Urederra». El «Zapa», como su sucesor, estaba a las órdenes de «Txeroki», que fue quien personalmente los reclutó. Siguiendo las órdenes del jefe de los «comandos», la etarra y su compañero Lerín colocaron sus dos primeras bombas el 16 y el 22 de octubre de 2004 en otras tantas oficinas de empresas inmobiliarias de San Sebastián. Sólo dos meses más tarde, Aspiazu les ordenó colocar otras dos coincidiendo con el día de la Fiesta Nacional en dos empresas de las localidades guipuzcoanas de Ormaiztegui y Usúrbil. En ambos casos se trataba de apoyar la campaña de extorsión a industriales puesta en marcha por ETA para el cobro del llamado «impuesto revolucionario». A comienzos de enero de 2005, el dirigente etarra encargó al «comando Zapa» una campaña contra intereses turísticos de la costa mediaterránea, que se materializó con el atentado en el hotel Port Denia, de Denia. El primer ataque se produjo el 20 de enero. Los explosivos los recogieron en un pantano de la provincia de Tarragona, donde los depositaron otros miembros de ETA. Un mes más tarde, López de Zurutuza y Lerín volvieron a Alicante, en concreto a Benidorm, para perpetrar un segundo atentado, pero no se decidieron por ninguno de los hoteles de esa localidad por cuestiones de seguridad. Por ello, se dirigieron a Villajoyosa, aunque no tenían un objetivo decidido. Sobre la marcha se fijaron en una residencia de los trabajadores del BBVA y decidieron colocar en ella una mochila cargada de explosivos que estalló el día 27 de febrero.

La fotografía de López Zurutuza aparece en los 5.000 carteles que distribuyó el Ministerio del Interior el 29 de julio del año pasado. Además de la detenida ayer, en ellos figuraba también Olza Puñal, arrestado la semana pasado también en Francia. Además de ellos, los carteles recogían las fotografías de otros cinco etarras sospechosos de que iban a emprender la campaña de verano. Meses más tarde, en marzo de 2008, Francia distribuyó por primera vez carteles con fotos de miembros de ETA, pero en esas 30.000 láminas no aparecía la imagen de Leire López Zurutuza

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DETECTÓ DOS DIRECCIONES DE CORREO ELECTRÓNICO

Una pista del espionaje de EEUU dio la primera pista para detener al etarra Txeroki

Libertad Digital. Martes 18, noviembre 2008

ETA acostumbra utilizar cibercafés para enviar correos electrónicos y así evitar dejar rastros. Pero a Txeroki, el más jefe de los pistoleros etarras, no le sirvió. Según El Mundo, fue el espionaje de EEUU el que dio la primera pista al detectar dos direcciones de correo electrónico del terrorista.

Las primeras pistas de uno de los hombres más buscados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad llegaron a través de dos direcciones de correo electrónico. La información llegó a Centro Nacional de Inteligencia (CNI) enviada por la National Security Agency (NSA) de EEUU y después trasladada a la Guardia Civil.   Según cuenta este martes Fernando Lázaro en El Mundo, el centro de espionaje estadounidense, especializado entre otras cosas en la investigación de comunicaciones a través de Internet, detectó dos correos electrónicos que podrían haber sido utilizados por el terrorista para enviar comunicaciones internas desde cibercafés, una práctica normal dentro de ETA para intentar no dejar rastros en otros ordenadores.   Como ya se informó este lunes, el "rastro" de Txeroki en la red ha sido decisivo para su localización en suelo francés y para que se decidiera este domingo activar el dispositivo para la detención de quien mandaba en el sector "más duro" de ETA.   "Txeroki" y López Zurutuza, en la comisaría de Bayona   Los terroristas "Txeroki" y Leire López Zurutuza han llegado esta madrugada a la comisaría de Bayona, donde continuarán declarando. El considerado jefe de los pistoleros de ETA y su compañera han sido trasladados en dos coches distintos desde la localidad pirenaica de Cauterets, donde fueron detenidos, a la comisaría de Bayona cubiertos por mantas.   Previsiblemente a los dos etarras se les trasladará a lo largo de este martes a París, donde comparecerán ante el tribunal de la capital francesa encargado de asuntos de terrorismo.