HISTORIA DE ESPAÑA
HISTORIA UNIVERSAL
Norma para los historiadores cristianos
La Iglesia tiene dada una norma para los historiadores cristianos. La formuló por medio del Papa León XIII. Y, ¿cuál será la consigna de la Iglesia para los historiadores católicos? Podríamos esperar, tal vez, que les diera como norma que hicieran propaganda de la Iglesia, o que defendieran a la Iglesia de las calumnias y ataques, o que presentasen los casos y hechos valiosos, meritorios, indiscutiblemente positivos, y tal vez los que argumentasen a favor de que la Iglesia es sobrenatural, de origen divino, y no una creación o invención humana fraudulenta. Pues no. La norma que da la Iglesia a los historiadores católicos está formulada así:
no atreverse a decir algo falso y no atreverse a no decir lo verdadero.
Son palabras donde no se nombra a Dios, ni a
Jesucristo, Dios y hombre verdadero, ni la autoridad de la
Iglesia, de los Concilios, ni del Papa. Son palabras de pura
razón natural para expresar algo a lo que se puede llegar con la
pura razón y no por la revelación ni la fe. Es más son
palabras de Cicerón, al que León XIII cita expresamente. Y
Cicerón no es un cristiano. Es un romano de la época
precristiana. Es una norma para todo historiador y para toda
persona. No es una norma para ser un historiador cristiano, sino
para ser historiador.
Es de ley natural. Lo que
aporta la Iglesia son los medios
sobrenaturales para poder cumplir esa y las demás normas de
razón y de ley natural: su autoridad para enseñar con seguridad
infalible las normas incluso de razón, y la gracia para poder
cumplir esas normas y que eso sea meritorio para ir al cielo. No
son normas para ser buen cristiano, sino para ser buena persona.
Atrévete a pensar y a decir la verdad, Aude, como dice Cicerón. No te atrevas a omitir la verdad de los hechos y su significado.